Por Sofía Montedonico/Colaboradora Fundación SOL
Mi nombre es Pedro La Paz, soy un comerciante de ferias libres desde hace 42 años, ahora estoy pronto a jubilarme, y hartos cambios hemos vivido en nuestras ferias.
Trabajador asalariado v/s comerciante independiente
Por el año ‘68 me vine de Chillán a trabajar a Santiago, del ’68 al ’70 más o menos trabajé en industrias textiles. Trabajé ahí en Paños Continentales, una industria de polar, y luego en otra empresa de frazadas. En esos años era un sueldo semanal, entonces de lunes a viernes trabajaba y el día viernes salía pagado, ¡pero era poco! En total trabajé como tres años y poco a poco me fui independizando.
Cuando tenía 21 años más o menos empecé a trabajar con artesanías, ya que como buen chillanejo viajaba para allá y me traía los materiales para hacer chupallas, esos sombreros de paja, y acá compré una máquina y empecé a trabajar. Las hacía yo mismo, las adornaba y las salía a vender a diferentes ferias. Trabajé en Peñalolén, en esa feria que está en Ictinos con Lo Hermida. Entonces, en la semana trabajaba en textil y sábado y domingo lo trabajaba en el negocio, y al ver que éste era bueno, que me era más rentable que lo otro, me independicé totalmente. Empecé a trabajar con la intención de progresar, de tener algo y no estar como estaba siempre… por eso, a costa de bastante esfuerzo y de administrar bien la plata cuando cumplí 21 años había hecho un ahorro y me compré esta propiedad donde vivo actualmente.
Golpe militar
En los años ’71 y ’72 el negocio era muy bueno, súper bueno. Como decía, el primer año ya me pude comprar esta propiedad, pero ya después del año ’73 se echó a perder la cosa a causa del Golpe de Estado. Ya no había la misma plata que había antes y todo era más restringido, no se podían hacer muchas cosas, por lo que opté por cambiarme de rubro y empezar a trabajar la verdura. Me cambié de feria y cambié de rubro, me vine de arriba de Peñalolén a Macul (a Ñuñoa que era antes). En Grecia con Juan Moya estaba la feria, ahí trabajaba los días miércoles y domingo, tenía otras ferias en Santa Julia con Rodrigo de Araya y así en diferentes lados. Ahora trabajo en la Juan Pinto Durán, esa que está ahí atrás de la cancha del mismo nombre, allá en Macul. En ésta trabajo jueves y domingo, y ahora tenemos otra feria allá en Quilín con el Líbano.
Un día normal de trabajo
Si bien mi trabajo no es un trabajo estresante sí es bastante sacrificado, porque yo voy a las dos de la mañana a comprar a la vega, generalmente los días viernes cuando no tengo feria. Voy a Lo Valledor a comprar a los camiones que llegan de Rancagua y Colina, y tipo 7:30 y 8:00 estoy de vuelta en mi casa. Después arreglo mis verduras y preparo todo lo que tengo que preparar para el día sábado; me voy como a las 3:30 de la mañana a instalar mi puesto a la feria, ahí tengo algunas personas que me ayudan a descargar y mi hermano y un sobrino trabajan conmigo. Ellos me trabajan el día sábado y domingo, con ellos ordenamos la mercadería, tratar de darle la mejor presentación posible, para que el cliente se sienta atraído, porque de eso se trata, ya que si yo tiro las cosas al lote la cosa no resulta, por lo tanto, hay que matizar los colores o sea darle la vista al cuento. Hay muchos colegas que no lo hacen, que llegan y tiran el cajón, yo no, yo tengo la precaución de matizar colores, porque pongo la acelga que es verde al lado de la coliflor, que es blanca, después la zanahoria que le va dando otro matiz, entonces ahí voy y cualquiera que mire se da cuenta.
Ya teniendo mí puesto instalado no me hago problema, porque tengo a mi clientela y no necesito ir a buscarlos ni estar gritando, porque muchos acostumbran al grito pero no a todos les gusta eso. En cambio yo con mis clientes tengo una relación de años y tengo unos muy buenos, que son fieles, que llegan, compran y todo lo que necesitan lo encuentran en el puesto, porque ando trayendo de todo, todo lo que es verdura; el ají, el zapallo, el poroto verde, la arveja, la haba, el cilantro, granado, choclo, el limón, la espinaca, el cebollín, para que el cliente cuando llegue encuentre todo lo que necesite y eso le gusta, por lo tanto es bueno tanto para él como para mí. Son como 35 artículos más o menos, y últimamente he aumentado la cantidad y la variedad porque ahora mismo están saliendo cosas nuevas; antes el brócoli no se conocía acá, solamente la coliflor, pero ahora se consume mucho. Y así, con mis clientes voy formando una especie de relación, hay como una amistad entre el cliente y el comerciante, ya que a veces llegan algunos con problemas y uno tiene que ser como el paño de lágrimas. Se conversa un poco, es como familiarizarme con el cliente.
