Nueva industria textil, "temporeras" de la ropa
Publicado por Ansa Latina el 29 de octubre de 2017. Las "temporeras de la ropa", la nueva modalidad laboral de las obreras textiles chilenas que al desempeñarse en casa, dificulta que se puedan sentir trabajadoras. Hace muchos años que la producción textil nacional quedó fuera del mercado por la apertura de la economía iniciada en la década del 70 por la dictadura militar provocando la quiebra de las grandes fábricas al no poder competir con los precios de las prendas importadas. Sin embargo, la actividad de pequeños talleres a domicilio siguió vigente y las trabajadoras textiles en domicilio, aquellas que tradicionalmente arreglan bastas, ajustan chaquetas o cambian cierres, siguió incursionando fuertemente en la cadena de suministro de la industria textil y del vestuario. Así lo constató una investigación de la Fundación Sol en conjunto con la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El estudio señala que si bien el trabajo remunerado en el domicilio no es algo nuevo, los cambios en la matriz productiva del país han llevado a una reorganización de la producción y al surgimiento de nuevos escenarios, en los que muchas trabajadoras han quedado en un "área gris" que les impide acceder en plenitud a sus derechos laborales, sostuvo Gerhard Reinecke, especialista en políticas de empleo de OIT. A su vez, Alexander Páez, investigador de Fundación Sol y coordinador del estudio, planteó que el problema fundamental es que "parecen trabajadoras independientes, pero en realidad están insertas en una cadena de relaciones de dependencia a través de las cuales, por ejemplo, el nivel superior de la cadena -en este caso el retail- logra vender las prendas a precios mucho más altos que el costo real". "De ahí que -destacó- la ganancia se sostenga no en el valor intrínseco del producto, sino en las bajas remuneraciones pagadas a los eslabones inferiores, representados por las mujeres trabajadores textiles y sus hogares". Además, el trabajo está marcado por la estacionalidad, trabajar de forma dependiente o independiente está vinculado vinculado a determinados momentos del año por incremento de demandas en ciertos nichos. Es más, las modalidades y ocupaciones también pueden ser mixtas incluso en un mismo día, como formas complementarias de generación de ingresos. Esta variabilidad dificulta el empadronamiento y "no hay cifras exactas de cuántas, dónde ni en qué condiciones" laboran. También es difuso el "para quiénes o quién". "Sabemos lo que hacen y tenemos certeza de las condiciones de precariedad laboral en las que viven, pero aún no sabemos cuántas son", apuntó Alexander Páez, Coordinador del estudio. Asimismo, trabajo en casa "es invisible" y las mismas mujeres no se consideran "trabajadoras" -productoras de ingresos- dada la inestabilidad, bajas remuneraciones, y no formar parte de un espacio físico como era una fábrica textil. El trabajo textil en casa "contiene una capacidad productiva para el mercado que no necesariamente se remunera por sobre los costos de producción, al ser los ingresos muy bajos en relación a las necesidades de reproducción del hogar", puntualizó Páez. Además, trabajar en el domicilio para el rubro textil tiene múltiples factores de riesgo, como la salud física y psicológica. Muchos de los problemas físicos habituales están asociados a la postura que exige el trabajo, a lo que se suma la falta de mobiliario e iluminación adecuados para el mismo. "Los problemas de salud se empiezan a notar con la edad, aunque hay algunos que se notan al tiro (de inmediato), la columna, las manos con la tijera, el dolor de cabeza con el estrés, etcétera. Como nadie se hace cargo, las trabajadoras optan por hacerse las locas no más, porque no pueden pagar una consulta particular con un médico y si van al consultorio pierden toda la mañana y a veces ni te atienden", coinciden los testimonios recogidos en el estudio. Por eso, la OIT recordó la importancia de lograr el reconocimiento y regulación del Trabajo a Domicilio a través de la ratificación del Convenio 177 y la adopción de las orientaciones de la Recomendación 184 de ese organismo que buscan asegurar que estas trabajadoras reciban el mismo trato que los demás y tengan los mismos derechos. (ANSA).