La caída en las tasas de rentabilidad promedio durante los últimos años pone en jaque una de las premisas del Gobierno en lo que respecta a su reforma previsional. Para el Ejecutivo, el alza de 10% a 14% de cotizaciones elevaría al menos en un 40% la pensión final. El informe, bautizado como "Análisis crítico de la propuesta de pensiones de Sebastián Piñera", de la Fundación Sol, explica que los actuales pensionados se jubilaron con tasas de rentabilidad anual promedio de 7,8% real, como ha sido el rendimiento desde la creación del sistema. Sin embargo, en la última década las rentabilidades promedio anuales han caído al 3,7% real, en circunstancias que los pronósticos hacia el futuro no apuntan a que los mercados seguirán trayendo los retornos de décadas anteriores, sino ganancias cada vez más ajustadas.
Publicada por El Mostrador
Parte marzo y con ello un nuevo año legislativo en el Congreso, donde la reforma previsional aparece como la tarea más compleja de sacar adelante por el Gobierno.
La administración de Sebastián Piñera empuja una reforma que aumenta de un 10% a un 14% la cotización obligatoria del trabajador; permite la entrada de otros actores distintos a las AFP, como cooperativas; y considera más recursos para las pensiones básicas solidarias, a las cuales acceden los sectores de la población más vulnerables. La oposición, en tanto, ha concentrado sus cuestionamientos en que ese 4% adicional lo debe administrar un ente público estatal y que la tasa de cotización debe ser mayor.
Aún sin la aprobación de la idea de legislar, la comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados volvió al ruedo ayer, esta vez para escuchar la opinión de distintos actores en relación con el cambio que se espera en materia de pensiones. En la cita hubo visiones críticas que abren el debate respecto de si este proyecto de ley mejorará realmente la situación previsional de los chilenos.
Esto, porque uno de los principales cuestionamientos planteados en la comisión apuntó, precisamente, a los resultados esperados que traería una cotización superior de 14%. El Gobierno hizo la matemática: si la cotización sube un 40%, la pensión final lo haría en una línea similar. Sin embargo, el cálculo no es tan obvio.
Es que ya hay voces que plantean que aquellas personas que coticen 14% desde el inicio de su vida laboral y jubilen 40 años después de la entrada en régimen de esta nueva reforma, obtendrán una pensión similar que aquella persona que jubiló recientemente. Una mala noticia, tomando en cuenta que el monto promedio de las personas ronda los $151 mil.
"Los resultados son concluyentes y desastrosos. A diciembre de 2018, el 50% de las 684 mil jubilados que recibieron una pensión de vejez por edad (la modalidad de pensión más masiva) obtuvieron menos de $151 mil ($135 mil si no se incluyera el Aporte Previsional Solidario del Estado). Incluso, en el tramo de aquellas personas que cotizaron entre 30 y 35 años, el 50% recibió una pensión menor a $296.332 (valor inferior al Salario Mínimo)".
Lo anterior se desprende de un extenso análisis que presentó, en el marco de la discusión, la Fundación Sol. El informe, bautizado como Análisis crítico de la propuesta de pensiones de Sebastián Piñera explica que los actuales pensionados se jubilaron con tasas de rentabilidad anual promedio de 7,8% real, como ha sido el rendimiento desde la creación del sistema. Sin embargo, en la última década las rentabilidades promedio anuales han caído al 3,7% real, en circunstancias que los pronósticos hacia el futuro no apuntan a que los mercados seguirán trayendo los retornos de décadas anteriores, sino ganancias cada vez más ajustadas.
"Las tasas de rentabilidad vienen a la baja y hoy es muy difícil tener rentabilidades sobre el el 5%. El jubilado de hoy, cotizando 10%, es posible saque una mejor pensión que aquel que cotice el 14% y se pensione en 40 años más", dice Marco Kremerman, de Fundación Sol, quien ayer expuso estos datos en la Cámara y que trabajó este análisis junto a la investigadora Valentina Doniez.
Los nuevos pensionados recién obtendrían jubilaciones similares si es que sus fondos generan una rentabilidad promedio anual de 6% real, lo cual es complejo, considerando las volatilidades de los mercados.
