Nota publicada en Radio Universidad de Chile el 14 de agosto de 2018
Una nueva forma de trabajar es la que pretende legislar el gobierno del Presidente Sebastián Piñera. Se trata del teletrabajo, o el trabajo a distancia. Este jueves el mandatario presentó, junto a su ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, un proyecto para regularlo.
Lo que pretende el proyecto de ley es ofrecer la posibilidad de consensuar –empleador y empleado-, alternativas para trabajar de forma no presencial algunos días de la semana.
El ahorro de tiempo y de dinero que, se supone, traerá la iniciativa, permitirá también una mejor compatibilización del trabajo con la familia, tiempo de ocio, quehaceres domésticos y un extenso etcétera.
Sin embargo, son varias las voces que han insinuado que, más que una compatibilización armónica, lo que esconde el proyecto es una precarización de las condiciones laborales de los trabajadores. Piñera se adelantó a los dardos y declaró ese día que no existirá “ninguna precarización de las relaciones laborales, ni tampoco debilitará ningún derecho laboral de nuestros trabajadores”. Monckeberg también tuvo palabras al respecto: “No hay ningún derecho laboral que se pierda cuando uno trabaja desde la casa, así lo establece la ley de forma categórica. Es todo lo contrario a precarización, lo que se buscar es humanización, mejorar la calidad de vida y el estado de ánimo del trabajador. Todos los derechos colectivos también se mantienen”.
El abogado de la Universidad de Chile, José Luis Ugarte, experto en Derecho Laboral, es crítico con la iniciativa del gobierno. Según sostiene, el teletrabajo es algo que está regulado desde el año 2001, por el gobierno de Ricardo Lagos, por lo que esta iniciativa no vendría a regularizar nada nuevo. El académico agrega que en la sociedad chilena es una fantasía que nunca llegó, a pesar de tener una regulación muy pro empresarial: “Hace 17 años se alimentó la fantasía de que el teletrabajo iba a ser, en pocos años, la forma en que todos íbamos a trabajar. Han pasado 17 años y no ha pasado nada con el teletrabajo, a pesar de que tiene una regulación muy favorable para el mundo empresarial, porque se permite que sean trabajadores sin jornada de trabajo, por lo tanto, no se pagan horas extra y pueden trabajar sin límite semanal. Es una norma bastante desreguladora. Casi tiene el carácter de un fiasco, en el sentido de que iba a ser la “revolución del trabajo”. Los beneficios de los que se hablan son especulaciones. No hay estudios en Chile serio sobre las ventajas y desventajas del teletrabajo. Es pura especulación del más bajo nivel. Mucho del éxito del teletrabajo en algunos países tiene que ver con la disposición de la ciudad, la capacidad de los empresarios culturalmente de no controlar a los trabajadores físicamente. Todas esas condicionantes no tienen que ver con la ley, tienen que ver con el entorno laboral que ha hecho que el teletrabajo tenga relativo éxito en algunos sistemas y en otros, como el chileno, no tenga ninguno”.
Hoy, según cifras entregadas por el gobierno, solo un 1 por ciento de las personas trabajan en un lugar distinto a la empresa, lo que equivale a 50 mil personas. Potencialmente, se espera que, con la nueva normativa, se podría triplicar esta cantidad. Es el propio gobierno el que estima que las personas que teletrabajarían en los próximos años llegarían a 150 mil y a 8 años se estima que alcanzarían a un millón.
Desde la Fundación SOL existe una visión de que, con la debilitada organización de los trabajadores, el debate del trabajo remoto se está dando en un contexto de asimetría entre empleado y empleador. Así lo señala Recaredo Gálvez, investigador de la fundación, cree que hay una discusión antes de la que se está llevando para este caso: “La discusión sobre regulaciones del trabajo en Chile se da con un actor sindical disminuido por ley, y con un nivel de debate que contempla esencialmente a la parte empresarial y a los intereses parlamentarios que, como hemos ido observando, son bastante estrechos y están íntimamente ligados con el interés empresarial en su mayoría. Entonces, la discusión no es si el teletrabajo es bueno o no, sino que con quién discutimos realmente acerca de opciones como el teletrabajo”.
En septiembre de 2010, durante la primera administración de Sebastián Piñera, ingresó al Congreso un proyecto de ley que regulaba el trabajo a distancia, pero la iniciativa sólo llegó a debatirse en primer trámite constitucional en la Cámara de Diputados. A pesar de eso, los expertos en la materia insisten en que el anuncio es más parte de un plan comunicacional que de una intención real por modificar la legislación laboral en Chile.