Los otros factores que se miden para definir la pobreza

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Publicado en La Tercera el 23 de septiembre de 2016

La encuesta de 2015 introdujo puntos como el entorno de la vivienda y participación social. Expertos apuntan a incorporar indicadores de calidad en los ítems estudiados.

Un 20,9% de la población chilena está en la línea de la pobreza multidimensional, según la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) 2015, que realizó el Ministerio de Desarrollo Social en 83.887 hogares del país. ¿Qué significa esto? Que ese porcentaje de personas tiene bajos niveles de escolaridad, problemas en el acceso al trabajo, vivienda o salud y, además, un entorno habitacional y seguridad deficiente con poco apoyo y participación social.

Y es que la pobreza multidimensional no se relaciona con el sueldo o subsidio que una persona puede aportar en su casa, sino con otros factores que generan desigualdad social o carencias socioeconómicas. La edición 2015 de la Casen en este ítem incorporó cinco aspectos o dimensiones a medir, lo que se traduce en el 20,9% de personas en pobreza multidimensional, sin embargo, esta cifra baja si se compara con 2013, ya que ese año se midieron sólo cuatro factores o dimensiones.

Entre los resultados del estudio del año pasado destaca cuánto influye cada una de esas dimensiones en que una persona esté o no en la línea de la pobreza. El tener o no  acceso al trabajo y a la seguridad social (cotizaciones) contribuye un 31,1% en la generación de pobreza; a este indicador le sigue la educación, que incide un 25,8%, y en tercer lugar la vivienda y entorno, que influyen un 24,5% (ver infografía).

El ministro de Desarrollo Social, Marcos Barraza, explicó que “es una medición más exigente. Estamos incorporando variables de la realidad de las familias que antes no existían y que tienen un impacto en la calidad de vida (...). Vivir en un entorno donde hay contaminación, o donde hay tráfico de drogas o balaceras, son aspectos que no son cuantificables en términos de ingresos, pero que impactan en calidad de vida de una persona u hogar”.

El secretario de Estado aseguró que si bien el incorporar nuevas variables imposibilita comparar resultados con ediciones anteriores, la idea es mantener este tipo de medición para hacerlo a futuro, lo que, además, permitirá medir los resultados de las reformas que el gobierno está impulsando.

Reacciones

La nuevas dimensiones fueron valoradas por el director ejecutivo del Instituto Libertad, Aldo Cassinelli, pero señaló que “actualizar una forma de medición no puede significar perder la base de comparabilidad en el tiempo de este tipo de instrumentos. Las políticas públicas se hacen y evalúan no sólo con datos actuales, sino que con tendencias históricas”.

Añadió que identificar el entorno de un individuo puede ayudar en determinar las necesidades de infraestructura, medioambiente, niveles de delincuencia, e incluso de la realidad de las regiones, pero “sabemos de antemano que el gobierno no realizará una buena lectura de estos datos y seguirá poniendo el énfasis en políticas universales y no en políticas focalizadas que permitan cubrir de mejor forma cada una de estas realidades”.

El economista de la Fundación Sol, Gonzalo Durán, quien señaló que se trata de un análisis más profundo, pero que va de la mano con la pobreza por ingreso, que es de 11,7% (ver nota página 2 y 3), “se necesita tener ambas miradas para la elaboración de políticas públicas”, dijo.

Durán también llamó a perfeccionar las dimensiones como de educación, que mira si las personas van o no a clases, si son repitentes o si cumplen con los 12 años escolares obligatorios, “pero no de calidad. ¿Qué pasa si la persona tiene acceso, pero la educación es pésima? Se podría entonces hablar de pobreza en términos educacionales. Lo mismo sucede en trabajo, porque se mide si se tiene acceso a la seguridad social, pero estamos viendo el malestar respecto de las pensiones, es decir, se tiene acceso, pero esas pensiones están en crisis”.

Juan Cristóbal Beytía, capellán de Techo-Chile, puntualizó que “hay que mejorar los umbrales y su diferenciación por zona urbana-rural y pasar de las percepciones a la medición objetiva del entorno, para que se siga avanzando en la dirección correcta”.