Por Alejandra Carmona/El Mostrador
Ya lo veía venir, pero ese día en el Paseo Ahumada sintió en su bolsillo el resumen del sistema de pensiones.
“Me quería tomar un helado, pero me conformé con mirar nomás. Uno sabe que son mil pesos que pueden servir para otra cosa”, dice Ingrid Díaz (66), sentada en un sillón en su casa en Las Rejas Norte, Quinta Normal.
Trabajó toda su vida como profesora de Castellano y Lenguaje en colegios de Peñalolén y los últimos 25 años sólo en el Mariano Egaña, en Grecia. Tenía un sueldo que llegaba a los $ 800.000 y en promedio, durante toda su vida, nunca bajó de los $ 500.000. Sin embargo, desde que jubiló –en noviembre de 2007– gana menos de $ 200.000 que se transforman en $140.000 con los descuentos de su isapre, Consalud.
Es una realidad a la que se han tenido que enfrentar algunos pensionados. Son los mismos que no tienen nada que celebrar en el cumpleaños número 30 de la creación del sistema de AFP que está vigente desde noviembre de 1980 y cuya misión principal es, según lo dice el mismo sitio de la Superintendencia de Pensiones, “asegurar un ingreso estable a los trabajadores que han concluido su vida laboral, procurando que dicho ingreso guarde una relación próxima con aquél percibido durante su vida activa”.
¿Qué relación tiene $800.000 con $140.000? Son números similares los que muestra la propia Superintendencia de Pensiones en su página web. De acuerdo a las cifras, la remuneración promedio de un cotizante dependiente es de $ 507.948, pero el promedio de una pensión es de $ 176.456.
La conclusión del ingeniero comercial y encargado del área de Protección Social del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda), Gonzalo Cid, no es otra que ésta: “Después de tres décadas este sistema ha llevado a que un chileno o chilena cuando se jubile quede pobre”.
Inventó una nueva forma de sobrevivir: compra ropa de segunda mano a amigos o vecinos y la lava, arregla, plancha y la vende en oficinas.
“Yo siento que sólo las AFP ganan. Me da indignación porque yo tenía 42 millones de pesos. Me da rabia pero tengo que controlarla para seguir viviendo”, cuenta.
Hace dos años, Cenda hizo un estudio sobre la situación del sistema de las AFP en Chile que abarcaba desde 1981 al 2009. Las conclusiones demostraban que las cifras entonces significaban sólo un beneficio para las empresas y para aquellas que se fortalecían con el dinero que era descontado mensualmente de los sueldos brutos de todos los chilenos.
“Al ver todas las pensiones, uno se da cuenta que el 60% de eso lo ha puesto el Estado –a través de instrumentos como bonos de reconocimientos o pensiones asistenciales, por ejemplo–. Sólo el 40% ha sido entregado con platas de las AFP. Esto demuestra que este es un sistema donde las instituciones lucran, obtienen altos recursos y han significado una carga altísima para el Estado”, señala Cid, quien resume que los aportes de los cotizantes más el aporte del Fisco, ese el año, el 2008, alcanzó 3,8 billones de pesos y la suma de todas las pensiones y beneficios pagadas por las AFP ese mismo año fue de 1,5 billones. Ósea ello demuestra que claramente el sistema de reparto funcionaría en Chile, y que hay un excedente de 2,3 billones que es equivalente a la cifra que el Estado propuso que podría entregar en 4 ó 5 años a los estudiantes”, dice Cid.
