SANTIAGO.- Luego de las marchas realizadas a lo largo de Chile contra las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), surgieron diversas propuestas para modificar el sistema de previsión, entre ellas restablecer la modalidad de reparto en reemplazo de la actual capitalización individual.
Sin embargo, esta modalidad ya operó en Chile hasta 1981 y sus distintos defensores proponen algunos cambios para poder aplicarla en la actualidad.
Antes que todo, conviene definir qué es un sistema de reparto, el que según la Superintendencia de Pensiones, es un modelo que funciona gracias a un "principio solidario" porque con los recursos de las cotizaciones de la fuerza laboral activa y el Estado, se financian las pensiones de los retirados.
¿Cómo funcionaba en Chile?
Se trataba de un sistema de 35 cajas relacionadas con los oficios de los trabajadores, que luego pasaron a ser tres durante los primeros años de la dictadura. "Tenían distintos beneficios y requisitos a la hora de jubilar de a cuerdo a las promesas de cada caja. Dependía mucho de la capacidad de presión que tenía ese grupo de trabajadores en el Estado", analiza el economista de Fundación Sol, Marco Kremerman.
En lo económico-social, se aseguraba al beneficiario atención médica, pensión de invalidez y una jubilación a partir de cierta edad, pero, tal como menciona Kremerman, dependía de las características de la Caja de Previsión a la que se perteneciera y con el cumplimiento de ciertos requisitos que daban derecho a una pensión previamente definida.
Según el economista del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda), Manuel Riesco, "es bastante sencillo poder transformar el actual sistema en uno de reparto porque el Estado ya cuenta con la infraestructura necesaria para hacerlo funcionar que es el Instituto de Previsión Social (IPS)".
Según el vicepresidente de la entidad, el IPS recauda más cotizaciones que todas las AFP puesto que recibe las de Fonasa y paga el doble de pensiones que las que pagan las administradoras. "Respecto a los fondos, estos pueden quedar a cargo del Banco Central así como lo hacen con los fondos soberanos", agrega.
Por su parte, Kremerman, considera que "es fundamental, para pagar buenas pensiones, tener un sistema de reparto moderno, no como el que tenía antiguamente Chile que era un sistema de reparto incompleto porque estaba fragmentado. Necesitamos un sistema de reparto tripartito con aporte del empleador, el trabajador y el Estado como el que tiene la mayoría de los países del mundo".
¿Qué cambios tendría hoy el sistema de reparto con el que hubo en Chile?
Las Cajas: Según ambos expertos, hoy, Chile necesitaría un sistema de una sola caja, no de varias, donde todos los cotizantes están juntos, civiles y no civiles. Para poder lograr que todos coticen en una misma caja, "las personas deben trasladar el fondo de pensiones a manos del Estado, a cambio de que éste garantice una pensión vitalicia a todas las personas afiliadas al sistema".
El cálculo de la pensión: Según Riesco, "hay muchas fórmulas de cálculo que toman en cuenta todas las cotizaciones y, al mismo tiempo, las ajustan con la proporción de las últimas remuneraciones (3-4 años)" y agrega que "según nuestros estudios, el sistema sería sostenible perfectamente con una proporción de 2/3 (tasa de reemplazo)".
Lo anterior hace referencia a que el mecanismo para calcular el monto total de la pensión sería tomando en cuenta todas las cotizaciones de la vida de la persona y, según sus últimos salarios, se le entregue una relación de dos tercios.
Por su parte, Kremerman sostiene que "se pagaría una pensión equivalente al 70% de los ingresos que tenían los trabajadores los últimos 10 años. Si ganabas $500 mil tu pensión sería de $350 mil y, además se establece una pensión mínima de sueldo mínimo".
Sistema no contributivo: En la modalidad de reparto del Chile de los setenta no existía un sistema no-contributivo, medio que los expertos que defienden esta estructura consideran que debiese haber.
"Hoy, el Estado aporta a la parte no contributiva- que son las personas que no tienen una vida laboral estable o que tienen menos de una cierta pensión- y, además, subsidia directa e indirectamente al sistema contributivo", explica el vicepresidente de Cenda. Riesco agrega que "el gran aporte de terminar con las AFP es que esta contribución que se realiza a través de aportes previsionales solidarios y bonos de reconocimiento, hoy en día son del orden del 1,8% del PIB, son $150 mil millones al mes".
Ambos economistas defienden que el sistema de reparto que podría aplicarse en el Chile de hoy generaría un importante ahorro fiscal ya que el Estado dejaría de entregarle aportes a las administradoras de pensiones. De esta manera, "el sistema se sostendría sólo con las cotizaciones", aseguran. Cabe destacar que de los 24 expertos de la Comisión Bravo, la mitad votó por mantener el actual sistema pero elevando la tasa de cotización y la edad de jubilación; 11 optaron por avanzar hacia un sistema de semi reparto y sólo un comisionado defendió la propuesta de emigrar completamente a un mecanismo de reparto.