Publicada en El Mostrador el 7 de febrero 2011
Por Marco Kremerman, investigador Fundación SOL
Las autoridades, más que felicitarse por la creación de nuevos puestos de trabajo mes a mes, debiesen referirse y analizar las características de esos empleos. El desempleo no se derrota con trabajos ocasionales y sin protección social.
En los últimos días se han conocido los resultados de la encuesta publicada por el INE correspondientes al trimestre móvil octubre-diciembre 2010. El gobierno celebra que la tasa de desempleo se haya mantenido en 7,1% con respecto al trimestre pasado y que la creación de empleos entre enero-marzo y octubre-diciembre 2010 alcanzara la cifra de 428 mil empleos.
Investigadores asociados a la Concertación han señalado que tal creación de nuevos empleos es al menos cuestionable ya que el cambio metodológico que incorpora la Nueva Encuesta de Empleo (NENE), cuyos datos son públicos sólo a partir del año que recién pasó, sería una de las razones que explican que durante el 2010 se haya registrado esta cifra récord de empleos creados. De hecho, si se toman los datos de la NENE para el año 2009 (año en que esta encuesta se levantaba en paralelo a la antigua encuesta, pero que no se hacía pública la información), se observa que en total se registran cerca de 400 mil nuevos ocupados, cifras muy cercanas a los valores actuales.
Si bien esta crítica es interesante y los cambios metodológicos que se incorporan en la NENE tienen implicancias múltiples y su análisis es complejo, en Fundación SOL, nos parece que esta discusión absorbe por completo los temas de fondo, que tiene que ver con la calidad de los nuevas ocupaciones y se reduce sólo a cuestionar políticamente la meta autoimpuesta por el Gobierno de crear 1 millón de empleos en 4 años
Ya en los gobiernos anteriores se venía observando un debate débil en términos de contenido, centrado sólo en aspectos cuantitativos y en los grandes números, que en Chile, como bien sabemos, esconden enormes desigualdades y resulta poco representativo. La administración actual agudiza este déficit y no ha querido entrar en el debate sobre la calidad de los empleos creados. Aún más, parece que sólo le importara cumplir la publicitada meta del millón de empleos, y como en un solo año ya se ha alcanzado más del 40% de esta meta, sólo habría que celebrar. Si llegamos a la meta, con trabajos de 3 horas a la semana, informales, sin protección y en algunos casos sin remuneración (categoría de familiares no remunerados) da lo mismo, lo importante es la meta y el check list.
Para se más precisos, si analizamos en detalle los 428 mil nuevos empleos nos encontramos con el siguiente escenario:
i) Prácticamente 6 de cada 10 empleos creados (lo que equivale a 248 mil empleos) durante los primeros diez meses de 2010 son trabajos “por cuenta propia”, “personal de servicio doméstico” o “familiar no remunerado”, es decir, que no están vinculados necesariamente a políticas o planes de empleo del gobierno y que no están cubiertos por los sistemas de protección clásicos del trabajo.
ii) Esto se confirma al observar que el 95% de los nuevos trabajos por cuenta propia se encuentran bajo la modalidad de jornada parcial (incluidas aquellas personas que trabajan 1 hora a la semana); y 76% son Trabajadores no Calificados, Operarios y Artesanos y Vendedores del Comercio. Lo anterior, permite concluir que el aumento del trabajo por cuenta propia no corresponde a empleos de calidad ni de mayor calificación en el período de referencia.
iii) El empleo asalariado sólo ha aumentado en 158 mil personas, lo que representa un 37% de los 428 mil nuevos empleos creados entre enero-marzo y octubre-diciembre de 2010. Además, el 57% corresponde a la modalidad de servicios transitorios y suministro de personal y un 41% a jornada parcial, lo cual es una señal de mayor precarización e inestabilidad en el mundo del trabajo.
iv) La Tasa de Desempleo Integral (TDI) que ajusta la tasa de desempleo oficial por subempleo (personas que trabajan jornada parcial, desean trabajar a tiempo completo, pero no encuentran ese tipo de trabajo) y desaliento (personas que abandonaron la fuerza de trabajo porque se cansaron de buscar un empleo, pero que están disponibles de inmediato para trabajar), calculada mes a mes por Fundación SOL (tal como sugiere el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz para EE.UU.) indica que son las mujeres las que se han incorporado más precariamente a la fuerza de trabajo y que la recuperación en las regiones más afectadas por el terremoto y tsunami (Maule, Bío-Bío y Araucanía), se basa fundamentalmente en mayor subempleo.
En resumen, lo que se está observando luego de la crisis financiera mundial y del terremoto, es que los más afectados siempre son las personas que tiene menor poder de negociación. En las catástrofes y crisis pierden sus empleos y en los períodos de recuperación se van incorporando más precariamente al mundo del trabajo, quedando en un punto inferior al que se encontraban antes. Si los niveles de flexibilización que se observaban en Chile antes del ciclo negativo, ya eran elevados y acompañados de inestabilidad y precarización, ahora parecen agudizarse.
Tal como el sociólogo francés Robert Castel alerta en sus últimas publicaciones, se empieza a observar que las reglas tácitas del sistema económico requieren que todos trabajen (por horas, informal, a trato, sin cotizaciones, subcontratado, sin organizaciones sindicales, con sueldos bajos y variables), pero que sólo algunos privilegiados pueden optar a un empleo (con contrato y un sistema de protección social).
En Chile esto se nota claramente, cuando se revisan las utilidades del sector bancario, retail, minería y otros que continúan alcanzando nuevos récords, pero a pesar de que mucha gente trabaja en estas actividades de manera directa o indirecta a través de las distintas fases de las cadenas productivas (proveedores, trabajadores tercerizados, pequeñas empresas, cuenta propia), los frutos de esta ganancias sólo llegan a las personas que laboran en las fases superiores de la cadena y es por ello que la cajera/o del gran supermercado, el operador telefónico del call center de un banco, el microempresario proveedor de grandes empresas o la cosechadora de frambuesa de exportación, no sienten que la situación del empleo en Chile esté mejor.
Es fundamental para el 2011 iniciar un debate sobre la calidad del empleo en Chile. Las autoridades, más que felicitarse por la creación de nuevos puestos de trabajo mes a mes, debiesen referirse y analizar las características de esos empleos. El desempleo no se derrota con trabajos ocasionales y sin protección social. No basta con decir que si antes una persona no tenía nada y hoy obtiene algo (tal como ha mencionado la ministra del Trabajo para referirse a la creación de los nuevos empleos) estamos en mejor pie.