El ex presidente de la Democracia Cristiana, Ricardo Hormazábal, acaba de lanzar el libro “El gran engaño, 30 años del sistema de AFP”. Con esto, el abogado da inicio oficial, además, a su cargo como presidente de la recién creada Asociación de Consumidores y Usuarios de Servicios Previsionales, AFP. “En Septiembre de este año, los Fondos de Pensiones, luego de perder casi 25 mil millones de dólares entre abril y ese mes, alcanzaban a los 132.661 millones de dólares, casi tres veces el Presupuesto de Chile. Por su parte, estos especuladores, de acuerdo a la Superintendencia de Pensiones, manejaban inversiones en instrumentos extranjeros por un monto de US$ 55.103 millones, equivalente a 36,8% del valor total de los activos del sistema. Esta suma, manejada por 6 personas, sin mayor control, es similar a todo el Presupuesto Nacional de Chile del año 2011”, dice Hormazábal, quien ha tenido que vivir en carne propia el sistema: “Si yo me hubiese jubilado en diciembre del año pasado y no hoy, mi jubilación habría sido 20% más alta”. Hormazábal dice que “la existencia de tres sistemas previsionales que conviven en la actualidad en nuestro país, complejiza la situación, ya que existen requisitos y situaciones que están en leyes y entidades distintas. Un uniformado obtiene una pensión casi diez veces superior a la de un afiliado a AFP y un jubilado del ex INP obtiene una pensión 4 ó 5 veces superior a las de las AFP”.
Otro de los argumentos de las AFP es que las estadísticas que muestran cifras de pensiones promedio, encierran una “enorme diversidad de situaciones, lo que hace que no sea correcto sacar conclusiones sin efectuar un estudio acabado de los casos”. Y mencionan como ejemplo a pensionadas mujeres que sólo se afilian para obtener el bono por hijo, que se paga sólo como pensión. También cuentan a trabajadores independientes con bajos aportes, los cuales mantienen la propiedad de su ahorro, que cumplida la edad legal retiran estos escasos ahorros como pensión.
En las Administradoras de Fondos de Pensiones aseguran que han cumplido con su rol de administrar, obteniendo rentabilidad anuales promedio de UF + 8,8% desde su creación, lo que duplica aquella con la que se proyectó el sistema. “Basado en esta constatación, el informe de la comisión Marcel señala que todos aquellos que coticen regularmente, obtendrán pensiones similares a su remuneración. Sin embargo, existen causas demográficas y también del mercado del trabajo que se traduce en densidad de aportes menores a las necesarias para obtener una buena pensión. Dentro de los factores que inciden en las pensiones están: mayor expectativa de vida de los chilenos, ingreso más tardío al mercado laboral por estudios, periodo de ausencia de cotizaciones por desempleo, abandono del mercado laboral especialmente las mujeres para el cuidado de los hijos, niveles de renta e informalidad, etcétera”, señala Roberto Fuentes, gerente de Estudios de la Asociación de AFP.
QUIEREN MILLONES
Rosa Bustos trabajó 37 años en la Tesorería General de la República. El año 1981 se cambió del sistema estatal al de AFP porque recibió una orden-sugerencia de su jefe: “Él era un oficial de marina retirado y nos dijo que nos cambiáramos a las AFP”. Nunca ganó menos de $ 400.000. Hoy recibe $ 180.000. Lo mismo que gana cuesta el dividendo que paga por el departamento donde vive sola en la calle Huérfanos, en el centro de Santiago. “Me habían dicho que iba a ser poco, pero no pensé que tanto”, dice Rosa.“Cuando analizamos quiénes se llevaron estas platas vemos que el 2008 el 70% del total se lo llevaron 10 empresas, entre las que destacan: el grupo Matte, Cencosud, Entel, Copec, Endesa, CMPC, Falabella, D&S y Soquimich. ¿Dónde podemos ver los dineros de todos los chilenos? En las expansiones de los mall, los supermercados y los Copec de las carreteras”, dice Gonzalo Cid, economista del Cenda.
Ingrid Díaz (66) trabajó toda su vida como profesora de Castellano y Lenguaje en colegios de Peñalolén. Su sueldo promedio fue de $ 500.000. Ahora recibe $ 200.000 que se transforman en $140.000 con los descuentos de su isapre.
