“No es amor, es trabajo no pago”: un análisis del trabajo de las mujeres en el Chile actual

La última investigación de la Fundación Sol es una radiografía amplia del trabajo de las mujeres en Chile, estudio que abarca diversas dimensiones, tales como el trabajo remunerado, la división sexual del trabajo, los salarios y las brechas, la conformación de hogares de jefaturas femeninas, el uso del tiempo de mujeres de diferentes clases sociales y rangos etarios, entre otros datos. El informe demostró que del total de personas que se encuentran “inactivas” por tener que realizar quehaceres en el hogar, un 96,6% son mujeres y sólo un 3,4% hombres, confirmando así los roles de género que han permanecido por décadas.

Publicado por El Mostrador el 17 de marzo, 2020

En pleno siglo XXI las brechas de género siguen estando marcadas en distintos ámbitos, sobretodo en el área laboral, donde las mujeres tienen un salario menor que el de los hombres y además son las que más están presentes en las labores del hogar, generando incluso una doble jornada laboral que no es pagada y les quita la mayor parte de su tiempo.

Estos roles de género aún prevalecen en la actualidad, así lo demostró la investigación “No es amor, es trabajo no pago”, desarrollada por Francisca Barriga, economista Universidad de Chile, Gonzalo Durán economista Pontificia Universidad Católica, Benjamín Sáez, sociólogo Universidad de Chile y Andrea Sato, historiadora Universidad Santiago de Chile, todos Investigadores de Fundación Sol. Quienes exploraron en profundidad, el trabajo de las mujeres en Chile, “entendiendo esta labor como una actividad que va más allá del trabajo remunerado y considera los quehaceres del hogar y las labores de cuidado”.

Dentro del estudio se abarcó diversas dimensiones, entre ellas el trabajo remunerado, la división sexual del trabajo, los salarios y las brechas, la conformación de hogares de jefaturas femenina, el uso del tiempo de mujeres de diferentes clases sociales y rangos etarios, entre otros datos.

Acorde a lo comentado por Francisca Barriga, una de las creadoras del informe “la pobreza de tiempo es un índice exploratorio que establece un estándar mínimo para el resguardo de tiempo para actividades básicas de autocuidado, descanso y ocio. Para las personas ocupadas y mayores de 15 años este índice presenta valores muy altos, con un 53% de mujeres en pobreza de tiempo, esto implica que más de la mitad de las mujeres no tienen el tiempo suficiente para su autocuidado".

En la categoría de “mujeres en el trabajo remunerado”, se ven reflejados los índices de participación, inserción y calidad en el empleo, donde el 50,7% de la población en edad de trabajar en Chile son mujeres, sin embargo, las mujeres ocupadas solo alcanzan un 42,4% del total de personas con un empleo remunerado y un 42,7% del total de la Fuerza de Trabajo, es decir, del total de personas activas (ocupadas y desocupadas).

Este informe además expuso que del total de personas dedicadas al servicio doméstico, un 97,6% son mujeres, lo que se contrapone con la categoría empleador(a), donde solo alcanzan un 26,4% de representación. De acuerdo a la investigación estos datos muestran la "feminización” o "masculinización" de ciertos tipos de empleo.

A pesar de que estamos en pleno 2020, las cifras no son favorables para las mujeres. Del total de personas que se encuentran “inactivas” por tener que realizar quehaceres en el hogar, un 96,6% son mujeres y sólo un 3,4% hombres, relegándolas así a un trabajo que históricamente ha estado marcado por la presencia femenina.

Otra de las conclusiones preocupantes que arrojó esta investigación es que “al observar el trabajo creado para mujeres en estos últimos 10 años, pesquisamos que se han creado más de 1 millón de empleos para mujeres, y de ese millón el 60% es trabajo precario, o sea 600 mil empleos creados en los últimos 10 años, es empleo precario que hoy realiza una mujer, en este escenario de pandemia vale la pena preguntarnos ¿Estas mujeres con empleos flexibles y precarios, pueden garantizar el cuidado de sus hijos e hijas en este contexto?", señaló Barriga.

