El 2010, ha sido un año particularmente difícil para el país. Todos lamentamos los graves efectos del terremoto de fines de febrero y episodios tan dolorosos como el incendio en una cárcel y el volcamiento de un bus, que provocaron el sensible fallecimiento de muchas personas.
No obstante, el fenómeno mediático por excelencia resultó ser el rescate de los 33 mineros que quedaron atrapados en la profundidad de la tierra.
Siempre es difícil realizar un recuento de fin de año, ya que las noticias que marcaron la agenda en los medios de comunicación no siempre tienen directa relación con aquellos eventos que se suceden día a día y que van determinando para bien o para mal la vida de las personas.
En este sentido, desde Fundación SOL consideramos que el gran perdedor del año 2010 fue el trabajo. Aquel trabajo que genuinamente debiese ser el portador de desarrollo, realización y liberación, se ha desnaturalizado y cosificado.
El rescate de los 33 mineros sólo fue posible por un hecho vergonzoso, digno de un país subdesarrollado: una empresa en su afán de maximizar sus utilidades, empujó a estos trabajadores al barranco, arriesgando sus vidas, insistiendo en explotar una mina que todos sabían que presentaba altos riesgos, pero nadie pudo detener la faena.
Los efectos del terremoto en el empleo son considerables. Muchas personas perdieron su fuente de trabajo o vieron como se destruía su emprendimiento que tanto esfuerzo les significó. Gran parte de estas personas todavía no pueden recuperar su capital de trabajo o se han tenido que incorporar a un empleo más precario.
El Gobierno continúa demagógicamente celebrando la creación de más de 300 mil empleos durante este año y con ello, se lanza en su apuesta para que Chile alcance el PIB per cápita de Portugal en los próximos 8 años (esta es la manera que el Gobierno entiende el desarrollo). Sin embargo, el 70% de estos empleos son por cuenta propia o independientes y de los pocos trabajos asalariados que se han creado, la mayoría son por jornada parcial.
Finalmente, durante el presente año, algunos hemos podido observar conflictos laborales totalmente invisibilizados por los medios de comunicación, como los de Farmacias Ahumada, Casino Monticello, Cesmec, BCI, Collahuasi, el Metro, entre tantos otros, en donde una vez más los trabajadores lo arriesgaron todo y obtuvieron muy poco.
El 2011 será el año en que nos invitarán a la ruta del desarrollo. Este será el momento para que se inicie una campaña para colocar el trabajo al centro de la estrategia de desarrollo y recuperar su sentido y dignidad. Es el tiempo para presionar y proponer cambios verdaderos que equilibren la relación asimétrica entre empresarios y trabajadores y colocar los cimientos para construir una economía cuya base sean las pequeñas empresas y detener los enormes privilegios que detentan las grandes corporaciones, que tan mal le hacen a un país que pretende ser desarrollado.
Junto con enviarles un fraternal saludo de fin de año, desde Fundación SOL los alentamos a unirse a esta urgente campaña, a despertar y hacer fuerzas para construir un país distinto y presionar a la clase política que transversalmente ha perdido su rumbo y no tiene entre sus prioridades la defensa por un trabajo de calidad.
Desde este espacio seguiremos construyendo una propuesta distinta y apoyando a las organizaciones de trabajadores.
Fundación SOL les desea un buen año 2011 para ustedes y sus familias.