Pobreza Multidimensional, interrogando múltiples decisiones

Por Gonzalo Durán

Publicado en Red Seca

Hace un mes, el Laboratorio de Investigación en Ciencias Sociales Aplicadas (LICSA) y el Observatorio Económico Social (OES), ambos pertenecientes al Núcleo de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de la Frontera, presentaron un interesante estudio sobre Pobreza Multidimensional para la IX Región. Tomando los microdatos de la Encuesta CASEN 2013, se procedió a re-calcular la tasa de incidencia de pobreza en múltiples dimensiones. De esta manera, mientras la cifra oficial del Ministerio de Desarrollo Social indicaba que un 27,9% de los habitantes de la región estaban en situación de pobreza multidimensional, en el estudio de la UFRO, el porcentaje escaló a un 77,6% (Salvo et al, 2015, por publicarse [1]).

La pobreza multidimensional apunta a identificar carencias que afectan el bienestar de los hogares en múltiples dimensiones, más allá de la falta de ingresos. En el caso chileno, se comienza a medir con la CASEN 2013 y en su primera fase incluyó 4 dimensiones: Trabajo/Seguridad Social, Salud, Vivienda y Educación. Cada una se compone de 3 indicadores (12 en total). La identificación se obtiene cuando un hogar tiene privaciones en un 25% de los indicadores, o, lo que es lo mismo, presenta 3 o más carencias.

Para el LICSA/OES, el criterio es más exigente, y se fija en 1 carencia o más (por lo tanto, los miembros de un hogar son pobres si presentan carencias en un 8,33% de los indicadores o más).

Al concebir la pobreza desde una perspectiva multidimensional, como lo hacen las mediciones antes citadas, la mirada se complejiza y se agudiza. En concreto, entre los indicadores que se hoy utilizan en Chile se encuentran: rezago educacional, escolaridad, malnutrición en niños, adscripción al sistema de salud, seguridad social y hacinamiento, entre otros.

Por otro lado, la determinación de los pesos que tiene los indicadores (hoy todos pesan igual, un 8,33% c/u) así como el número de dimensiones (hoy 4) y la cantidad de carencias requeridas para ser considerado en situación de pobreza (hoy, desde 3), son decisiones normativas. Por lo general, la literatura apela a la elección por consenso público y métodos participativos. Así por ejemplo, en “Voces de la Pobreza” de México, la valoración que realizaron las personas en situación de pobreza era muy distinta la línea base que estipulaba pesos iguales [2]. En particular, la importancia asignada a la dimensión de ingresos era 4 veces mayor en relación a la tenencia de un grifo de agua y casi 8 veces más importante que el indicador referido a tener una vivienda con materiales no precarios.

Atendiendo al hecho de que la pobreza es altamente sensible a la decisión que se tome respecto al criterio de la identificación (en La Araucanía se pasó de 27,8% a 77,6%), una práctica sensata consistiría en la publicación de indicadores complementarios a la métrica oficial que alienten al desarrollo de reflexiones críticas que busquen procesos de transformación.

A este respecto, a continuación se exhiben microsimulaciones conducentes a explorar qué sucede si se sigue la metodología planteada por LICSA/OES, esto es, modificar el umbral de carencias requeridas para ser considerado en situación de pobreza multidimensional. En esta exploración, se simularán escenarios con distinto número de carencias, desde 1 hasta 7, situación a partir de la que la pobreza converge a 0%.

Tabla 1: Diferentes Simulaciones para la Tasa de Pobreza Multidimensional a nivel país, cambiando el número de carencias (k) necesarias para ser considerado en situación de pobreza (Fuente: elaboración propia, procesamiento de microdatos CASEN 2013).

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Los resultados dan cuenta del abanico de posibilidades comprendido entre lo que se conoce como el método de la unión (la persona es pobre si sufre privaciones en al menos una dimensión) y el método de la intersección (la persona sufre de todas las privaciones al mismo tiempo). Así pues, considerando el exigente criterio de LICSA/OES (método de la unión), llegamos a un 73,2% de pobreza multidimensional en Chile. También se ha replicado el caso del MDS con 3 o más carencias (20,4%). Asimismo, se presentan las otras posibilidades, 2 o más carencias, o inclusive, casos menos exigentes en relación al criterio oficial del MDS, como por ejemplo, con 4 o más carencias (es decir contemplando un 33,3% o más de privaciones).

Las microsimulaciones permiten constatar la fuerte sensibilidad que tiene el indicador de pobreza multidimensional respecto a un aspecto poco conocido y por lo tanto escasamente debatido: el rol de los criterios y decisiones metodológicas. ¿por qué para ser considerado en situación de pobreza multidimensional se necesita exhibir 3 o más carencias? ¿por qué no 4, 2, o 1 (como lo simula LICSA/OES)?, en la determinación del número de carencias establecido como el umbral, concurren criterios subjetivos de valoración en relación a la visión que se tiene sobre la pobreza y por ello, sería sano transparentar simulaciones complementarias con otros estándares.

Para concluir, es importante notar que el índice de pobreza multidimensional chileno excluye la dimensión de ingresos. En este sentido, queda aún por ver qué sucede con los resultados cuando ésta se incluye en la construcción del algoritmo.

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[1] Salvo, S., Vivallo, O., Bastidas, C., y J.M Díaz de Valdés (2015). “La otra pobreza en la Región de La Araucanía: Una mirada multidimensional”. Laboratorio de Investigación en Ciencias Sociales Aplicadas, Observatorio Económico Social. Universidad de La Frontera, Temuco, Chile.

[2] Székely, M. 2003. “Lo que dicen los pobres”. Cuadernos de desarrollo humano N° 13. Secretaría de Desarrollo Social, México