El sindicato y la participación en la directiva
El sindicato hace muchos años que estaba creado, pero anteriormente no funcionaba bien porque la gente no confiaba en la directiva. La feria siempre ha tenido organización, ha sido sindicalizada, incluso ahora está asociada a la ASOF (Asociación Nacional de Organizaciones de Ferias Libres), pero muchos dirigentes velaban por su propio beneficio, y en una ocasión unos colegas me dijeron que tenían ganas de reorganizar el sindicato, pero no había quién se hiciera cargo, nadie quería asumir la responsabilidad. Entonces, como por el año 2003 me dijeron si quería postular a la directiva, yo les dije que no quería pero igual lo iba a hacer. Así fue como postulé y salí elegido dirigente, claro porque la gente me conoce de años y veían a una persona que podía responder, así que asumí el cargo de tesorería, para administrar las platas y los fondos que genera el sindicato.
Una vez elegidos como dirigentes, nos presentamos al tiro al alcalde y así comenzamos a tener una relación con el municipio donde ambas instancias nos encargamos de organizar los feriantes, con el tema de las patentes, porque cada nuevo feriante debe pedir un permiso a la municipalidad para trabajar en cada feria. Acá el sindicato y el municipio dicen si hay cupos, si no hay no se puede ingresar, por ejemplo ahora está difícil entrar porque los cupos están limitados en las 6 ferias que tenemos.
De esta forma, fuimos estableciendo una buena relación con el municipio, y el alcalde siempre nos decía: ‘tráiganme un problema pero con su solución y yo veo’. Por ejemplo teníamos el problema de tener que levantar las ferias en la vía pública, al lado de las casas, lo que hacía que nos presentaran bastantes quejas tanto a nosotros como al municipio, ya que a nadie le gusta tener una feria a la salida de su casa, especialmente cuando dejan restos de pescado (que se hace más terrible en el verano)… así que presentamos un proyecto al municipio. Queríamos tener ferias concesionadas, lo que fue apoyado por el alcalde, el que incluso nos facilitó el terreno y nos entregó 30 millones de peso para el proyecto.
Primeras ferias concesionadas de Chile
Fue la gran ganada de nuestro sindicato, porque conseguimos que algunas de las ferias de Macul ahora sean nuestras y no estén en la vía pública, lo que significa que no pueden llegar y sacarnos de la noche a la mañana. Además, se podría decir que estas ferias han sido el punta pie inicial para las diferentes comunas.
Por el año 2003, 2004, partimos estas ferias como ferias modelos, donde todos los puestos (en ese tiempo carpas) eran iguales, y luego poco a poco fuimos luchando por la negociación de los terrenos para instalar la feria. Afortunadamente en Macul el alcalde, Sergio Puyol, era muy cercano y muy accesible a todo, entonces le comentamos que teníamos un lugar bien bueno en Las Torres, donde cabían varios puestos de feria, y le trajimos un plano que elaboramos nosotros. Ahí le íbamos diciendo que queríamos hacer la feria de este modelo, de este estilo y al alcalde y a otras personas le gustó mucho, incluso conseguimos el apoyo de Banco Estado y otras organizaciones.
Ahora, con los colegas fue diferente, porque cuando les presentamos el proyecto, lo que costaba, cómo se podía pagar, etc. la mayoría decía al comienzo que no, “que cómo nos vamos a ir ahí” “que no va a resultar”… pero ahora todos están felices.
Todo esto te da más estabilidad y orden, porque por un lado, nosotros por decreto municipal tenemos la concesión por 50 años, lo que significa que por 50 años trabajamos tranquilos, y ahora si yo quisiera vender mi puesto, éste cuesta 6 millones de pesos. Esto es un cambio total, incluso los que no querían la feria ahora están felices, porque a pesar de haber significado harto trabajo y hartas luchas, los que estamos en la feria estamos viendo la recompensa, vemos que los proyectos que lanzamos han sido beneficiosos para todos.
Ferias modelo: una nueva forma de organizar y vivir la feria
Las ferias modelos se contraponen a la feria tradicional, la que tiene la carpa, el puestecito que se arma con fierros, etc. Estas nuevas ferias son modelo porque tienen una estructura metálica techada, que favorece tanto al cliente como al comerciante, y no se tienen que armar carpas ni nada, sino solo instalar los tableros y la mercadería. Empezamos a pensar en modificar el sistema de la feria para crear algo que fuera más atractivo para el cliente y más cómodo para nosotros, para no exponernos tanto a la humedad, a la lluvia, y en general a la intemperie.
Al mismo tiempo, fuimos transformando el trato hacia el cliente, porque antiguamente el comerciante hacía lo que quería, le robaba el peso, lo trataba mal, la cosa era más al lote. Pero nosotros tenemos que entender que dependemos del cliente, que vivimos de él y si no logramos atenderlo bien y darle un buen pasar, un precio justo, una buena atención y todo eso, prácticamente no vamos a avanzar ni progresar. Así que con varias reuniones que hicimos logramos muchos cambios en las ferias modelos: ahora hay un estricto control del peso y la atención al cliente está garantizada por la directiva, porque frente a cualquier reclamos ésta va allá y le llama la atención e incluso puede castigar al comerciante (suspendiéndolo).
