Por Amparo Bravo, Movimiento por un Postnatal de 6 Meses
El debate en torno a la extensión del posnatal en Chile se reabrió luego del anuncio realizado por el Presidente Sebastián Piñera el viernes 21 de enero respecto de que a fines de marzo se enviaría al Senado el Proyecto de Ley para “flexibilizar y fortalecer el pre y post natal”.
Las críticas de la Oposición no se hicieron esperar y se le acusó de gobernar con la “letra chica”, esto a raíz de que, durante la campaña presidencial, Piñera prometió extender el posnatal a seis meses. El Gobierno pidió a la Oposición no criticar el Proyecto sin saber cómo sería presentado finalmente, aunque todo parecía indicar que se adoptaría alguna de las propuestas de la Comisión Mujer, Trabajo y Maternidad presentadas en Agosto de 2010, tendientes a la flexibilización y extensión a MEDIA JORNADA del permiso. Esto se hizo más evidente cuando distintos miembros de la Alianza comenzaron a decir que había habido un mal entendimiento de la promesa de campaña, toda vez que el “Proyecto de Gobierno, para el Cambio, el Futuro y la Esperanza, Chile 2010-2014” (pág. 67) proponía la “flexibilización” del pre y postnatal y la extensión de este último HASTA seis meses.
Sin embargo, en la franja presidencial (ver, 01:54 min.) y publicidad de campaña nunca se hacía esta distinción explícita y muchos escuchamos o leímos, más de una vez, la promesa de extensión del posnatal “a” seis meses. Incluso, en el último debate que Piñera sostuvo con Frei antes del balotaje (ver, 00:30 min.), esto fue lo que respondió ante la pregunta relativa a dicho tema:
“La idea de extender a seis meses el posnatal es una GRAN medida, porque nada puede ser más importante para Chile que los hijos tengan a su madre cerca los primeros seis meses de vida, cuando se juega su desarrollo emocional, su desarrollo físico y, además, si no tenemos ese posnatal de seis meses, las madres tienen que recurrir al permiso por la enfermedad de un hijo menor de seis meses [sic] y termina siendo lo mismo. Es mejor transparentar. En nuestro gobierno las madres van a tener un posnatal de seis meses.”.
El lunes 24 de enero, la Ministra del Sernam, Carolina Schmidt, reconoció que la propuesta que se presentará no contempla un post natal íntegro de 6 meses, declaraciones que provocaron una seguidilla de críticas en Twitter en contra de la falta de compromiso del Gobierno. Al día siguiente, La Tercera publicó que dichas declaraciones habían sido evaluadas como “no adecuadas” por La Moneda, “porque se abre la puerta a críticas sobre una falta de cumplimiento del gobierno”, y la Diputada RN Karla Rubilar salió al fuero diciendo que se debía cumplir la promesa “como la gente lo entendió”, aunque proponiendo que se diera cumplimiento a los 6 meses íntegros de manera gradual (para que en el 2014 ya estén completos los 6 meses íntegros) y compartiendo permiso con el padre. Evelyn Matthei, apareció defendiendo el proyecto que busca “flexibilizar el período de post natal y extenderlo hasta 6 meses en algunos casos”. Como sea, todo parece indicar que, lo que oímos en campaña, no se cumplirá.
Para quienes hemos seguido este tema desde el principio, esto no es una sorpresa (ver), aunque no deja de ser desmoralizante. La extensión del posnatal a seis meses es algo que viene discutiéndose hace demasiados años, y somos muchas las mujeres, hombres, familias y sobre todo -aunque no puedan hablar- bebés que hemos soñado con el cumplimiento de algo tan esencial y humano.
La extensión del posnatal tiene un objetivo principalmente social, de protección al recién nacido y desarrollo del apego, sin embargo, desde un comienzo ha sido abordado por quienes han estado elaborando el proyecto de ley esencialmente desde una perspectiva económica y laboral.
