Por Ricardo Bustamante/colaborador Fundación SOL
Mi jornada laboral es siempre agitada. Me levanto temprano, a las 6 de la mañana aproximadamente, no tomo desayuno, como algo en el trabajo. Entre las 8:30 y las 14:00 horas atiendo directamente a público y después de las 14:00 horas realizo trabajo administrativo, lo cual se puede extender mucho más de mi jornada habitual.
Mis tareas son muchas. Veo temáticas legales, preparo la agenda del día, atiendo público, trabajo administrativo. Creo que lo más fácil es atender público, me gusta relacionarme con la gente, ayudarlos, explicarles de qué tratan esas materias legales que para muchos son incomprensibles.
Porque es gente que tiene conflictos legales, que van por demandas de alimentos; por relación directa irregular (régimen de visitas), también se ven medidas de protección, que es cuando hay niños en vulneración de derechos. Esas materias las inicia un tercero, a veces un padre de los niños, el abuelo, alguna institución externa que haya conocido de vulneración en los pequeños, con la finalidad de que un tribunal intervenga. Por lo tanto, son demandas espontáneas.
Usualmente concurre gente que se ha separado hace poco, y estallan todos estos conflictos que no son capaces de resolverlos ellos mismos porque no tienen una buena relación con su pareja.
Cada tribunal tiene una jurisdicción y atiende a personas de ciertas comunas. En mi trabajo actual en el Tribunal de Familia de Puente Alto se atiende a Puente Alto, Pirque y San José de Maipo. Pero los tribunales reciben a todo tipo de familias de todas las comunas. Pueden llegar personas por problemas de pensión de alimentos, por violencia intrafamiliar grave o leve, de todo tipo de gente, no hay un usuario tipo.
Se ve de todo, mucho. Usualmente en lo que yo hago estamos más enfocados al tema de violencia intrafamiliar y vulneración de derechos. Porque ahí intervenimos más directamente: derivando a las instituciones de la oferta del SENAME, tratando de evaluar riesgos cuando hay violencia intrafamiliar. Y cuando es por pensión de alimentos o visitas es menos compleja la intervención, porque ahí uno puede tratar de conciliar y no mucho más allá de eso.
“Trabajar con el conflicto”
En cuanto al clima laboral, en general, uno trabaja con constantes conflictos, la gente va allá por algún problema. Hay tribunales que son menos estresantes que otros, los tribunales de provincia son menos que los de Santiago Centro, porque es mayor la jurisdicción. Actualmente en mi trabajo no es tanta la demanda como en los tribunales de Santiago.
Lo que falta es que haya actividades de autocuidado para los funcionarios. Que haya una institución que pueda ir a hacer algún tipo de actividad recreativa o que existan convenios con un gimnasio o una academia de baile. Porque en general hay una alta cantidad de licencias médicas, por depresión, estrés, sobrecarga laboral. Es un tema complejo, uno está trabajando con el conflicto siempre, más allá de los conflictos personales de cada funcionario.
Yo ahora estoy con un equipo de trabajo que son las consejeras técnicas, pero ellas siempre son un aporte. Ahora, hay conflictos por el tema relacional como en todo trabajo. Hay tribunales en que el ambiente laboral es mucho más grato que en otros, pero es porque tienen más tiempo, es menor la demanda, por lo que tienen más espacio para estar más tranquilos, para conversar un poco más con tu compañero, almorzar tranquilo y darte tu hora de colación o 45 minutos. Y en otros tribunales el ajetreo habitual no te permite eso. Estás en constante funcionamiento, sin parar.
Ayuda social y la confusión del usuario
Si sintiera que no aportara nada a mi trabajo no estaría donde estoy, y buscaría otro. Creo que lo que más me realiza es el contacto con la gente. Es increíble, pero a veces un ‘gracias’ sincero, una sonrisa, llena mi día, aunque parezca cursi. Trabajar en algo que te gusta para cumplir tus metas y propósitos en tu vida siempre ayuda a enrumbar el objetivo.
