Los Starbucks de Chile, el templo del café gringo, el lugar donde “inspirar y nutrir el espíritu humano”, donde se sirve “el mejor café del mundo” y se trata a las personas “con respecto y dignidad”, están viviendo desde hace un mes unconflicto fundamental y muy significativo para las relaciones laborales y para la política de nuestro país.
Sus trabajadores, o “partners” como los llama la empresa, están organizados en un sindicato que cuenta con 200 socios y que destaca a nivel mundial: es uno de los pocos sindicatos que existen en los más de 44 países y 5 continentes en los cuales está presente la empresa, y es el primero que se ha formado en Latinoamérica.
En abril, el Sindicato de Trabajadores de Starbucks Coffee S.A. ha empezado un proceso de negociación colectiva que reivindicaba, en particular, un alza de salarios de acuerdo al IPC, ropa de trabajo y bonos para transporte y colación. Demandas básicas, si pensamos que en Starbucks un café cuesta más que una hora de trabajo y que la empresa ha aumentado en un 147% sus ganancias.
La falta de disponibilidad a negociar por parte de la empresa obligó el sindicato, a fines de junio, a adoptar la huelga como medida de presión. Sin embargo, gracias a la inoperancia de nuestra legislación laboral, la empresa pudo reemplazar los trabajadores en huelga garantizando el funcionamiento de los 31 locales chilenos e invisibilizando de hecho las demandas de sus “partners”. A pesar de que legalmente la empresa no debería poder reemplazar a los trabajadores, ésta contrató a gente días antes de que comenzara la huelga para que “formalmente” no figuraran dentro de esa categoría. Esta práctica es utilizada por muchas empresas para no pagar el costo de 4 UF por cada reemplazante. Actualmente, el sindicato se encuentra solicitando fiscalizaciones a la Dirección del Trabajo por esta materia y también señalan que buscarán llegar a instancias supranacionales como la OIT por ver vulnerados sus derechos Fundamentales a la Negociación Colectiva y a la Huelga.
Los dirigentes acusan mala fe en la Negociación Colectiva, hecho que se conecta con la cultura antisindical que arrastra esta empresa en el mundo. Las respuestas que ha recibido el sindicato para no acoger sus demandas no se encuentran amparadas en las cifras de la empresa sino que más bien en que se “rompería la mística” que ésta trata de instalar. A juicio de los dirigentes, la gerencia utiliza una lógica paternalista donde ellos dicen saber lo que quieren los trabajadores, por lo que el sindicato no sería necesario.
Para aspirar a algún tipo de diálogo con la empresa, a partir del sábado 23 de julio los 3 dirigentes del sindicato han comenzado una huelga de hambre indefinida: medidas extremas para enfrentar una situación que es fiel reflejo de las relaciones laborales de nuestro país, y nos habla de la defensa de los derechos humanos fundamentales como la libertad sindical y la negociación colectiva y, al fondo, del sentido y el contenido de la dignidad humana.