Si bien las primeras críticas apuntaban a que el posnatal obligatorio de 6 meses afectaría las carreras de mujeres en cargos de responsabilidad (el 1° de Mayo de 2010, en “En Boca de Todos”, la Ministra Schmidt consigna la inviabilidad del posnatal de 6 meses en el hecho de que “hay cargos directivos en los cuales las mujeres no se pueden ausentar por seis meses” y, antes que ella, la actual Ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, declaró que la extensión del posnatal sería “fatal para las mujeres que quieren llegar alto”), luego se fue deslizando el discurso hacia la teoría de que afectaría la empleabilidad femenina en su conjunto (apoyado por la encuesta realizada por Comunidad Mujer, que “habría recogido” los temores en este sentido del 68% de las chilenas. Ver), para terminar con un discurso que dice que el subsidio es altamente regresivo e injusto y que, más que aumentar el beneficio para quienes ya lo tienen, se debe flexibilizar y hacer extensivo a las mujeres de estratos inferiores que actualmente no son cubiertas por dicho subsidio, por no cotizar, sin tomar en cuenta que existen otros motivos no estudiados y no manifestados que están incidiendo en la baja o nula inserción laboral de mujeres de menores ingresos, no la maternidad, como lúcidamente ha expuesto Transeúnte en Pausa.
Es cierto que hay un grupo importante de mujeres que no se ven beneficiadas por el subsidio, pero no por problemas del subsidio en sí, sino por la precariedad de las condiciones laborales en las cuales un sector importante de la población trabaja, tanto hombres como mujeres, aunque sin duda más mujeres. En este sentido, el tema no pasa por demonizar el subsidio maternal, sino por atacar e intentar mejorar las precarias condiciones laborales de dicho sector.
Respecto de si es un subsidio regresivo, hay algunas precisiones que hacer. La Ministra Schmidt ha sostenido en reiteradas ocasiones que el 71% del subsidio se destina a las mujeres de mayores ingresos del país. En “Tolerancia Cero” sostuvo lo siguiente:
“Del total del monto que se va en subsidio, que se dedica al subsidio de pre y postnatal, un 4%, sólo un 4%, va a las mujeres más vulnerables de nuestro país, un 41% se va a las mujeres de mayores ingresos del país, y si sumamos los dos quintiles de mayores ingresos, el 71% se va a las mujeres de los dos quintiles más altos de ingresos de nuestra sociedad. Es la transferencia más regresiva que tenemos como país y por lo tanto la dirección de si efectivamente queremos apoyar la maternidad y el mejor el cuidado de nuestros hijos nosotros tenemos que cambiar el cómo tenemos concebido este permiso de posnatal. [sic]” (ver, 13:46 min.)
Hay en estas cifras errores garrafales. La Ministra se basa sin duda en el estudio realizado por Libertad y Desarrollo (pág. 5), basado en la CASEN 2006, pero se equivoca descomunalmente en los porcentajes mencionados y en la aplicación de los mismos. El mencionado estudio indica que, del total de mujeres ocupadas, los porcentajes de cotizantes por quintil –y que, por lo tanto, son afectas al subsidio-, son los siguientes:
1er quintil: 41%
2° quintil: 55%
3er quintil: 63%
4° quintil: 64%
5° quintil: 71%
Es un error decir que, “del total del monto que se va en subsidio” el 71% se va a las mujeres de los dos quintiles superiores, o el quintil más alto, como sería un error decir que el 41% se va al quintil más bajo. El estudio no indica el total de mujeres por quintil –ocupadas ni ocupadas cotizantes- sino que porcentajes sobre el total de cada quintil (el cual podría variar). Basándonos en estos porcentajes, no podemos saber cuántas mujeres por quintil están siendo beneficiadas. Lo que sí es cierto es que, obviamente, se gastará más en subsidiar a X número de mujeres de los quintiles superiores que al mismo X número de mujeres de los quintiles inferiores, por la diferencia de sueldos y, por consiguiente, montos a subsidiar en cada caso.
