¿Está contento con su sueldo? Probablemente la respuesta es no y quizás no es tan antojadiza tomando en cuenta los datos que se conocieron este martes.
Según el último informe de “Perspectivas de Empleo 2017” de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (Ocde), Chile está entre los países que más horas trabajan, pero que gana menos por esa labor.
A diferencia del promedio de la entidad, donde se trabajan 1.766 horas y se ganan 16,5 dólares por cada una de ellas, el reporte da cuenta que con 1.988 horas al año, los trabajadores de nuestro país se ubica en el cuarto lugar dentro de las 35 naciones de la organización que más trabaja. Paradójicamente, nos ubicamos en tercer puesto de los que recibe menos por cada hora laboral, con US$6,5.
¿Cómo se explican ambas cosas? Según Javier Irarrázaval, académico Facultad de Economía y Negocios U. San Sebastián, el que estemos dentro del top 5 de los países que más trabaja tiene que ver con que en países europeos las jornadas laborales son más cortas, y no de 45 horas semanales como acá. “Además, 29 de los 35 países de la Ocde tienen veinte o más días de vacaciones, mientras en Chile tan solo tenemos quince”, apunta.
Y eso está relacionado directamente con la productividad, según Juan Bravo, investigador de Clapes UC, que si bien subraya que este problema “tiene raíces profundas en factores como la pésima calidad de la educación primaria y secundaria”, hace hincapié en que también se relaciona a un factor cultural, “ya que en vez de una cultura laboral de logro de metas estamos acostumbrados a una cultura de largas jornadas laborales”, lo que dice se traduce en una serie de perjuicios que disminuyen la productividad”, como la fatiga, el estrés y mayor accidentabilidad. ¿Qué rol juega la desigualdad en esto? Para Bravo son cosas distintas en el sentido que en Chile los que ganan mucho, lo hacen por las rentas del capital (ganancias de acciones o inmuebles por ejemplo) y no del trabajo. “Una cosa es que los salarios sean bajos en Chile comparativamente por la baja productividad y otra distinta es que haya alta desigualdad, que es cómo se reparte dentro del país la riqueza, y que tiene que ver a mi juicio con otras razones”, apunta. Una visión diferente tiene Benjamín Sáez, investigador de la Fundación Sol para quien la desigualdad si juega un rol importante, porque afirma que la concentración de la riqueza que hay en nuestro país, “donde el 1% más rico concentra el 31% de los ingresos” está relacionada al desbalance de poder de los trabajadores con sus empleadores. Para él, “el protagonismo de los trabajadores es un aspecto fundamental”, pero subraya que eso no sucede debido a la “falta de capacidad de negociación colectiva” y falta de “una estructura sindical fuerte” que la actual reforma laboral no mejorará, sostiene. Rol del salario mínimo Actualmente nuestro país cuenta con un salario mínimo de $264.000. Para Saéz este piso resulta fundamental frente a la existencia de lo que acusa como “contención salarial”. En ese sentido, apunta a que “hay bastante que mejorar en términos como se entiende el acople entre el crecimiento económico y los salarios”, tomando en cuenta que pese a que el ingreso per cápita del país ya llegó a los US$25 mil producto del crecimiento generado sobre todo entre 1990 y 1999, actualmente “la mitad de los trabajadores en Chile ganan $300 mil o menos”. Para revertir ello, “el salario mínimo puede jugar un rol muy importante para lograr mejorar estándares del trabajo”, porque alerta que “la señal que se da para el resto de las trabajadores es que el valor del trabajo está muy por debajo de lo que se debiera retribuir”.