Porque uno ayuda a la gente explicándole lo que puede o no puede hacer en materia legal, explicarles de qué se trata. O quizás poder decirle a una señora que lo que tiene que hacer es simplemente llevar a sus niños a un especialista o
sicólogo.
Generalmente a los tribunales, sobre todo de áreas periféricas, la gente llega muy desinformada, y no sabe incluso las palabras técnicas que no logran comprender, y uno tiene que traducir esto a un lenguaje más simple para ellos. Pero también a veces la gente llega esperando -creo que ahí hay una frustración del usuario- que tú soluciones su conflicto familiar, y en profundidad. Pero no logran percibir que ahí hay un tema legal, que hay ciertas materias que se pueden tocar, no todas.
Por ejemplo, hace pocos días una señora me decía en cuanto a una medida de protección: “Yo quiero que ella le de más libertad a los niños”, referente a la mamá de los niños. O sea, ¿cómo regula un tribunal eso? La gente llega esperando que un tribunal regule cosas irregulables. Por ejemplo: “Yo quiero que la mamá les permita estar conmigo de tal a tal hora” ¿Cómo un tribunal regula eso? Incluso a veces le gente se queda tranquila cuando el tribunal les dice, “sí, el niño tiene derecho a estar con el papá”. Y eso sería.
Muchas veces la gente no comprende. Ellos esperan de verdad que un tribunal les resuelva sus conflictos de base. Y no logran entender que hay un parámetro legal que uno debe cumplir, que uno no va a solucionar el conflicto de la familia en general, o sea, uno no puede hacer que un papá quiera que su ex esposa no le hable mal de él. ¿Cómo legalmente tú regulas?
El “Papá Estado” y el daño a los hijos
El usuario confunde ir a un tribunal con que le solucionen sus conflictos relacionales. Que el tribunal regule sus relaciones. Es como el “Papá-Estado”.
A veces la gente inicia una demanda de violencia intrafamiliar y en realidad el fondo de la demanda es que el caballero le fue infiel a su mujer. Y ella se siente afectada por eso, y hay un maltrato sicológico por ello. Pero ¿cómo el tribunal le va a decir al caballero que no sea infiel?
El tema es que la gente no sabe resolver sus conflictos porque están acostumbrados que otro se haga cargo y los resuelva por ellos. En lo profundo es un tema social, la gente no sabe. Tú ves a profesionales con un poder adquisitivo e intelectual altísimo, enfrascados en conflictos de dinero, y se les olvida que en realidad ellos deben velar por el bienestar de sus hijos.
Es difícil ver cómo en la temática que trabajo a algunos usuarios se les olvida lo más importante, que son sus hijos y se enceguecen en una batalla legal por ganar sin importar el precio, que finalmente lo pagan sus propios hijos. Son niños, que lamentablemente están donde están no por sus decisiones, sino por su compleja historia de vida o las malas decisiones que tomaron sus padres. Ves cómo la gente sólo se preocupa de intereses personales y se les olvidan sus hijos.
Y es eso justamente lo que se busca revertir con las mediaciones, que un tercero, los ayuda, los enmarca dentro de lo legal y trata que lleguen a acuerdo sin tener que ir a un juicio, a tener que presentar pruebas. Y al menos está dando resultados. Mucha gente está logrando llegar a buenos acuerdos en esa instancia de mediación.
Creo que recién empezando, un 25% de las causas enviadas a mediación puede llegar a tener éxito. El porcentaje es alto y también bajo, porque es más alto de lo que había antes, donde todo problema se judicializaba.
De hecho, lo que se está instaurando como proyecto en algunos colegios es la mediación escolar entre niños, que tienen problemas entre ellos, y así logran resolverlos. Y eso va haciendo que uno se haga cargo de su conflicto y busque cómo solucionarlo. Entonces, a largo plazo, eso podría tener repercusiones positivas.