Pero es muy distinto decir que el subsidio se está utilizando mayoritariamente en mujeres de más ingresos a decir que X cantidad de mujeres por quintil se está viendo beneficiada. Eso lo podemos inferir al revisar, por ejemplo, las cifras de mujeres que hicieron uso del subsidio por enfermedad grave del hijo menor de un año, de acuerdo a los datos de la Superintendencia de Salud (2009). Según estos indicadores, del total de mujeres que en el 2009 hicieron uso de licencias por enfermedad grave del hijo menor de un año (23.373), las 12.201 que extendieron hasta completar un período menor a 96 días (6 meses), se distribuye del siguiente modo:
- 7,6% corresponde a mujeres con ingresos menores a $300.000
- 28,8% corresponde a mujeres con ingresos entre $300.000 y $599.000
- 27,2% corresponde a mujeres con ingresos entre $600.000 y $899.000
- 19,2% corresponde a mujeres con ingresos entre $900.000 y 1.199.000
- 15,6% corresponde a mujeres con ingresos entre $1.200.000 y 1.499.000
- 1,4% corresponde a mujeres con ingresos superiores a $1.500.000
Las mujeres que mayoritariamente hicieron uso de este subsidio y extendieron el posnatal hasta 6 meses fueron mujeres con ingresos entre $300.000 y $599.000, con un 28,8%.
63,6% corresponde a mujeres con ingresos entre menos de $300.000 y $899.000.
En tanto, las 11.172 que extendieron hasta completar un período entre 96 días (6 meses) y 365 días, se distribuye del siguiente modo:
- 10,0% corresponde a mujeres con ingresos menores a $300.000
- 35,1% corresponde a mujeres con ingresos entre $300.000 y $599.000
- 26,2% corresponde a mujeres con ingresos entre $600.000 y $899.000
- 17,8% corresponde a mujeres con ingresos entre $900.000 y 1.199.000
- 8,9% corresponde a mujeres con ingresos entre $1.200.000 y 1.499.000
- 1,6% corresponde a mujeres con ingresos superiores a $1.500.000
Nuevamente, las mujeres que mayoritariamente hicieron uso de este subsidio y extendieron el posnatal hasta un año fueron mujeres con ingresos entre $300.000 y $599.000, con un 35,1%.
71,3% corresponde a mujeres con ingresos entre menos de $300.000 y $899.000.
En ambos casos –extensión hasta 6 meses o hasta un año- nos damos cuenta de que quienes hacen mayor uso de este recurso son mujeres y familias de clase media, que, o no pueden acceder a los beneficios adicionales para los quintiles inferiores, y/o no pueden darse el lujo de dejar a los bebés en casa al cuidado de nanas o enfermeras, pedir permiso “sin goce de sueldo”, o dejar de trabajar. La extensión del posnatal a 6 meses íntegros ayudaría transparentar esta situación.
Sin embargo, como ya sabemos y hemos mencionado, el proyecto que se presentará no contempla la extensión a 6 meses íntegros. Por lo visto, se estaría optando por la propuesta A que presentó la Comisión Mujer, Trabajo y Maternidad:
“Permiso parental flexible y voluntario que se extienda por un máximo de 6 semanas en jornada completa o de 12 semanas en media jornada. De esta forma, los padres podrían optar por tomar desde un medio día hasta 42 días en jornada completa o 84 días en media jornada.”
Esto significa que, se podría optar a:
- 4.1 meses de posnatal a jornada completa o
- 2.7 meses de posnatal a jornada completa + 2.7 meses de posnatal a MEDIA jornada
A esas opciones podrían sumarse 15 días del prenatal, ya sea en jornada completa o media jornada. Pero, al ser flexible y “renunciable”, está sujeto a la relación laboral de cada cual. Ya lo hemos repetido demasiadas veces: la flexibilidad conlleva un potencial evidente de abuso laboral, pues no todos los trabajadores (debemos considerar mujeres y hombres, en la medida que se propone hacerlo un subsidio corresponsable) tendrían la misma capacidad de negociar con sus jefaturas.
Por otro lado, ¿a quién beneficia la extensión a media jornada? La CMTM establece que:
"En caso de que el permiso parental se ejerza en medias jornadas, el padre o madre que esté haciendo uso de él, recibirá del empleador el sueldo que le corresponda por dicha media jornada y, además, la mitad del subsidio diario que le corresponda por ese día, calculado en la forma establecida por la ley."
