Publicada en El Desconcierto el 3 de marzo 2022
Por Recaredo Gálvez y Andrea Sato, Fundación SOL
En Chile hay poco más de un millón de personas que pertenecen a una organización sindical, de un total de 8 millones y medio de personas ocupadas. Entre otras cosas, pertenecer a un sindicato permite negociar los reajustes periódicos y el incremento del sueldo base. Ambas son cuestiones monetarias que en el actual contexto de crisis juegan un rol importante en el día a día. ¿Qué pasa con aquellas personas que no están sindicalizadas? Pues dependen de lo que resuelvan sus empleadores para establecer las condiciones de trabajo.
Dado lo anterior, en Chile el 50% de las y los trabajadores recibe ingresos líquidos mensuales menores a los $ 420.000 (Gonzalo Durán y Marco Kremerman, “Los verdaderos sueldos de Chile: panorama actual del valor de la fuerza de trabajo usando la Encuesta Suplementaria de Ingresos ESI”). Es más, al analizar los últimos datos disponibles de la Encuesta Suplementaria de Ingresos, se aprecia que en aquellas grandes empresas, de 200 o más trabajadores, el 50% de ellos recibe menos de $ 554 mil líquidos. Al considerar a quienes laboran tanto en medianas como en grandes empresas, la mitad de las personas en aquel grupo reciben menos de $ 500 mil, líquidos al mes, monto que supera escasamente la línea de pobreza para un hogar de 4 personas ubicada en diciembre del 2021 en $ 490.916. ¿Quiénes se pusieron de acuerdo para esto? ¿Quiénes establecen el valor de la fuerza de trabajo?
Si bien en las grandes empresas hay una mayor presencia de organizaciones sindicales (en comparación con los demás tipos de empresa), estas son organizaciones pequeñas, con un rango de acción limitado y con pocas probabilidades de perdurar en el tiempo. Acordar mejoras laborales o incrementos salariales es extremadamente difícil en un escenario de sindicatos atomizados y coartados por un modelo de relaciones laborales que favorece a la patronal.
Las organizaciones sindicales existentes son débiles en número: la mitad de las más de 11.600 que es posible observar (al mes de enero de 2022) tienen 40 o menos socios y socias. El sindicato más numeroso en el país pertenece al sector retail y del tipo Inter Empresa. Es además una organización compuesta principalmente por mujeres, las que representan el 67,5% de las personas afiliadas.
La distribución nacional de organizaciones favorece a las regiones Metropolitana, de Valparaíso y Biobío, siendo estas las que concentran el mayor número de sindicatos. No obstante, el problema más que el número de organizaciones es su tamaño y alcance. Si un sindicato es pequeño tendrá menor poder negociador en una gran empresa, lo cual se recrudece si puede haber más de un sindicato en la misma compañía.
La ley también limita la acción de las organizaciones para poder negociar, limitando al nivel de empresa su acción, con lo cual dificulta que las organizaciones de trabajadores/as puedan realizar transformaciones que logren tener un alcance mayor. Por ejemplo, que existiera la posibilidad en el retail de que las organizaciones del sector que representan a trabajadores/as de distintas empresas puedan negociar con los empleadores de esas mismas empresas para consolidar acuerdos que permitan que existan contratos para toda persona que trabaje en dicho sector; esto fortalecería la acción sindical ya que pondría en el centro la unión de las y los trabajadores.
Durante el mes de enero, desde Fundación SOL junto con Global Labor Justice, se dio el vamos a la campaña #TuTrabajoVale, la que tiene como objetivos disputar el valor de la fuerza de trabajo desde la perspectiva de los y las trabajadoras, construir estrategias orientadas a establecer alianzas de clase para fortalecer el repertorio de acción de los sindicatos y priorizar la unión de la fuerza de trabajo, en este contexto de debate constitucional. En el evento de lanzamiento de esta iniciativa las organizaciones sindicales invitadas reforzaron una perspectiva orientada a la consolidación de derechos colectivos en el trabajo, en los ámbitos del sindicato, negociación colectiva y huelga, tomando posición frente a la avanzada depredadora de derechos del capital.
Profundizando en los anterior, un estudio sobre sindicatos y negociación colectiva, realizado por Fundación SOL permite apreciar cómo en países donde existe negociación colectiva multinivel (es decir, empresa, sector y nacional) la desigualdad medida con el índice de Gini es menor. Por tanto existe al menos el indicio, a partir de la experiencia comparada, de lo importante que resulta la acción colectiva de las y los trabajadores, para reducir la desigualdad.
Más que imponer normas tutelares al trabajo, la perspectiva sindical se enfocó en el desarrollo de espacios de libertad y autonomía, para que las organizaciones de trabajadores/as puedan configurarse y negociar en todo nivel y, además, puedan tener el control efectivo de sus acciones mediante una huelga libre. Todo para mejorar las condiciones materiales de vida mediante el diálogo y el equilibrio de poder frente a quienes controlan el capital.