Publicada en Diario Uchile el 7 septiembre de 2020
El economista analizó las cifras regionales de salarios mínimos y aseguró que, según el PIB per cápita chileno, nuestro país debería ser la sociedad con el mejor ingreso mínimo de América Latina. "Si el sueldo mínimo chileno fuera como el de Croacia, serían 554 mil pesos que es justamente el valor de la línea de la pobreza", aseveró.
El jueves 4 de septiembre, la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados rechazó la propuesta del Ejecutivo que reajusta en $1.500 el monto del ingreso mínimo mensual. El plan del ministro Ignacio Briones era entregar una variación porcentual nominal de 0,4%, y real de un 0% en el periodo septiembre 2020-septiembre 2021.
Para analizar aquello, Radio Universidad de Chile conversó con Marco Kremerman, economista de Fundación SOL, quien reflexionó sobre las negociaciones, el concepto de salario mínimo y comparó la economía chilena con otras de la región y del mundo.
“No existe una política de Estado sobre el valor que debiese tener el salario mínimo, recordemos que en Chile el salario mínimo no es uno de enganche ni para los jóvenes que trabajan como aprendices por 20 horas a la semana, sino que es un salario para quien trabaja jornada completa. Nosotros hicimos un estudio que daba cuenta de cómo 890 mil personas ganan ese salario o menos, ajustado por horas, vale decir que quien trabaja 20 horas y gana 250 mil pesos no aparece allí porque gana más que el mínimo en términos del valor hora. De ellos, el 42% de quienes ganan el mínimo son jefes o jefas de hogar y, en una gran empresa, el 15% de sus trabajadores ganan el mínimo o menos, considerado el efecto de la gratificación que es un importe obligatorio que las empresas deben realizar y que han asumido como costo fijo, vinculado a la repartición de utilidades”.
“Muchos trabajadores ganan el sueldo base mínimo más gratificación, por tanto quedan con sueldo líquido igual al mínimo y otras personas quedan incluso con un monto inferior “, continuó.
Para Kremerman hay un asunto de vital importancia en la discusión del salario mínimo y es que, más allá del guarismo puntual, el salario mínimo está totalmente desalineado de su objetivo.
“Esto es algo básico, el mismo Adam Smith, en La Riqueza de las Naciones, menciona que quien gana el mínimo debe, con ese monto, satisfacer sus necesidades básicas y las de su grupo familiar. Este argumento de que dos personas que ganan el salario mismo superan la línea de la pobreza es un argumento que no pasa ningún test mínimo de estándares para una sociedad. No puede ser obligatorio que trabajen dos personas recién para superar algo tan básico como la línea de la pobreza, que sea voluntario si es que más de una persona quiere trabajar, no por necesidad, sino por realización cada persona puede decidir aquello, porque cuando es obligatorio, es gravísimo para una sociedad”, explicó el Máster en Políticas del Trabajo y Relaciones Laborales.
“Cuando hablamos de parámetros, el estándar del Estado chileno es de 450 mil pesos para un hogar promedio de 4 personas, eso en términos líquidos, porque la línea de la pobreza no considera pago de leyes sociales y cuando consideramos que el salario mínimo bruto hoy es 320.500 pesos y, en términos líquidos, queda en 260 mil pesos. Habría que llevar el salario mínimo a 554 mil pesos brutos aproximadamente para que quien lo gane pueda sacar a su familia de la pobreza. De eso estamos hablando, una distancia de 230 mil de la línea de la pobreza con respecto de valor del salario mínimo”.
Kremerman explicó que el objetivo del sueldo mínimo, que nace en 1937 bajo el concepto de sueldo vital, es que debe permitir que los y las trabajadores que lo ganen puedan satisfacer sus necesidades básicas y las de su grupo familiar, por tanto ese es el objetivo: ser un parámetro mínimo que cada sociedad pacta. Es parte de un contrato social que señala que quien trabaje jornada completa no puede ganar menos de este valor.
“Todos los argumentos de productividad y de años de estudio son falaces porque ¿quién puede demostrar que una persona que trabaja en el aseo, que con su trabajo da una buena imagen a la empresa, solo le agrega valor de 320.500 pesos a esa empresa? Eso no hay como medirlo”, aseguró.
Consultado respecto de cómo se explica la diferente medición del valor del trabajo, dada la falta de instrumentos científicos para ello, el economista de Fundación SOL dio una sola razón: las asimetrías de poder.
