A fines de septiembre, el INE dio a conocer las últimas cifras de empleo en Chile. De acuerdo a estas estadísticas, el desempleo oficial es de un 8.3%, esto es, alrededor de 650 mil personas sin una ocupación remunerada. La noticia fue valorada desde los distintos sectores. “Tenemos muy buenas noticias”, afirmó el Presidente Piñera, subrayando que en los primeros cinco meses de su gobierno se habían generado los 200 mil puestos que se esperaba crear durante su primer año. Lo propio hicieron los gremios, planteando que el Comercio lideraba los nuevos bríos de la economía nacional.
Sin embargo, estas cifras no están reflejando el estado real del mundo del trabajo en Chile. "Urge poner nuevos indicadores en el debate, que sean capaces de reconocer más fidedignamente la realidad y que recojan las recomendaciones de carácter técnico que provienen de la OIT y de la OCDE", afirma Gonzalo Durán, economista e investigador de la Fundación SOL.
La propuesta es "observar el problema del empleo bajo un enfoque más realista, ad hoc a los nuevos modelos trabajo y producción", explica Durán.
A partir de las recomendaciones de esos organismos internacionales y en base a los resultados de la Nueva Encuesta Nacional de Empleo (NENE), la Fundación SOL creó la "tasa de desempleo integral". Este indicador considera tres componentes: el desempleo abierto o nivel oficial declarado por el gobierno; el desempleo oculto y el desempleo equivalente por subempleo.
"El desempleo oculto considera como desempleados a todas aquellas personas que no tienen trabajo y que se cansaron de buscar uno, por razones de desaliento y desesperanza. La literatura internacional los llama desempleados 'desanimados', 'desalentados' o incluso 'descorazonados'. Este tipo de personas suelen contabilizarse como inactivos en Chile. Sin embargo, su condición de disponibilidad para comenzar a trabajar, si es que les ofrecieran un empleo, los hace estar como desempleados", propone Durán.
En la categoría “desempleo equivalente por subempleo” se contempla a aquellas personas que se encuentran sub-ocupadas. Es decir, quienes trabajan media jornada pese a tener la disponibilidad a trabajar tiempo completo. "Si una persona está ocupada media jornada, pero tiene el deseo y la disponibilidad de trabajar tiempo completo, la literatura considera ese caso como 'medio puesto de trabajo'. En Chile, más del 95% de las personas que trabajan a tiempo parcial caen en la condición de subempleados por insuficiencia horaria", señala Durán.
Siguiendo esa lógica y con los datos de la NENE, la Fundación SOL calculó la "tasa de desempleo integral", que sumaría más de un millón de personas desempleadas en Chile, como se muestra en la tabla. "Al incluir el desempleo oculto y el desempleo por subempleo, los desocupados aumentan en un 74% y la tasa de desempleo se sitúa, utilizando los datos de la última medición, en un 13,6%, mucho más del 8,3% declarado por el gobierno", describe Durán.
Al calcular el "desempleo integral” por género, los resultados son aún más inquietantes. En el caso de las mujeres, la tasa sube de 9,5% a 16,5%. Los hombres en tanto muestran un incremento de 4,1 puntos porcentuales, pasando de un 7,5% a un 11,6%.
Esta medición del “desempleo integral” puede realizarse pues el INE efectuó una serie de cambios metodológicos a la encuesta de empleo a comienzos de este año. De ahí la propuesta de la Fundación SOL de medir y debatir a partir de la diversidad de resultados.
“Hasta marzo de 2010, el Instituto Libertad y Desarrollo calculaba mes a mes una tasa de desempleo real. En ella incluía a aquellas personas ocupadas en los empleos de emergencia y en los vinculados a las obras públicas, pues, según su planteamiento, estos grupos también debían ser considerados como desempleados. La tasa de desempleo integral que nosotros proponemos no recoge esa idea, pues lo de Libertad y Desarrollo es más bien un cuestionamiento político más que técnico”, plantea Durán.
La tasa de desempleo integral recoge las recomendaciones de la Décimo Sexta Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo de la OIT, también está en línea con las metodologías e indicadores utilizados por el Bureau of Labor Statistics de Estados Unidos y por el STATCAN de Canadá (estos últimos, considerados referentes a nivel mundial en materia de procesamiento estadístico en encuestas de empleo).