Publicada en Ciper el 14 de septiembre 2010
Por Gonzalo Durán, investigador Fundación SOL
La cadena de supermercados Jumbo había anunciado que para enfrentar el feriado deciochero abriría durante 58 horas seguidas algunos de sus locales. Si bien luego se arrepintió, de todos modos sus locales funcionarán hasta la medianoche en los días previos. A sus empleados se les pagará horas extra que probablemente apenas les alcance para pagar la locomoción de regreso a casa. Un episodio que dice bastante de la situación laboral en el Chile del bicentenario.
Cuando en 100 años más los chilenos miren hacia nuestros días y quieran saber cómo se las arreglaban sus antecesores, podrán encontrar una buena imagen en las entusiastas ofertas de un emprendedor chileno llamado Horst Paulmann, quien anunció que tres de sus supermercados atenderían 58 horas seguidas al público, para hacer frente a tres días de feriado obligado.
Aunque a las pocas hora Cencosud retrocedió (nadie le preguntó a Paulmann por qué no continuó con su idea de jornadas Non Stop), hay algo muy importante que esa impulsividad nos dice de la situación del trabajo en Chile. Porque pese al arrepentimiento del gigante del retail, lo que va a ocurrir es que mañana y el jueves los trabajadores de sus supermercados deberán trabajar hasta las 12 de la noche. Igual como lo harán quienes laboran en Santa Isabel y Unimarc (en el caso de Lider, se informó que su jornada se extenderá hasta las 11 pm). Son cerca de 150 mil trabajadores a paso redoblado para satisfacer la demanda acumulada de tres días de cierre (solo los de Jumbo suman alrededor de 14.000).
Veamos lo que ganan esos trabajadores. De acuerdo a los salarios que se pagan en los supermercados de Cencosud, la extensión de jornada implicará una entrada extra (imponible) que fluctuará entre los $1.200 la hora (para un empleado que gana poco más del sueldo mínimo) y $2.400 (los mejor pagados). Eso no es todo. A los trabajadores part time, que trabajan siempre domingos y feriados, les modificaron la jornada para que cumplan turno estos días, aunque no les corresponda. En otros supermercados, explica un dirigente sindical, puede que a los trabajadores no les paguen por esas horas extra, sino que se las cambien por otras horas de otros días. Por otra parte, este turno de $1.200 pesos no es voluntario. Lo designará, en el caso de Cencosud, cada jefe de local. Para vender hasta la medianoche, en Cencosud nadie le pidió su opinión a los trabajadores ni les informó oficialmente. Algo se comentaba en los pasillos, hasta que la noticia de las 58 horas Non Stop los sorprendió en La Segunda.
«Esta extensión horaria no beneficia en nada a los trabajadores, al contrario. Si cierran los locales a las 12 de la noche, los trabajadores van a llegar a sus casas a las 2 de la madrugada, y esos $1.000 ó $2.000 que ganan por las horas extra se les van a ir en transporte, pues la empresa no pone buses de acercamiento ni paga la movilización», explica Raúl Morales, vicepresidente de la Federación de Trabajadores de Cencosud.
Los ejecutivos del holding, en cambio, se frotan las manos en días como estos. El supermercado que más vende en América Latina es el Jumbo de Bilbao, con facturaciones diarias que bordean los 260 millones de pesos. Es decir, sobre los 8.000 millones de pesos al mes. En feriados como el del ’18, los números saltan que es una fiesta. Según datos de Cencosud (que administra Jumbo y Santa Isabel), en lo que va de septiembre las ventas han crecido un 30% con respecto al mismo período del año anterior. Si se divide por días, el sábado pasado las ventas aumentaron en un 32% y el domingo un 37%, comparado con el mismo fin de semana del año pasado.
Así llegamos en Chile al bicentenario, donde se festeja la lucha de todos por alcanzar la libertad y la independencia. Los chilenos del futuro, que miren el país de sus abuelos, se encontrarán, además de las ganas ilimitadas de Paulmann, con los 33 mineros atrapados en Copiapó por la negligencia de dos empresarios mineros. No se puede esperar que en el futuro no haya accidentes. Sí se puede esperar, en estos días de bicentenario, que el futuro sea menos injusto y abusivo.