[caption id="attachment_9869" align="alignnone" width="720"] Fotografía de: ingenero.creativo[/caption]
Publicado en Diario Uchile el 20 de marzo de 2017.
El proyecto de ley, presentado por la diputada Camila Vallejo, aspira a que los trabajadores y trabajadoras dediquen menos tiempo al horario laboral y más tiempo al ocio y otras actividades. El debate se prende a la hora de discutir si esto disminuirá la productividad o no y cuál será sus efectos en la economía.
Chile es el quinto país de la OCDE que más tiempo le dedica a la jornada laboral. Son, en promedio, 1987 horas al año las que un trabajador o trabajadora se la pasa cumpliendo labores. Con esa información como base, la diputada Camila Vallejo encendió el debate redactando un proyecto de ley que aspira a rebajar la carga laboral de 45 a 40 horas semanales. Asimismo, el proyecto señala que estará prohibido disminuir la remuneración actual de los trabajadores beneficiados en caso de aprobarse.
“Las personas merecen gozar del fruto de su trabajo. Merecen estar con sus hijos, con sus amigos. No es justo que pasen la mayor parte del tiempo trabajando, sobre todo si eso no significa mayor productividad”, explicó la parlamentaria.
Como es sabido, la idea inquieta a más de alguno. Pero, ¿es factible para Chile un proyecto de esta índole?
Hay una correlación en los países de la OCDE que sugiere que los países que trabajan menos horas son más productivos. Holanda y Alemania encabezan el ranking de menos horas trabajadas. Son países que trabajan menos de 30 horas semanales y que tienen índices de productividad que, triplicándolo, le dan vuelta de ventaja al de Chile.
Además de ser de los países que más trabajan, Chile cuenta con el triste registro de ser el segundo país menos productivo de la OCDE, por debajo de los US$30 de PIB por hora trabajada.
Según el economista de Fundación Sol, Gonzalo Durán, la productividad y la disminución de las horas de trabajo han tenido una correlación que se expresa fielmente en el desempeño de economías de Europa central a las que Chile mira con admiración. No obstante, también cree que los avances deben venir por parte de sindicatos y negociaciones colectivas, y no sólo a través de proyectos de legislación: “Los principales países de la OCDE han aumentado su productividad de manera lineal y son países en los que la jornada de trabajo se redujo a 35 horas y eso tiene mucha relación con la manera en cómo se hacen estos pactos. Lo que nos dicen las lecciones es que el tema de la organización de los trabajadores en sindicato también ha sido algo realmente importante. La negociación colectiva y las horas de trabajos, este vínculo, hace que también el tema de la productividad no sea un problema para estas economías”.
Uno de los que puso el grito en el cielo fue Mario Waissbluth, fundador de Educación 2020. En una publicación, el columnista aseveró que las consecuencias inmediatas de la política serían que las empresas tuviesen que contratar un 12,5% más para seguir produciendo lo mismo. En ese escenario, a juicio de Waissbluth, “se encarecerían todos los productos y servicios, la inflación aumentaría y el poder adquisitivo disminuiría”.
Carolina Grünwald, economista de Libertad y Desarrollo, señaló que cortar la jornada laboral no nos va a hacer un país más productivo. Para la economista no existe relación alguna entre que las extensas jornadas de trabajo y la baja productividad de los trabajadores chilenos y tampoco hay manera de evidenciarlo. Los países que trabajan menos horas y tienen más productividad no son un ejemplo de eso porque se rigen bajo patrones culturales distintos. Asimismo, le parece complejo que sea el Estado quien rija los términos a los que llegan empleados y empleadores: “Primero hay que aumentar la productividad. Lo ideal sería no tener que legislarlo, lo ideal sería que el mercado laboral fuese tan flexible que cada uno pudiera acordar su propia jornada con su empleador. Eso sería lo óptimo, pero en un mercado flexible. Por ley limitar las horas de trabajo igual es complicado. ¿Qué pasa si quieres trabajar más y la ley no te lo permite? También hay que mirarlo por ese lado”.
Para la economista sería un buen primer paso comenzar a flexibilizar las condiciones laborales, dando pie al trabajo desde la casa o a la flexibilidad horaria.
Según un estudio elaborado por la Comisión Nacional de Productividad (CNP), Chile tiene su productividad estancada hace unos 15 años, pero a juicio de los detractores de la medida impulsada por Vallejo, esto se debería más a la carencia de educación y capacitación laboral que a otra cosa.
Independiente de lo que se piense, Chile avanza hacia la disminución de la jornada laboral. Lento pero avanza. Al entregar el informe, Joseph Ramos, presidente de la CNP, fue optimista: “hoy en Chile se trabaja menos horas de lo que se trabajaba 30 años atrás, hoy día son 45 horas. Eso es 6% menos y es la tendencia que se va a dar. No dudo que dentro de 20 años estemos en 40 horas”.
La diputada Vallejo presentó el martes pasado el proyecto ante los ministros Nicolás Eyzaguirre y Mario Fernández como una prioridad legislativa. Ahora la pelota la tiene La Moneda.