La impugnación en el Tribunal Constitucional perjudicó lo que en el Gobierno consideraban el corazón de la reforma, la titularidad sindical. Hasta ahora se desconoce qué va a hacer el Ejecutivo con lo que quedó de la norma, mientas las críticas apuntan a que se hizo un largo debate para finalmente no cambiar nada.
No hay claridad por parte del Gobierno sobre el camino que adoptará para mantener viva la controvertida Reforma Laboral. No hubo anuncios en el discurso presidencial del 21 de mayo recién pasado y sólo se conoce la voluntad expresada por las autoridades de Hacienda y Trabajo de “no dejar morir” la iniciativa. O lo que queda de ella.
Y es que la impugnación de los parlamentarios de Chile Vamos a la norma aprobada no sin contratiempos en el Parlamento, logró afectar el corazón de la Reforma, la titularidad sindical, con lo que el articulado quedó sin su fuerza original.
Una buena oportunidad perdida para que el Gobierno y la Presidenta Michelle Bachelet cumplieran su palabra, a juicio del vicepresidente de la Federación Sindical Mundial José Ortiz, quien subrayó que lo ocurrido con la Reforma Laboral finalmente deja en mal pie no sólo a los trabajadores, sino al país.
“Esta supuesta reforma en la práctica lo que hace es mantener las violaciones a los derechos humanos fundamentales de los trabajadores, violando el Pacto de San José, violando el Pacto de Viena, violando el convenio 87, 98 y 135 de la OIT. En resumen, menos derechos para los trabajadores”, precisó el representante de la entidad sindical internacional.
El también ex secretario general de la CUT apuntó al sistema político que a su juicio es incapaz de respetar los más mínimos derechos de los asalariados.
Falta de voluntad
Y es que los contenidos del proyecto de la reforma laboral nunca plantearon una verdadera transformación de lo que sucedía en el país. Al menos así lo cree el economista de la Fundación Sol, Gonzalo Durán, quien además da cuenta de la gran distancia en términos de ingresos entre quienes legislan y gobiernan con el 70 por ciento de los trabajadores chilenos.
“No hay que olvidar nunca que hoy prácticamente siete de cada 10 trabajadores ganan menos de 450 mil pesos líquidos. Y eso no es azaroso, sino que eso tiene mucha relación con que los trabajadores no tienen cómo lograr que los empleadores les paguen de acuerdo a lo que ellos generan como valor agregado”, puntualizó el especialista.
Además, agregó que si bien hoy nuestro país tiene casi 24 mil dólares como PIB per cápita, lo cierto es que la realidad salarial está “contenida”, es decir, estancada para la mayoría de los trabajadores.
Gonzalo Durán indicó que después de un año de tramitación del proyecto, queda demostrado que ni el conglomerado de partidos de derecha “Chile Vamos” ni el Gobierno, están interesados en modificar los fundamentos que basan las relaciones laborales en el país.
“En lo sustantivo, eso se debe o lo podemos argumentar basándonos en la completa falta de voluntad para discutir siquiera lo que es la negociación más allá de la empresa, la negociación colectiva sectorial o una negociación colectiva que supere la frontera de la empresa”, dijo Durán.
El economista recordó que toda la evidencia internacional demuestra que en aquellos países donde se aplica la negociación colectiva por rama, son también donde hay menos desigualdad salarial y donde también se tiene mayor productividad, tema que tanto se debate en Chile.
Sin embargo todo apunta a que el objetivo del empresariado hasta ahora es maximizar la producción, pero siempre a costa de bajos salarios para quienes producen esas riquezas.