Por Fundación SOL
A días que se termine 2011, vale la pena hacer un breve repaso de algunos hechos ocurrido en los ámbitos que trabajamos:
Para partir, no podemos dejar de referirnos al agitado ambiente que se vivió durante el año por las masivas movilizaciones sociales ocurridas en el país. Varias de nuestras columnas apuntaron a caracterizar la realidad vivida en Chile no como “el descontento de los 15 mil dólares” sino basado en las contradicciones materiales originadas en el mundo del trabajo y transmitidas por nuestra desigual educación. El gobierno, por su lado, respondió con violencia desmedida a los manifestantes, lo cual está siendo investigado por organismos de Derechos Humanos. Así, la libertad de manifestación se vio amenazada constantemente y ahora se busca restringirla aún más con el denominado proyecto de “Ley Antitoma” que en Diciembre tuvo su primer trámite en el parlamento. La institucionalidad heredada de la dictadura, aunque se ha visto superada en varias ocasiones, se mantiene férreamente protegida por el grupo que detenta el poder.
La Educación fue materia obligada y el motor de numerosas manifestaciones. Desde la Fundación nos enfocamos especialmente en caracterizar y denunciar el “desalojo” que ha sufrido la Educación Pública y en desarrollar nuevas metodologías que permitan contar con un financiamiento adecuado para las instituciones escolares, principio básico para que exista educación de calidad. Preguntarse por el concepto de Educación Pública y su conexión con el proyecto de Desarrollo del país es fundamental para desde ahí construir una política articulada a partir de los ejes que fueron identificados por grandes mayorías. Este año se avanzó en masificar la crítica, pero aún falta dar forma al proyecto que se desea.
Si bien este año la atención estuvo centrada en la Educación, el Trabajo ha seguido acumulando carencias, lo que confirma la importancia de ponerlo en debate. Las autoridades mes a mes buscaron felicitarse públicamente por la masiva creación de puestos de trabajo, que alcanzó a más de la mitad de la promesa presidencial del millón de empleos de calidad. Sin embargo, nada se dijo sobre la calidad de éstos, por lo que la Fundación dio a conocer mensualmente algunos indicadores construidos con la Nueva Encuesta de Empleo en base a recomendaciones internacionales. El cuadro es desolador: el 55% de los nuevos trabajos tiene baja probabilidad de estar protegidos por la legislación, el 100% de los nuevos asalariados son tercerizados y hay 753 mil personas subempleadas. Esto se combina con una negociación que cubre sólo a 1 de cada 10 trabajadores, una tasa de sindicalización que bordea el 14% y una normativa laboral totalmente restrictiva respecto de los derechos colectivos. A lo largo del año, entonces, hemos tratado de poner en el centro del debate la cuestión de las condiciones de trabajo y las relaciones colectivas, ambos aspectos básicos para poder hablar de calidad en el empleo.
Un hito significativo para comprender la relación existente entre el mundo político y los trabajadores fue la votación del Salario Mínimo en el Parlamento. Como Fundación, junto a otros profesionales, estudiantes y sindicalistas implementamos una campaña para abrir el debate sobre este tema, llamando la atención sobre su componente de Equidad y la satisfacción de necesidades básicas (el “sueldo vital”). Si bien ocurrió el histórico hecho de que la discusión se alargara más allá del mes de Junio, finalmente los parlamentarios de oposición sólo se abstuvieron y terminó rigiendo el reajuste de $10.000 que había sido propuesto en segunda instancia por el Ejecutivo. No hubo capacidad real de permear el debate parlamentario.
Finalmente, la Salud y Seguridad en el Trabajo, que fue el tema del año 2010 a causa del dramático accidente de los mineros, quedaron olvidadas y sólo se tomaron políticas de corte administrativo sobre la materia (ratificación del Convenio 187, creación de órganos interministeriales, etc.). A pesar de esto, creemos que se oculta un conjunto muy amplio de problemáticas que no han sido abordadas de manera adecuada: enfermedades mentales ligadas al trabajo, condiciones de seguridad que no se cumplen, condiciones de trabajo que afectan la calidad de vida y la salud, entre otras.
Del recuento de este año 2011 llegamos a la conclusión que aún hay mucho por hacer para sentirnos conformes: Chile ha cambiado incipientemente en algunos aspectos relevantes, como la mayor "politización" de la ciudadanía, pero sigue igual en otros, principalmente en las condiciones de vida. De todas formas, queda la positiva sensación de que somos muchos los que queremos un cambio sustantivo.
En Fundación SOL entendemos el Trabajo como actividad humana sujeta hoy a una situación de explotación. Lamentablemente, observamos que esta perspectiva tiene muy poca cabida en el ámbito público, por lo que se vuelve prioritario difundir ampliamente la información que se genera en este sentido. Por esto, agradecemos a los medios de comunicación que han confiado en la seriedad de nuestro trabajo y que han permitido la amplificación de nuestra voz.
Agradecemos especialmente a los profesionales, trabajadores, estudiantes y a todos quienes nos apoyaron en las diversas actividades durante el año y con quienes coordinamos acciones conjuntas. También a quienes nos siguen y comparten los contenidos que generamos ya que son fundamentales para hacer que este proyecto, que es un proyecto colectivo, prospere y crezca. Muchos nos escribieron directamente, para consultarnos, contarnos su realidad, para solicitar apoyo o para ofrecerlo; a todos ellos esperamos haberles dado alguna respuesta y sepan que son quienes nos incitan a seguir, a pesar de las dificultades que tiene el mantener viva una organización pequeña como la nuestra y alejada de intereses partidistas o económicos.
A todos ellos les damos un sincero saludo. Seguiremos necesitando de su presencia, su apoyo y sus estímulos durante todo el 2012 para poder desarrollar nuestra misión que es aportar a la reflexión sobre el tipo de Desarrollo y de Trabajo que queremos para construir un mundo más justo y que permita a cada persona desplegar su pleno potencial humano. El año que viene será intenso y lleno de desafíos: sólo estando juntos y fortaleciendo los vínculos que nos unen podremos transformar la realidad en que vivimos.