En 1973 se alcanzó la tasa de sindicalización más alta de la historia de Chile, llegando a un 34 %. la cual hubiera llegado a cerca de 50 % en la década de los 80’, sino hubiese existido la Dictadura. El Plan Laboral impuesto en 1979 (y aún plenamente vigente), se trató de una revolución que cercenó los derechos colectivos de los trabajadores a través de 4 Pilares: Huelga que no paraliza (se permite el reemplazo y el descuelgüe), Negociación que no distribuye (sólo se puede negociar a nivel de empresa), paralelismo organizacional y reproducción de la cultura individualista en la esfera del trabajo (despolitización sindical).