LA VERDAD DE LAS AFP
En el mercado existen 6 AFP que se reparten la torta así, según el número de afiliados: Capital (1.920.586), Cuprum (612.458), Habitat (2.169.113), Modelo (350.084) Planvital (393.289) y Provida (3.490.684). Según el libro de Hormazábal, hay ocho hipótesis que rondan sobre el sistema. Una de éstas es que es falso que el sistema de reparto en Chile requería de las AFP para solucionar los defectos que lo afectaban, como señalaban muchos de quienes defendían el modelo antes de que se estableciera. Según Hormazábal, éste es el responsable de la “abrumadora concentración de la riqueza que se ha producido en Chile”. Y, además, señala que no es verdad “que el sistema de las AFP sea un modelo para el resto del mundo”. El año 2009, el economista y Premio Nobel norteamericano Paul Krugman, agradeció a Dios que Estados Unidos no adoptara el modelo de pensiones chileno. “Se hubiera producido otra gran crisis”, dijo. “Los actuales pensionados que reciben una jubilación por el sistema de capitalización individual, no son pensionados puros, ya que los pensionados por vejez corresponde a personas que han permanecido sólo una fracción en el nuevo sistema. Los pensionados puros comenzarán a jubilarse masivamente recién el año 2021”, dicen en la Asociación de AFP, donde también retrucan a quienes sacan conclusiones respecto a los 30 años del sistema. “Es erróneo calcular tasas de reemplazo de pensión, comparando el monto de la pensión con las últimas rentas. Lo usado a nivel internacional es el promedio histórico de toda la vida laboral o el promedio de las rentas de los 10 últimos años como lo establece la ley chilena para jubilar anticipadamente”.El año 2009, el economista y Premio Nobel norteamericano Paul Krugman, agradeció a Dios que Estados Unidos no adoptara el modelo de pensiones chileno. “Se hubiera producido otra gran crisis”, dijo.
EL GRAN NEGOCIO
América Benavides jubiló hace tres años. No quiere contar cuál es el monto que recibe actualmente, pero asegura que se parece a lo que pensó que iba a recibir. “Yo gano la quinta parte de mi sueldo”, se queja. “En diciembre vi al senador Zaldívar en el canal del Senado decir que los jubilados se iban con el 30% de su sueldo. Yo creo que hay gente que se va con menos. Lo ideal debería ser un 80% o un 85% de lo que uno ganaba, pero no menos que eso”, se queja América, que debió ajustar su vida a esta nueva realidad: “Todo lo de recreación se tuvo que disminuir. La compra de un libro, del diario o una revista. Hasta la alimentación se debe planear de otra forma. Los fines de semana queríamos que hubiera un mayor contacto familiar, como una once en la tarde, pero ya nada de eso es posible. Ya no podemos invitar a la familia porque no alcanza”, cuenta América, quien vivió siempre con el buen sueldo que recibía como enfermera titulada de la Universidad de Chile, hasta que hace tres años le cambió la vida.Hipólito Quintana cotizó durante 30 años. Se jubiló anticipadamente porque no confía en el sistema. “Es inaceptable, por ejemplo, que haya sucedido una situación tan grosera como la de La Polar, que las AFP hayan tenido acciones ahí y nadie se hubiera dado cuenta de lo que iba a suceder”, se queja.
De acuerdo a Gonzalo Cid, uno de los puntos clave en el negocio de las AFP es qué pasa con los excedentes. El ingeniero explica que si bien ese monto no va directamente al bolsillo de nadie, sino que al fondo de pensiones, se puede ver quién usufructuó de esos dineros que perfectamente podrían traducirse en créditos blandos o préstamos. Esto se produce porque ese multifondo se invierte y se compran instrumentos financieros, por ejemplo en la Bolsa. Es así como muchas AFP tenían, por ejemplo, acciones en La Polar.
