Nueva Columna de Opinión en El Dinamo: La Responsabilidad Social de Paulmann
Por Valentina Doniez, Investigadora Fundación SOL En 2006, el empresario de origen alemán Horst Paulmann recibió por gracia la nacionalidad chilena debido a su “destacada trayectoria empresarial y su aporte, en esa perspectiva, al desarrollo del país”. “Él puede ser ubicado entre los forjadores de Chile”, decía el mensaje que el ex presidente Lagos envió al Congreso el año anterior.

Es innegable que a Paulmann le ha ido muy bien en los negocios. Actualmente es el tercer chileno más rico según el ranking Forbes y está dentro del Top 100 de multimillonarios a nivel mundial, pero ¿Cuál ha sido su verdadero aporte al desarrollo del país? ¿Es un ejemplo de empresario responsable? ¿Se ve esto reflejado en las condiciones laborales de sus trabajadores?

Como controlador de Cencosud S.A. es dueño de las cadenas Santa Isabel, Jumbo, Paris e Easy, y cuenta con negocios en los sectores inmobiliario, bancario, viajes y entretención. La empresa es hoy es uno de los principales holding latinoamericanos del retail con ingresos del orden de los 15 billones de dólares, monto que supera al PIB de más de 50 países, tales como Gambia, Bahamas o Haití. Esto hizo que Paulmann fuera reconocido por 4 veces consecutivas como el empresario del año

Ahora bien, si miramos con mayor detención esta empresa, tenemos un buen ejemplo de cómo se estructuran las desigualdades en el mundo del trabajo. Un gerente puede recibir 12,7 millones de sueldo base, más una parte variable en bonos, beneficios e incentivos, mientras la gran mayoría ingresa por el mínimo, hoy de $182 mil. Tomando el caso de Jumbo, los trabajadores a tiempo completo, en promedio, reciben bajos salarios: con 1 año o menos en la empresa ganan $191 mil y el cargo más numeroso, cajero/vendedor/reponedor, obtiene $195 mil. Así, la mitad gana menos de $200 mil de sueldo base y el 91%, menos de $350.000 (las cifras fueron extraídas de una muestra de 1.635 trabajadores y trabajadoras de supermercados Jumbo).

El año pasado Cencosud registró utilidades por 550 millones de dólares, las cuales llegaron sólo a algunas manos; el grupo gerencial clave del Holding, recibió dividendos por sus acciones compradas a un precio preferencial, pero a los demás trabajadores se les pagó según la cláusula más barata de “repartición” de utilidades, totalmente desligada de las ganancias reales: un monto de $72.041 pesos mensuales, calculado en ingresos mínimos, con el cual se termina de complementar los bajos sueldos.

Por otro lado, la sindicalización es alta en sus empresas, pero las relaciones son complejas y con muchas vulneraciones. Los tribunales han determinado prácticas antisindicales en Paris (con reincidencia) y son largas las listas de multas ante la Dirección del Trabajo: incumplimiento del contrato colectivo, fallas en la toma de medidas de seguridad e higiene, cambio unilateral de jornada, alargue de jornada en días previo a fiestas, etc. Asimismo, en Concepción existe hoy en día un juicio pendiente por trato preferencial de la empresa hacia una organización en desmedro de otra (RIT: T-47-2011).

Estos hechos permitirían entender, en parte, que en los últimos tres años Cencosud ha debido enfrentarse al menos a ocho huelgas en sus diversas empresas de la capital.

Actualmente, el Sindicato Nacional Jumbo y el Sindicato Cencosud Santa Isabel, que reúnen a más de 3.000 trabajadores, se encuentran negociando coordinadamente sus condiciones laborales. Una de las principales reivindicaciones es detener la precarización laboral que se ha dado en los últimos años dentro de su empresa y hacer que los frutos del crecimiento lleguen a sus trabajadores. En la práctica, lo que hace la gerencia es segmentar las condiciones laborales, definiendo trabajadores de primera, segunda y tercera categoría. Lo que se expresa en sueldos y beneficios desiguales para los trabajadores de ambos supermercados pero también, al interior de cada uno ellos.

En la negociación, es normal que la empresa lleve un contrato colectivo que representa su política de recursos humanos y espere que sea firmado sin discutir con el sindicato. Esto ha forzado que los beneficios tradicionales vayan disminuyendo. Por ejemplo, en Jumbo, un trabajador tiempo completo contratado antes de 2007 recibe un bono de movilización de $47 mil pesos, uno contratado después del mismo año, $28 mil, los que tienen menos de 6 meses deben movilizarse con sólo $16 mil y los part-time más nuevos reciben $550 por día, menos que el valor de una micro de ida. Para Navidad, los primeros tienen un aguinaldo de $98 mil y los segundos uno de $76 mil. Los part time, por su parte, reciben $34 mil, aunque puedan llevar más de 10 años en la empresa.

Esta realidad laboral, sumada al fraude aduanero post-terremoto, la demanda del SERNAC por los cobros abusivos de la tarjeta Jumbo Más y el escándalo por el encierro de trabajadores en un supermercado, forman parte del arsenal de malas prácticas del empresario, lo que incluso llevó a dejarlo fuera  como  orador de una importante ceremonia en su ciudad natal, Kassel.

Finalmente, lo que se observa dentro del Holding Cencosud es lo mismo que vemos a nivel país: una bonita fachada de éxito, crecimiento sostenido, numerosos empleos y en expansión, mientras que en su interior existe una enorme desigualdad, precariedad y bajo respeto por los derechos fundamentales.

Deberíamos ser un poco más exigentes con los grandes empresarios para que se hagan responsables de la realidad que construyen en sus compañías. Hoy, en plena negociación, podría ser el momento para que cambien las vergonzosas prácticas que se observan a diario.

Publicado en El Dinamo