“La economía no es una ciencia exacta, es una ciencia social, por tanto la definición de salario es política, nos han tratado de decir que esto es científico, que lo que se paga es el salario de mercado, pero ¿qué es el salario de mercado? el que refleja lo que produce cada persona. Pero cuando el mercado está lleno de oligopolios e incluso monopolios y, desde el otro lado de la vereda hablamos de monopsonios y oligopsonios, vale decir un solo comprador o pocos compradores de esa fuerza de trabajo, entonces este sigue en su valor más mínimo y más aún cuando el propio Estado es parte de este proceso y permanentemente está fijando un salario más bajo de referencia. La fijación del salario mínimo es el único momento de negociación que existe entre capital y trabajo de manera indirecta, mediado por el Estado”.
“Desde el 90 al 2020, solo durante el Gobierno de Patricio Aylwin se hizo un reajuste real considerable al salario mínimo, cercano a un 20%, haciéndose cargo de esta deuda de arrastre por la congelación que sufrió durante la dictadura”, añadió Kremerman.
En cuanto al estudio citado por El Mercurio que señala que el sueldo mínimo en Chile es uno de los más altos de la región y que, además, el marco de la crisis provocada por la pandemia no es es el apropiado para debatir un alza, Kremerman manifestó que Fundación SOL realizó un estudio comparativo de los salarios en la región y también con otros países del mundo cuya metodología señala se basa en una medición que debe hacerse sobre la base de dólares comparables por los distintos costos de vida.
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“En ese estudio, Chile aparece en el séptimo lugar de América Latina, detrás de Panamá, Costa Rica, Paraguay, Honduras y otros. Hay que ser justos y señalar que en otros países existe un maxi salario mínimo, que es cuando el salario mínimo representa más del 60% del PIB per cápita ajustado por paridad de compra, entonces ese salario es demasiado alto en relación a la realidad del país y termina generando informalidad porque muchos empleadores pagan menos del mínimo. Uno esperaría que el salario mínimo se ubique entre 30 y 60% del PIB per cápita.
En Chile se ubica en el 31%, es decir, estamos al borde de un míni salario mínimo. Entonces, medido correctamente, Chile se ubica en el tercer lugar de América Latina, pero deberíamos estar en el primero o en el segundo si tiene el PIB más alto de América Latina, junto con Panamá”.
En cuanto a que si el salario mínimo es lo más básico para poder tener una vida digna, entonces no puede ser la única variable para determinar la calidad de vida, Marco Kremerman aseguró que, efectivamente, es necesario considerar tres cosas:
Que Chile debería tener el primer o segundo salario mínimo más alto de América Latina dado nuestro PIB per cápita.
Que hay que poner en discusión la idea de salario social, es decir, cuando alcanza para más porque no debo pagar por educación o salud. Chile en cuanto a costo de vida se parece más a uno de los que tienen 40 mil dólares de PIB per cápita que a su realidad.
Que, si comparamos a Chile con Croacia que tiene un PIB per cápita similar, en ese país el salario mínimo es un 73% mayor al chileno. El salario mínimo chileno es muy bajo en relación a países similares porque tenemos instituciones que no son inclusivas ni democráticas, que no son redistributivas. Otro dato interesante es lo que pasa en Portugal, que tiene un PIB per cápita 28% mayor que el chileno, pero su salario mínimo es 88% superior al nuestro, Bulgaria tiene un PIB 7% menor al chileno y su salario mínimo es 40% mayor.
“Si el sueldo mínimo chileno fuera como el de Croacia, serían 554 mil pesos que es justamente el valor de la línea de la pobreza”, aseveró el profesor de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Chile.
Respecto de si este es o no el momento apropiado para llevar adelante un alza considerable del salario mínimo, el economista señaló que se podría consensuar en que el alza no sea ahora, pero que en marzo de 2021 sí debe darse una discusión sobre el tema. “Nuestra propuesta es un reajuste más bajo para este periodo, pero que lleve a 420 mil pesos el 1 de marzo del 2021 y que en los próximos dos años ya llegue a la línea de la pobreza, así el 2023 deberíamos estar en 600 mil pesos.
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Esa es la política del Estado que uno pediría que las fuerzas políticas lleguen a acordar, porque se está legislando como si fuera 17 de octubre de 2019. Efectivamente tenemos un momento duro y se tiene que tener consideración especial, sobre todo con las empresas más pequeñas, pero no hay que olvidar que la crisis política del 18 de octubre en adelante está enquistada. No nos hemos movido ni un centímetro y esa crisis tenía que ver con las condiciones miserables de vida de muchos trabajadores, pensionados y pensionadas, por tanto, esos estándares hay que normalizarlos, elevarlos y es urgente hacerlo en el corto y mediano plazo”, concluyó el experto.