Los corazones rojos y las espaldas débiles del trabajo en Chile
Por Alexander Páez, Sociólogo Fundación SOL El Día Internacional de la Mujer celebrado el 8 de marzo, es utilizado por la prensa y el gobierno como un día de conmemoración de los Derechos de la Mujer. La feminista rusa, Aleksandra Kollontái, respecto a este día en 1913 declamaba que “El día de la mujer es un eslabón en la larga y sólida cadena de la mujer en el movimiento obrero. El ejército organizado de mujeres trabajadoras crece cada día”. ¿Qué ha ocurrido en Chile respecto a este ejército organizado de mujeres trabajadoras? Al parecer las cifras oficiales de empleo dan cuenta del crecimiento del empleo femenino, este explica el 56% de la variación total de la ocupación de los últimos 22 meses (desde enero-marzo 2010 hasta noviembre-enero 2011). Su tasa de participación llegó a un histórico 47,7% para el último trimestre móvil, mientras la tasa de desocupación disminuyó en 0,7 puntos comparando igual trimestre del año anterior. Por lo tanto, como diría Aleksandra, el ejercito se está formando y creciendo. Lo que no queda claro es si la conmemoración del Día de La Mujer lo podemos asociar a una “larga y sólida cadena de la mujer en el movimiento obrero”. ¿Qué tipo de trabajos tiene este ejército? En primer lugar, es un ejército de baja formalidad, estabilidad y continuidad laboral, tan sólo el 16% (1,15 millones) de la población femenina en edad de trabajar (15 años y más) tiene posibilidades de tener un empleo de calidad con contrato laboral indefinido, cotizaciones y seguro de cesantía. En segundo lugar, el 27,2% (1,8 millones) está en ocupaciones inestables, desprotegidas o informales, es decir, están insertas de forma endeble en sus puestos de trabajo. Desde contratos definidos, ausencia de contrato laboral, subempleo, falta de cotizaciones y seguro de desempleo, etc. Por lo tanto es un ejército con un núcleo muy pequeño de estabilidad en el tiempo para organizarse de forma consistente para defender sus derechos y participar de la “larga y sólida cadena”. Es más, existe un grupo de mujeres aún no reclutadas en el ejército, pero que desean estarlo, tales como las desocupadas que buscan abiertamente en el mercado del trabajo, o bien, aquellas que están disponibles para comenzar un trabajo pero no lo buscan por diversas razones. Corresponde al 13% (900 mil) que no se les permite ingresar para producir sus propios ingresos. Incluso, dentro del núcleo formal, estable y protegido, podemos encontrar parte de las mujeres asalariadas que están bajo la modalidad de subcontratación, suministro de personal o enganchadores, que corresponde al 90% de la variación de asalariadas durante la administración Piñera. Esto es otro fiel reflejo de lo débil de la formación de este ejército femenino, puede que tengan protección y formalidad en sus trabajos, pero tiene 2 empleadores, hasta 3 incluso si es suministro de personal, resquebrajando la solidaridad propia de un ejército y poniendo en bandos contrarios a sus mismos miembros. También podemos decir que para este Día Internacional de la Mujer, no todas quieren pertenecer a tal ejército, hay quienes prefieren aventurarse de forma solitaria en la producción de ingresos para el hogar (esto si suponemos que lo hacen de forma voluntaria y subjetivamente deseable).Existen las mujeres trabajadoras por cuenta propia, a las cuales el retrato oficial del trabajo las tilda como “emprendedoras”, las cuales corresponden el 30% de la variación total de la ocupación femenina, donde el 83% corresponde a jornadas parciales y el 77% a ocupaciones de baja calificación. Es decir, más que no querer unirse al ejército, las mujeres utilizan estrategias para sobrevivir en ocupaciones de subsistencia de baja intensidad horaria y productiva. Es lo que permite que al ingresar al ejército la mayor parte lo haga en ocupaciones inestables y desprotegidas, es la “reserva” inagotable a la cual acudir si las miembros del ejército desean participar de la “larga y sólida cadena de la mujer en el movimiento obrero”, tal cual como ese impresionante 43% (2,9 millones) que se supone no desea trabajar ni buscar trabajo y tampoco está disponible para comenzar uno. El Día Internacional de la Mujer, tiene mucho de crecimiento del ejercito y razones por las cuales luchar, pero la estructura bajo la cual se somete a la mujer trabajadora no permite los vaticinios de Kollontái en estas bellas y –hoy- vacías palabras. “Dejad que un sentimiento alegre de servir a la causa común de la clase trabajadora y de luchar simultáneamente por la emancipación femenina inspire a las trabajadoras a unirse a la celebración del Día de la Mujer”. Nada que una toma de conciencia de la lenta conformación de ese ejército de mujeres no revierta, tal como revierten en caso de cualquier crisis o emergencia la vida cotidiana en sus hogares, donde las espaldas débiles y los corazones rojos levantan la vida económica y amorosa de los golpeados hogares trabajadores de Chile. Publicado por El Quinto Poder