“Cuando analizamos quiénes se llevaron estas platas, vemos que el 2008 el 70% del total del monto invertido en Chile, se lo llevaron 10 empresas, entre las que destacan: el grupo Matte, Cencosud, Entel, Copec, Endesa, CMPC, Falabella, D&S y Soquimich. ¿Dónde podemos ver los dineros de todos los chilenos? En las expansiones de los mall, los supermercados y los Copec de las carreteras. Todo eso se construyó con la plata de los chilenos siendo que el 2008 los chilenos tuvieron enormes pérdidas y todas esas empresas son sociedades anónimas y no tienen por qué rendirles cuentas a los chilenos”.
Gonzalo Durán, economista de la Fundación Sol, dice que básicamente las AFP se enriquecen gracias a tres factores: es una inversión sin riesgo, que se lleva a cabo en un mercado altamente concentrado y con escasa información para sus clientes.
El primer punto, según explica, se debe a que la cotización para los trabajadores asalariados es obligatoria y el negocio de las AFP es la captación y retención del afiliado. “Es muy importante dejar claro que la rentabilidad de los fondos de pensiones no tiene relación alguna con las utilidades de las AFP. Por lo tanto, los fondos pueden desplomarse e incluso evaporarse, producto de la lógica de Casino que impera en este negocio, y, ello no significa mella alguna en las utilidades de las AFP: gana la empresa, pierden los clientes de las AFP, es decir los trabajadores. Ello se relaciona estrechamente con las asimetrías de información.
Teóricamente, el sistema supone que si los fondos tienen una mala rentabilidad, el afiliado debería cambiarse de AFP y eso no le convendría a la compañía. Sin embargo, el truco está en que la gran mayoría de los clientes de AFP no conocen la situación de sus fondos, existe un grado de desinformación importante que limita el éxodo desde una AFP hacia otra”, explica Durán.
Rosa Bustos trabajó 37 años en la Tesorería General de la República. Ganaba $ 400.000. Hoy gana menos de la mitad. Inventó una nueva forma de sobrevivir: compra ropa de segunda mano a amigos o vecinos y la lava, arregla, plancha y la vende en oficinas.
Los otros factores a los que apunta Durán dan cuenta de un negocio que no asegura ni rentabilidades ni una tasa de reemplazo (es decir, el porcentaje que representa el valor de la pensión del salario que la persona ganaba cuando trabajaba) para los dueños de los fondos, los trabajadores. Durante los últimos 12 meses, las personas que tiene su dinero en el fondo A, vieron caer sus ahorros en 10,7%, en el fondo B en un 7,4% y en el fondo C en un 4%, problema de marca mayor considerando que estos tres fondos concentran el 80% del pozo total. “No obstante las utilidades de las AFP durante el primer semestre de 2011, aumentaron en un 1,6% con respecto a igual período de 2010, llegando a $126.220 millones. Finalmente la rentabilidad sobre el patrimonio neto inicial del sistema el 2010 llegó a 27%, e incluso Cuprum y Habitat obtienen rentabilidades sobre el 45%”, dice Durán.
Hipólito Quintana (58) cotizó durante 30 años en una AFP. Su renta promedio siempre fue de un millón de pesos. Se jubiló anticipadamente hace un año con 600 mil pesos mensuales, pero ahora el monto bajó a cerca de 500 mil pesos. “El monto depende de muchas variables. Una de ellas tiene que ver con la esperanza de vida, que era de 85 años y subió a 87”, cuenta. Hipólito se jubiló anticipadamente por una razón fundamental: no confía en el sistema. “Prefiero jubilarme ahora, aunque sea por menos, que hacerlo después que no sé qué pasará. Hay mundo que los afiliados no conocemos y del cual no hay información. También falta control. Es inaceptable, por ejemplo, que haya sucedido una situación tan grosera como la de La Polar, que las AFP hayan tenido acciones ahí y nadie se hubiera dado cuenta de lo que iba a suceder”.
Publicado originalmente en El Mostrador