Ni ingeniera, profesora o periodista
Siempre sentí que por mi personalidad fui muy preocupada de los otros, tratando de resolver problemas de los otros. Y me di cuenta que eso podía ser una habilidad. También me gustaba la carrera de Sicología en alguna instancia, pero me gustó más la malla curricular de Trabajo Social y decidí estudiarlo. Pero también porque tiene mucho que ver con mi personalidad. Y en el camino me di cuenta de qué tan grande era esta labor y lo mucho que me gustaba hacerla.
Hoy día pienso que no podría haber estudiado otra cosa que no fuera Trabajo Social, a lo mejor hoy estudiaría Sicología, pero para poder complementar, para tener una mayor preparación en mi área. Pero me siento absolutamente realizada, yo nunca tuve una duda de lo que estaba estudiando, nunca pensé en cambiarme. Casi podría haber reprobado la carrera por Estadística, pero así y todo le puse empeño porque era lo que quería hacer en la vida. Yo no me imagino siendo abogada, periodista, ingeniera o profesora.
Mi otra alternativa es hacer un magíster de especialización, porque es importante seguir actualizándose y hoy no puedes quedarte con una sola carrera. Tengo dos postítulos, uno de violencia intrafamiliar y maltrato infantil, y otro en mediación social.
Optar por inestabilidad laboral
Mi padre murió siendo un funcionario público en Banco del Estado, donde la rotación laboral no estaba en su pensamiento. Hoy en día eso para mi cambió, ya que nunca sabes en qué trabajo estarás mañana, y aunque sea algo seguro, siempre está la posibilidad de cambiar. Para mi madre la visión siempre fue sentirse plena en lo que hacía y hace, incluso ella renunció a un trabajo muy estable para estar en otro que le daba plena libertad. Creo que tengo algo de los dos, hoy en día quiero la estabilidad que aprendí de mi padre, pero a su vez busco sentirme plena y que el trabajo sea un medio, no el fin último, definitivamente eso lo aprendí de mi madre.
En lo personal, lo más estable que he tenido fue una contrata que duró casi dos años, que fue al principio cuando partí en un juzgado de menores. Y después de eso he estado a puras suplencias. Llevo 4 años así, a plazo fijo, trabajos que pueden durar 15 o 20 días, luego pasan 2 semanas y tengo otro contrato por 30 días.
Entre una suplencia y otra nunca he estado más de 30 días sin nada, sin trabajo. Aunque estuve un año fuera de los tribunales porque yo decidí estarlo, ahí estuve haciendo peritajes sociales, que era algo más independiente.
Porque para contrato indefinido hay que postular, quedar, ir a entrevistas sicológicas con los jueces, y después la Corte elige con quienes se queda. En lo público es más burocrático. Pero con el tiempo uno se da cuenta que sirve, que te sirve haber estado ahí, porque sino no te llaman.
En el fondo estoy así porque es la decisión que tomé, estar en esta área y no cambiarme. Porque podría tener un contrato más largo en una empresa como asistente social, pero este es el lugar en que quiero estar. Entonces mi situación contractual no es por otros, es porque yo tomé la decisión. No es por el sistema.
Hoy gano mucho más que lo que gana una asistente social en el mercado. Me conviene más trabajar 15 días en el Poder Judicial que trabajar un mes completo en otra parte, porque gano en 15 días lo que ganaría en otra empresa en un mes. Y lo otro es igual de sacrificado.
Por eso me ha costado tomar la decisión de irme a otro trabajo, porque hoy en día con el sueldo que me ofrece el mercado, que no es más de 650 mil pesos, no logro cubrir todas mis cuentas y quedarme con plata para vivir.