"Resulta obvio que, si una persona aumenta desde el inicio de su vida laboral, un 40% el ahorro para su cuenta individual, su pensión aumentará en 40% en 40 o 45 años más (en torno al año 2070). Sin embargo, la comparación relevante en términos de política pública, debería ser si esta persona que cotizará toda su vida un 14% en su cuenta individual, obtendrá una pensión 40% mayor de quien cotizó 10%. La comparación correcta es con el futuro, no con el pasado", detalla el estudio presentado por Kremerman.
De esta forma, en un contexto de menores rentabilidades y aumentos en la esperanza de vida, para alcanzar una tasa de reemplazo de 70% para quienes hayan cotizado más de 30 años –siendo esta una de las principales aspiraciones que se propuso el sistema previsional actual desde su creación–, se necesitaría implementar aumentos de la tasa de cotización (al menos a 25% la cotización destinada a las cuentas individuales y a 28% la cotización global), extender la edad de retiro e incrementar ostensiblemente el Gasto Público en pensiones vía Pilar Solidario y Aporte a la Clase media, conjunto de medidas que difícilmente pueden llevarse a cabo. El documento de la ONG pone en la palestra un problema que se percibe demasiado obvio en materia de pensiones, pero que parece que el Gobierno no será capaz de solucionar con los cambios propuestos.
"Se puede concluir que el proyecto, omite que el nivel de pensiones que recibe la mayoría de los actuales jubilados no les permite satisfacer sus necesidades básicas y por tanto no se trata de un problema de expectativas, sino que de un problema de sobrevivencia y por tanto de una urgencia social y humanitaria. Por la misma razón, no corresponde culpar a los trabajadores y trabajadoras porque no cotizaron lo suficiente, o porque viven más años o responsabilizar a las condiciones externas de una economía mundial que ya no permite obtener tasas de retornos como en la década de los 80 o los 90. El gran problema es que un sistema de pensiones que descansa exclusivamente en su pilar contributivo en el paradigma de las cuentas individuales, por construcción está condenado a producir bajas pensiones, ya que presupone para cumplir su objetivo (pagar pensiones que permitan vivir en el país de origen) que son las personas que viven en el país las que deben adaptarse al sistema de pensiones establecido, cuando el enfoque debería ser al revés: un país debería definir a través de una discusión democrática un sistema de pensiones que se adapte a la realidad de las personas que viven en el país, de tal forma que no comprometa su reproducción cotidiana y su ciudadanía", señala el documento.
El eje en cuentas individuales
Las críticas de fondo a lo insuficientes que serían los cambios en materia de pensiones, apuntan a que el Gobierno mantiene las cuentas individuales como eje central del sistema de pensiones, considerando solo una fase contributiva en el actual Pilar Solidario, al cual se le inyectarían más recursos de modo gradual.
Al respecto, las AFP ya han manifestado su posición. En entrevista con El Mercurio, Fernando Larraín, gerente general de la Asociación de AFP, dijo la semana pasada que "es importante reconocer que los trabajadores hoy día hacen un esfuerzo muy grande para construir su propia pensión, entonces pedirles que aporten a la jubilación del que está al lado, es complejo". Esa discusión el Gobierno no la ha querido abrir. Solo la DC, en la oposición, ha deslizado que es necesario incorporar un factor solidario en la reforma. El resto de la oposición se ha centrado, principalmente, en quién administrará el 4% adicional de cotizaciones que promueve La Moneda.
"La actual situación previsional es de extrema gravedad. Un país que pretende que el desarrollo humano y económico llegue a todos sus habitantes, no puede seguir sosteniendo un sistema de pensiones que obliga a sus adultos mayores a seguir trabajando y a endeudarse. Es el sistema de pensiones el que debe adaptarse a la realidad de las personas que viven en un país y no al revés como ocurre actualmente en Chile. Cuarenta años después, Sebastián Piñera, hermano de José, hace una nueva promesa. Con los antecedentes expuestos en este documento, no sería prudente para un país serio, esperar 40 años más para ver si esta se cumple", añade el análisis de la Fundación Sol.