Entendemos entonces que, en el caso de mujeres y hombres con “sueldos reguleques” –o sea, por sobre el tope de 60 UF que cubre el subsidio-, constituye una propuesta ideal. Por ejemplo, una mujer con un sueldo de 2.800.000 que, si tomara el posnatal a jornada completa recibiría un subsidio de aproximadamente $1.300.000, tomando el posnatal a media jornada recibiría $1.400.000 de su empleador, más $650.000, aproximadamente, a través del subsidio. Eso daría un total de $2.050.000 aproximadamente... Bastante más de lo habría recibido si se hubiese tomado el posnatal a jornada completa. Y, ¡seamos honestos!, con ese nivel de ingresos, de seguro se contaría con ayuda doméstica para no tener que llevar al bebé a sala cuna sino que dejarlo en casa durante la media jornada de trabajo de la madre en cuestión, la cual, además, de seguro contaría con menos problemas de traslado, pudiendo movilizarse más cómodamente y en menor tiempo de la casa al trabajo y viceversa. En tanto, para la mujer de “sueldo promedio” –entiéndase, no reguleque-, el posnatal a media jornada no reviste ningún beneficio en términos económicos ni laborales. Recibiría aproximadamente el mismo monto si se lo tomara a media o jornada completa. De seguro, su nivel de ingreso no le permitiría contratar ayuda doméstica y, probablemente, no tendría una red de apoyo familiar porque todos estarían en la misma condición que ella, trabajando, lo cual la obligaría a dejar a su bebé en sala cuna por esa media jornada, con la misma angustia de separación y los mismos riesgos de contagios.
Me hago nuevamente la pregunta que he repetido en otras columnas, ¿a quién acomoda y beneficia el posnatal “flexible” y a media jornada realmente? ¿A la medida de qué perfil de trabajadora se hizo la propuesta de la CMTM? Creo que la preocupación sigue estando en la suerte de mujeres de altos cargos.
Es necesario indicar que la CMTM no contempló a NINGÚN experto en infancia ni desarrollo infantil. Espacio Crianza, un grupo de profesionales expertos en estos temas, hizo una presentación a la CMTM mientras estaba sesionando, para aportar al análisis y elaboración del proyecto, informando acerca de la relevancia e implicancias del desarrollo del vínculo materno-infantil en los primeros meses. Claramente, la información aportada por ellos no fue tomada en cuenta por la CMTM y sigue siendo un tema no considerado hasta hoy para la definición del proyecto.
¿Por qué no se planteó la alternativa de 6 meses íntegros, aunque fueran renunciables? Acaso el Gobierno teme que las mujeres “decidan” tomarse los 6 meses íntegros.
Con el posnatal “flexible” (renunciable) y a “media jornada” se van a ver afectadas principalmente niños, mujeres y familias de clase media, familias que desean el posnatal de 6 meses íntegros y mujeres que en un porcentaje importante lo recuerdan como promesa de campaña, como se ha dejado ver en una encuesta de la Universidad Mayor, mujeres y familias que en los últimos años han recurrido a la triquiñuela de la licencia por “reflujo” como única vía para proteger a los recién nacidos y darles las mínimas condiciones de amor, contención y cuidados necesarias en sus primeros meses, opción a la cual ya no podrán recurrir porque, como también propuso la CMTM, se endurecerá el control y las sanciones a médicos y usuarias que hagan uso “indebido” de licencias por enfermedad grave de hijo menor de un año.
Como lo ha planteado Dante Contreras, en este tema se ha incurrido en un error elemental: pretender utilizar un mismo instrumento (ley de posnatal) para objetivos distintos y hasta contrapuestos (mejorar las condiciones laborales de la mujer y proteger al recién nacido), lo cual de seguro se traducirá en ineficiencia de dicha política.
“Por ello, si el primer objetivo es favorecer el desarrollo infantil, entonces lo que corresponde hacer es extender el posnatal a seis meses. Luego, si como consecuencia de esta medida, el empleo de las mujeres se ve afectado, entonces se deben diseñar instrumentos que atiendan a este problema. Lo que corresponde es separar los problemas, no mezclarlos. Si el empleo de la mujer se ve afectado por esta medida que beneficia a los niños de Chile, entonces hombres, mujeres, sector privado y Estado debemos compartir los costos de dicha mejora.”
¿Queremos ser un país desarrollado? Entonces preocupémonos de establecer buenas bases para crear una sociedad sana emocional y afectivamente. ¡Postnatal de 6 meses íntegros!!!
Este artículo fue publicado originalmente en El Quinto Poder el 27 de enero de 2011.