En cuanto a los ingresos de las mujeres en su ocupación principal, se apreció que 3 de cada 4 mujeres con trabajo remunerado obtienen menos de $550.000 líquidos al mes y tan solo un 9,1% percibe más de $1 millón. De acuerdo a los datos, el 50% de las trabajadoras obtiene $343.234 o menos.

“La brecha salarial sin controles es de 27,2%. La brecha salarial entre hombres y mujeres con controles es de 14 %. Esto quiere decir que, incluso, controlando los efectos del sector económico, ocio, categoría ocupacional, región y tamaño de empresa, las mujeres reciben un salario 14% menor que el de los hombres, sólo por el hecho de ser mujer. La subvaloración que hace el mercado del trabajo respecto a las capacidades productivas de la mujer es aún mayor que la brecha salarial, alcanzando un 19,7 %”.

 

En base a lo expuesto en el informe las mujeres mayores de 66 años están trabajando 59 horas a la semana, “esto principalmente porque con los ingresos por las pensiones no les alcanza para reproducir su vida y muchas veces  deben proveer de cuidados a otras personas de sus redes familiares", explicó Andrea Sato Jabre.

“No es amor, es trabajo no pago”

En cuanto al trabajo no remunerado de las mujeres, la investigadora de la Fundación Sol, Andrea Sato Jabre, señaló que “el trabajo doméstico y de cuidados es el que permite que todo el sistema se desarrolle, este trabajo lo llevan a cabo principalmente las mujeres, ya que en una semana tipo, dedican en promedio  41,25 horas a labores no remuneradas, en comparación a las 19,17 horas de trabajo realizadas por los hombres, esto es una jornada de trabajo casi completa más que se le suma a las mujeres".

Las mujeres entre 46 y 65 que realizan trabajo voluntario para otros hogares, en promedio dedican 3,6 horas a esta actividad diariamente. “Se trata de una red invisible de cuidados, fundamental para el funcionamiento de la economía y que opera en base a trabajo no pagado y las mujeres mayores”, detalló el informe.

En cuanto a la pobreza de tiempo para las mujeres inactivas en el mercado laboral, el panorama tampoco es favorable, ya que a diferencia de los hombres en los cuales es prácticamente nula, “las mujeres “inactivas", siguen presentando un alto nivel de pobreza de tiempo en el que 20% de ellas se encuentra por debajo de los estándares mínimos de uso de tiempo”.

Jefaturas de hogar femenina

Según la encuesta CASEN en Chile hay 5.794.096 hogares, en cuanto a las jefaturas de esos hogares, el 42,4% corresponde a mujeres, de los cuales sólo un 55,4% de las jefas de hogar se encuentran ocupadas y un 41,4% de las jefas de hogar están en inactividad, dificultando la capacidad de estas casa de generar ingresos.

Otro punto no menor es que un 43,9% de los hogares corresponde a hogares nucleares biparentales. Este tipo de hogar ha sido históricamente asociado al modelo de hombre proveedor y mujer “dueña de casa”.

Grados de pobreza

En los hogares con jefatura femenina: los hogares unipersonales y sin núcleo, alcanzan una pobreza de mercado de 52,7% y 46,1%, respectivamente.

“Se trata de hogares compuestos, mayoritariamente, por mujeres adultas mayores, razón por la cual, se disparan las cifras al observar la pobreza sin el Pilar Solidario y sin el concepto de Alquiler Imputado. En este sentido, resulta relevante considerar que sobre un 60% de los hogares unipersonales, compuestos por mujeres, superan los 61 años de edad. En los hogares sin núcleo, sobre un 58% de las jefas de hogar superan los 61 años”, detalló la investigación.

La situación se agrava en los hogares monoparentales de jefatura femenina, estos son los que exhiben los mayores grados de pobreza de acuerdo a la metodología oficial, superando con creces el promedio nacional de 8,6 %.

Revisa el informe completo AQUÍ.