Por Marco Kremerman/Investigador Fundación SOL
Una de las frases más repetidas por las autoridades de Gobierno es que Chile tiene y siempre ha tenido un sistema de provisión mixto en educación, por tanto los potenciales cambios que se desarrollen en los próximos años debe considerar esa realidad y situarse bajo este contexto.
Sin embargo, es bueno hacer un poco de historia y entender exactamente de qué estamos hablando. A comienzos de la década de los 80’, justo en el momento en que se realiza el traspaso a los municipios de la educación pública, el 78% de los estudiantes asistía a este tipo de escuelas, un 15% a colegios particulares subvencionados y un 7% a particulares pagados. Más que un sistema mixto en Educación, teníamos un Sistema con un pilar público y un complemento privado para todos quienes quisieran pagar por un proyecto educativo alternativo.
Este modelo corresponde al que hoy en día vemos en Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Portugal, Brasil, México, Estados Unidos y un gran número de países, tal como nos indica el reciente informe de la OCDE, Education at a Glance 2011.
Chile, pudo seguir el mismo camino, pero no lo hizo. Para avanzar en cobertura se impuso en dictadura la ruta privatizadora y se descuidó completamente la educación pública.
Específicamente se municipalizó la educación chilena:
1) Sin considerar que la Educación es un Derecho y colocando mayor importancia constitucional a la libertad de enseñanza (Artículo 20º de la Constitución).
2) A través de una filosofía del temor y el desprecio por la Educación Pública, dado su rol democratizador e incluyente.
3) Sin Calcular cuánto era el costo de una Educación con altos estándares.
4) Creando un Sistema de Financiamiento a las escuelas según número de alumnos que asisten a clases.
5) Entregando Subsidios a escuelas particulares (y luego incluso financiando su infraestructura a partir de la política de Jornada Escolar Completa), permitiéndoles Seleccionar, Lucrar y posteriormente (a través de la política de Financiamiento Compartido de 1993) Cobrar Aranceles.
6) Haciendo competir a Escuelas Municipales y Particulares Subvencionadas por recursos limitados, bajo la lógica del “chorreo” de la calidad.
7) Privilegiando la Asistencia, vía Alianzas Público-Privadas (Partnerships Public-Private (PPP)) por sobre un adecuado financiamiento de las escuelas. De allí surgió el negocio del apoyo a las escuelas más vulnerables por ejemplo.
Este experimento made in Chile, trajo consigo un conjunto de consecuencias negativas que hoy el movimiento estudiantil ha colocado afortunadamente y con suma urgencia en la agenda. En particular, se observan altos niveles de segregación escolar, municipios endeudados, territorios sin planificación y sólo expuestos a incentivos de mercado y fundamentalmente y como consecuencia de todo lo anterior, una reducción ostensible de la matrícula pública.
En 1990, ya teníamos un Modelo Mixto propiamente tal, con preponderancia de la Educación Municipal, en donde el 58% de la matrícula se ubicaba en este tipo de escuelas. No obstante y dado que se siguió descuidando la educación pública, en el año 2008 pasamos a tener un Sistema Mixto con preponderancia de las escuelas Particulares Subvencionadas, que en matrícula ya sobrepasaban a las municipales por primera vez.
De acuerdo a las proyecciones para el próximo año (2012), la matrícula municipal sólo representará un tercio de la matrícula total del sistema educativo chileno y pasaremos a tener un Sistema con un Pilar Privado y un complemento público. De hecho hoy 72 comunas de Chile ofrecen menos de un 30% de matrícula municipal en relación al total de la población en edad escolar. Vale decir, 7 (o más) de cada 10 niños o debe educarse en otra comuna o debe pagar por la educación en un colegio particular subvencionado (al menos que sea gratuito).
Por ejemplo, en algunas comunas del país pueden existir 8 escuelas particulares subvencionadas de una congregación religiosa “X” o de un Holding Educacional “Z” y una sola escuela pública, esas serán las opciones para los niños y la supuesta libertad de elegir que tendrán los padres. A nadie le preguntaron nada, nunca hubo planificación territorial y jamás se pensó en un proyecto educativo de carácter nacional.
La educación pública se nos cae a pedazos y algunos siguen hablando de Sistema Mixto, desconociendo que ésta, al menos que se realice cirugía mayor, se está transformando en una especie de Reformatorio donde sólo se educan aquellos niños que la educación particular no recibe o son muy caros de educar. Recuperar el rol central de la educación pública no se reduce a la desmunicipalización, sino que significa alterar las reglas del juego de manera estructural, cambiando la política de financiamiento y las licencias entregadas a la educación particular subvencionada.
Esta es la discusión a la que no quiere entrar el gobierno, ya que significa cuestionar los aspectos fundacionales del modelo, significa discutir con la historia sobre la mesa. Chile se permitió construir un sistema educativo relegando a la educación pública a un segundo plano, tendencia que ningún país, ni por más liberal que sea se permitiría (y tampoco se lo permitirían sus ciudadanos). No se trata de ideología, se trata de seriedad, sello demócrata y entender a la educación como un derecho. Quien piense lo contrario, tendrá que confrontarse con los gobiernos ideológicos de Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia y Alemania.
Columna publicada en El Mostrador