“No me compré el cuento del consumismo”
Como no tengo un trabajo estable, no he podido organizar mi dinero, así que igual le echo mano a la línea de crédito. Porque hay meses que cuando comienzo una suplencia, por temas burocráticos, me pagan un mes después. Entonces no logro ordenarme con mis platas. Sólo cuando tengo suplencias continuas me puedo organizar. O sea, igual me ha permitido primero independizarme, comprarme un departamento, en el 2010 me casé, luego debido al terremoto tuvimos que hacer reparaciones en la casa, y también he viajado. Como mi trabajo ha sido inestable las cuentas se me desordenaron un poco.
En general mis deudas no son altas. Las que he adquirido: casa, dividendo, arreglos pos-terremoto, y tengo una que pedí para cubrir mi línea de crédito. Pero si tuviera mayor estabilidad laboral en el Poder Judicial, lo cubre y me sobra.
Lo que pasa es que no tengo grandes ambiciones. Por ejemplo, a mi no me interesa comprarme un auto, o tener una tele plasma. O sea, yo tengo muy claro a qué puedo optar. Un computador no me lo voy a comprar al contado porque es mucho, pero no tenga esa visión de querer tener más. Tenemos con mi pareja una tele en la casa que debe ser del año 85, el único computador que hay es un notebook que me compré en el 2006. No quiero aparentar.
En eso creo que ha sido fundamental mi pareja. Somos realistas, no pretenciosos, no me gusta aparentar lo que no tengo. Como el habitual habitante de La Florida, gente que no tiene grandes sueldos, pero que tiene un tremendo auto, un plasma, un iPhone, que necesitan validarse de una u otra manera. Yo estoy tan tranquila que no necesito validarme con un estupendo celular. Para decir: “mira lo exitosa que he sido”. Es claridad para decir que lo material no refleja el éxito.
Esta sociedad consumista e individualista creo que se da por carencias afectivas, porque a la gente no le hace feliz estar todo el día con su hijo, lo hace más feliz comprarse el plasma de 32 pulgadas. La gente ha olvidado disfrutar lo básico, lo humilde. Piensan que no pueden salir en el día si no tiene 40 ‘lucas’ en el bolsillo, porque no se imaginan que pueden ir a la plaza y comprarse un helado de 100 pesos, llevar un sándwich y pasarla bien.
La sociedad te genera la necesidad, el mercado. Por ejemplo, hoy tú no puedes pensar que un niño que está yendo al colegio no tenga un computador o una impresora, piensan que casi le puede ir mal por eso, pero el mercado genera esa necesidad, porque antes no había computadores y hacían las tareas igual.
Y el consumismo se valida también, porque los profesores dicen: “bajen de Internet la guía”, porque no piensan que los niños no tengan computador o Internet.
No he comprado el cuento del consumismo, ya no me lo creí.
Objetivo: familia feliz
Mi vida familiar, de pareja, es lo que me da estabilidad, la mayor. Lo que no me permite entrar en caos, y más aun cuando uno ya tiene 30 años, igual es tema. Uno puede decir que no tiene un trabajo estable, pero en realidad no es eso, o sea, estoy casada, vivo con mi marido (sociólogo), compenso una cosa con otra.
A veces me acuesto tranquila, otras se queda dando vueltas por mi cabeza algún caso en particular de mi trabajo. O estoy tan estresada que somatizo con calambres en las noches, cuando el nivel de estrés está por las nubes. Aunque no es siempre. En general soy una persona alegre, uno hace siempre esos momentos felices.
Para mí lo más importante es poder tener una familia feliz. El trabajo es un medio para conseguir el principal objetivo, que es una familia feliz y tranquila.
Política y políticos
La democracia no funciona como me gustaría, pero la valoro, estoy inscrita en los registros desde los 18 años. Yo hago una diferencia entre la política y los políticos: la política es parte de la sociedad y los políticos son los que han manejado mal sus labores.
En la sociedad estamos todos conectados, creo que la raza humana no podría subsistir sin ese contacto social.