Nota de prensa publicada en Radio Universidad de Chile el 8 de mayo 2024
Un estudio de Fundación SOL presenta evidencia comparada que confirma que la erosión de Derechos Colectivos profundiza la desigualdad de ingresos. Además, revela que los pocos trabajadores que negocian han obtenido reajustes reales inferiores al 1%.
“Sindicatos y Negociación Colectiva: Panorama Estadístico Nacional y Evidencia Comparada”, así se titula el último estudio de Fundación SOL, el cual expone el estado actual de los derechos colectivos de los trabajadores y trabajadoras en Chile y exhibe una visión comparada que permite verificar la relación entre la erosión de los derechos colectivos y la desigualdad de ingresos.
De acuerdo a datos recopilados existe una relación directa entre el declive sindical y el empeoramiento en la distribución de ingresos. Mientras más alto es el porcentaje de trabajadores y trabajadoras que negocian colectivamente menor es la desigualdad, expresada a través del Coeficiente de Gini, la participación de los salarios en el Producto Interno Bruto o la proporción de bajos salarios.
Los datos dan cuenta que en Chile hay un considerable atraso en materia de derechos colectivos. En 2022, la tasa de sindicalización fue solo de un 19,3% además, las regiones de Maule, Araucanía y Coquimbo registran menos de 10% de sindicalización.
En materia de negociación colectiva, el peak se registró en 1991, con 10,1 % de cobertura de los trabajadores/as asalariados/as, según el método de la contabilidad bianual, y en 2022 sólo se llegó a 7,2%.
Para Gonzalo Durán, investigador de Fundación SOL y profesor del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Chile, esta situación no es casualidad, sino más bien son los efectos del Plan Laboral, impuesto en dictadura, que han sido duraderos en el tiempo y han contribuido a la restauración del poder para la clase capitalista de Chile.
“El Plan Laboral tiene consecuencias directas en evitar la propagación de efectos distributivos agregados a nivel macroeconómico. Dicho en otras palabras, el sistema de relaciones laborales impuesto en dictadura y mantenido en los gobiernos post-Pinochet no permite que los salarios puedan formarse colectivamente en la economía y terminan siendo, en la mayoría de los casos, decididos de forma unilateral por la parte empleadora” afirmó.
A casi 45 años de la imposición del marco legal laboral creado por el entonces Ministro del Trabajo y Previsión Social, José Piñera, se construye en base a 4 pilares que siguen plenamente vigentes: Negociación colectiva sólo a nivel de empresa, huelga que no paraliza, pluralismo organizacional extremo y despolitización sindical.
El informe entrega un panorama comparado respecto a los derechos colectivos en los distintos países de la muestra OECD. En cuanto a la negociación colectiva se concluye que en la mayoría de los países estudiados (21 de 23) la negociación colectiva ocurre en más de un nivel, es decir, existen varias instancias de negociación (nacional, rama y local) y no se confiere exclusividad a un único nivel, los únicos dos países que no presentan esta estructura son Japón y Chile, en donde solo se negocia a nivel de empresa. En particular, en 14 de los 21 casos mencionados, existe una presencia en dos niveles (rama y empresa), mientras que en los 7 casos restantes la negociación ocurre simultáneamente en tres niveles diferentes (nacional, rama y empresa).
Además, la evidencia comparada disponible arroja que los países con sistemas de negociación colectiva centralizados obtienen mejores tasas de ocupación que los países como Chile, donde la negociación es totalmente descentralizada. El estudio afirma que la tendencia más bien apunta a incluir a la negociación colectiva local, como otra forma más de negociar y no reducirla a la única instancia de negociación para los trabajadores y trabajadoras.
Marco Kremerman, investigador de Fundación SOL y coautor del estudio, señaló que, “de acuerdo a un informe creado por la OECD, los países con sistemas como el nuestro obtienen peores resultados en tasas de ocupación y desempleo en comparación con otras configuraciones más inclusivas, en donde la negociación por rama sí está presente”.
Panorama nacional
La investigación da cuenta que a más de cuatro décadas del Plan Laboral, la negociación colectiva y los niveles de sindicalización no logran avanzar hacia estadios de mayor inclusividad, que abarquen un segmento mayoritario de la clase trabajadora.
Además de la descentralización local y los bajos niveles de cobertura de la negociación colectiva, se observa un aumento en los convenios colectivos. Durán especificó que “entre 1990 y 2022, los trabajadores y trabajadoras cubiertas por un convenio colectivo, es decir sin derecho a huelga, prácticamente se triplicaron, pasando de cerca de un 13% a un 40%. Este aumento de los convenios por sobre los contratos colectivos es una forma de precarizar aún más el proceso de negociación colectiva”.
“Además de los bajos niveles de cobertura de la negociación colectiva en Chile, los pocos trabajadores y trabajadoras que negocian obtienen reajustes reales inferiores al 1%, y la huelga no es valorada como una instancia importante para mejorar las condiciones de trabajo, debido al desmantelamiento de su contenido histórico. De esta forma, una de las principales consecuencias de estos magros resultados se traduce en el siguiente contraste: mientras la productividad del trabajo en Chile aumentó más de 150 % entre 1990 y 2015, los reajustes reales de las remuneraciones obtenidos a través de procesos de negociación colectiva sólo crecen un 33 %.” agregó Kremerman.
Las peculiaridades del sistema de relaciones laborales constituye un aspecto crucial en el análisis y comprensión de las contradicciones del llamado “modelo chileno”. Desde Fundación SOL afirman que es urgente avanzar en disminuir las desigualdades poniendo especial énfasis en transformaciones estructurales en el mundo del trabajo.
“Esto no se solucionará, tal como se desprende de la evidencia internacional, si no se altera el nivel al cual ocurre la negociación colectiva. Es decir, para que más trabajadores y trabajadoras puedan gozar de la negociación colectiva que distribuye los ingresos, se necesita de un sistema en donde la negociación por rama o por área de actividad económica sea el nivel predominante” consigna el estudio.