De esta forma, fuimos instalando un orden y una disciplina, porque antiguamente en las ferias cada cual hacía lo que quería; se llegaba a la hora que se quería, no se dejaba que los clientes escogieran el producto, por lo que, fue bastante largo establecer este nuevo trato. Hubo que llamarles muchas veces la atención y si se le citaba y el comerciante no cambiaba su actitud, el sindicato tenía el poder de echarlo de la feria.
Todo esto nos trajo buenos resultados porque la gente anda más segura, porque aparte del orden contamos con vigilantes, inspectores y carabineros, o sea hay un poco más de seguridad, más resguardo. Entonces, el cliente se siente más protegido, lo que lo atrae más a estas ferias, es el trato y la calidad de la mercadería lo que éste se lleva. Hay que reconocer que hay ferias que son más baratas, ferias de La Pintana, San Bernardo son mucho más baratas que las nuestras, pero también la calidad de la mercadería es otra. Además, disminuye la relación de competencia entre feriantes, ya que, por ejemplo hay artículos que yo no los tengo pero los tiene mi colega de al lado, entonces yo mismo lo llevo para allá, por ejemplo, yo tengo habas pero sin desgranar y el de al lado las vende desgranadas en bolsitas, y si el cliente quiere desgranadas lo llamo para que traiga una bolsita. Entonces, muchas veces se vende el mismo producto pero de diferentes maneras y cada cual tiene sus clientes, y estos saben que si quieren un poco más de calidad tienen que pagar un poco más. Por otro lado, nosotros conseguimos con el municipio la clasificación del rubro, es decir, si yo vendo verduras no puedo echar nada más en mi puesto, si yo vendo frutas, solamente puedo vender eso, lo que ayuda también a disminuir el desorden y la competencia entre los socios. Esto significó muchas discusiones para poder separar los productos, por ejemplo si la palta es una fruta, no la vende el verdulero o el tomate como es una hortaliza había que definir si entraba como verdura o no y así, pero luego de separar todos los rubros no hubo más problemas.
Ahora nosotros tenemos 3 ferias modelos en Macul; la feria de Juan Pinto Durán, al de Quilín, que se llama Nuestra señora del Carmen porque está al frente de la clínica con el mismo nombre, y la última que se encuentra en Las Codornices, cerca de la rotonda de Departamental con La Florida. En Chile ya son varias las ferias que van copiando este modelo, en San Bernardo e incluso en Coquimbo parece que están funcionando ferias concesionadas y muchos siguen tomando esta iniciativa. Pero, fue en nuestras ferias de Macul donde se generaron las primeras ferias concesionadas del país.
Diferencia entre el feriante indisciplinado y el feriante ordenado
Muchos han empezado a copiarnos con las ferias modelos, pero hay otros que se oponen fuertemente a estos cambios. El otro día conversaba con un caballero de una feria de Pudahuel y me decía “no po’, si la feria es libre, tiene que ser libre y vender lo que uno quiere”, es otra visión de las ferias y les gusta mantenerse así, pero ahí no hay respeto por nadie ni por la directiva. Nosotros en ese sentido tenemos un orden y nos pusimos de acuerdo para no vender lo que no dice mi patente, para no quitarle una posibilidad a mi colega.
Muchos de los feriantes trabajan para vivir el día nada más, que son indisciplinados porque no tienen un orden, no pueden avanzar y muchas veces sus hijos después tienen que llegar a lo mismo y seguir trabajando en la feria. Sin embargo, si bien para mí no es ninguna deshonra ser feriante, por el contrario, hasta mis hijos se tienen que sentir orgullosos porque lo que hoy día son lo han logrado gracias al trabajo de la feria… uno tiene que ser ordenado, exigirse un poco a sí mismo para que todo salga bien.
Tiempo para la familia, tiempo para el trabajo
La feria me ha dado todo lo que he logrado; mi propiedad que compré a los 21 años, la posibilidad que mis dos hijos puedan seguir estudiando y vivir bien, sin deudas... Siempre he tenido tiempo para mi familia. Si bien es cierto que sábado y domingo son días diferentes a lo normal, porque para todo el mundo los fines de semana son los días familiares, para mí son los días lunes. Uno trabaja sábado y domingo sí o sí, porque son LOS días de la feria que generan mayores recursos, así que en la semana, cuando los niños llegaban del colegio, compartíamos y podíamos estar juntos, y así formamos una familia bien constituida
Si bien el trabajo en la feria es sacrificado y demanda harto tiempo, pero como en todo trabajo, no es un espacio estresante, incluso yo lo considero hasta como una terapia; uno va, conversa con diferentes personas y cada persona es un mundo diferente. Por otro lado, uno establece confianza con el cliente y cualquier problema que uno tenga lo olvida, porque el sistema de trabajo prácticamente no deja tiempo para encerrarse en los problemas; yo no puedo llevarle mis problemas al cliente. Estando trabajando uno se olvida de todo lo demás, estoy trabajando estoy dedicado a lo que estoy haciendo. Además, las características del trabajo son buenas porque si uno es ordenado va a vivir bien, incluso diría que mejor que un profesor porque el sueldo es mayor…