La precaria realidad de la comunidad trans, travesti y no binaria en el mercado laboral: discriminación, exclusión y bajas oportunidades
Nota de Prensa en El Mostrador

Publicada en El Mostrador el 25 de enero 2023 

De acuerdo a datos del estudio Calidad del Empleo de la Población Trans, Travesti y No Binarie en Chile, incluso en espacios laborales que se creen más abiertos y progresivos respecto a la comunidad LGBTQ+, existen conductas discriminatorias y excluyentes paras las diversidades; sin embargo, la principal diferencia radica en que la hostilidad suele ser más sutil. Por ejemplo, evitar conversar con una persona trans por miedo a no saber cómo comunicarse. ‘‘Pocas organizaciones tienen la visión de invertir en educar a sus colaboradores y motivarles para que estos temas se conversen y las dudas sean abordadas con los debidos protocolos y metodologías de resolución de conflictos’’, explica Michel Riquelme de OTD Chile.

Por Valentina Paredes

Camila* trabajaba entregando boletos de estacionamiento en un mall ubicado en una comuna del sector acomodado de Santiago. Durante una de sus jornadas laborales, uno de los autos se detuvo y la pasajera a bordo la increpó, debido a su identidad de género. 

“¿Quién eres tú?, me dijo y yo le respondí Camila, ¿pero eres hombre o mujer?, tienes la voz de un hombre y tú me estás diciendo Camila, y yo le digo ‘sí, soy una chica trans´’’, cuenta ‘‘y ahí empieza diciendo ‘¿pero cómo esta gente está trabajando acá?, voy a dejar un reclamo´, y la tipa fue hacer un testamento en un libro que tenía ahí el central parking, porque la atendió una persona trans”. 

Este es uno de los tantos relatos expuesto en el informe Calidad del Empleo de la Población Trans, Travesti y No Binarie en Chile. El sondeo, realizado por Fundación Sol y Organizando Trans Diversidades (OTD), da cuenta de la precaria situación laboral y discriminación a la que se deben ver expuestas las personas de esta comunidad constantemente. 

‘‘A pesar de que puede haber empresas con protocolos de inclusión para personas trans, aun así no se sienten cómodas en esos espacios debido a las micro agresiones que reciben de parte de sus colegas que muchas veces, incluso sin darse cuenta, hacen chistes, comentarios o acciones que implican estereotipar y discriminar’’, dice Michel Riquelme de OTD Chile en conversación con El Mostrador Braga.

Según indican desde las organizaciones a cargo del estudio, la baja calidad de condiciones laborales a las que se deben enfrentar las personas trans, travesti y no binarie (TTNB) ocurren principalmente porque vivimos en una sociedad donde predomina la cisnormatividad. 

La cisnormatividad define a ciertas personas e identidades como normales y por esto se considera como un régimen político. En otras palabras, la cisnorma sitúa en la cúspide social a las personas heterosexuales y cisgénero, y marginaliza a la comunidad TTNB por rebelarse contra este orden sexual hegemónico. 

Esto repercute, por ejemplo, en que existan espacios de trabajo que se creen son exclusivos para hombres y/o mujeres. 

‘‘Ramas de actividad económica, como la construcción, que es la segunda con mayor cantidad de trabajadores/as en Chile, no son espacios seguros para el desarrollo de las personas trans, travestis y no binarias. Ya que son altamente masculinizadas, por lo que se configuran como espacios peligrosos para las disidencias’’, comenta la investigadora de Fundación Sol, Andrea Sato. 

Espacios hostiles 


Uno de los puntos que más destaca sobre esta problemática, es que a pesar de que en diversos espacios laborales ha comenzado a abrirse oportunidades para personas de la comunidad LGBTQ+, continúan existiendo conductas de discriminación; sin embargo, más sutiles.

‘‘A pesar de que los entornos tradicionalmente masculinizados pueden ser más inseguros para la comunidad, en el estudio se pesquisa que, incluso en empleos que superficialmente pueden considerarse como “progresistas” -academia, proyectos vinculados a derechos humanos-, son también hostiles. Aunque funciona de formas más sutiles”, subraya Andrea Sato. . 

Por ejemplo, se tiende a excluir y aislar a personas de las diversidades, esto para no relacionarse con ellas (os) debido al desconocimiento sobre temáticas que tienen que ver con tal comunidad. “Tienen miedo a tratarte con un pronombre equivocado y que la funes”, dice uno de los entrevistados del estudio. 

Puntualmente, este hecho resulta preocupante, ya que se prefiere que continúen existiendo tales prácticas discriminatorias a que se potencien espacios de información y capacitación en empresas, para generar mayor inclusión. 

‘‘Nada obliga a las empresas a involucrarse en el tema y es más fácil y rentable al corto plazo, simplemente omitirlo. Pocas organizaciones tienen la visión de invertir en educar a sus colaboradores y motivarles para que estos temas se conversen y las dudas sean abordadas con los debidos protocolos y metodologías de resolución de conflictos’’, explica Riquelme.

Otra situación, que suele suceder -pero es muchas veces invisibilizadas-, se refiere a que las mujeres trans son aún más discriminadas que los varones trans. 

De acuerdo al artículo, Trans masculinidad: temores a la pérdida y ganancia de privilegios -que incluye a Chile- los hombres trans identificaron una mayor autoridad y reconocimiento desde el exterior luego de su transición de género, situación que se replica en espacios laborales. 

“El tema de cómo te respetan cuando hablas, y eso yo lo he notado, y cuando he tenido que hablar ante las personas para expresar mi punto de vista, yo he sentido como que me prestan más atención, o como que lo que yo digo, tiene más validez, porque me perciben como hombre”, destaca uno de los testimonios del artículo. 

Trabajo sexual: muchas veces la única opción 


Ante la discriminación y escasas oportunidades laborales que perciban aún más las mujeres trans, muchas veces son ellas mismas las que prefieren la opción del trabajo sexual, antes que uno ‘‘tradicional’’, para poder generar ingresos. 

“Suelo evadir la formalidad mucho, porque soy trabajadora sexual virtual, entonces igual me va bien en eso, pero hay momentos durante el año que tengo que ir a la formalidad por temas de que en el verano la gente suele irse. Entonces tengo que sí o sí meterme en la formalidad y lo hago por periodos”, dice uno de los relatos del estudio. 

A eso, se suma que -a pesar de que las condiciones son precarias- espacios como el trabajo sexual son los que otorgan a las personas TTNB vivir su identidad de género sin ser cuestionadas/os por sus pares. De hecho, se tienden a crear redes de afectos y contención. 

Sin embargo, aunque para muchas/os ejercer el trabajo sexual es una opción, para otros se vuelve la única salida. Mala calidad del empleo, inestabilidad laboral, discriminación y la constante exclusión son parte de las condicionantes que se entrelazan para tal decisión.

Ante tal situación, desde OTD y Fundación Sol, señalan que aunque la abolición o regulación del trabajo sexual es un debate complejo que debe ocurrir, mientras tanto el Estado debe generar acciones concretas para asegurar un ejercicio digno de estas actividades. 

‘‘Es deber del Estado regular aspectos básicos como el derecho a una previsión social para las personas que ejercen el trabajo sexual, derecho a no ser explotadas y a tener programas de re conversión e inserción laboral, si así lo necesitaran. También investigar y sancionar, con la debida diligencia, todos los casos que constituyen delitos que se dan en el contexto del abandono y precarización que viven las personas que se dedican al trabajo sexual’’, asegura Michel Riquelme.

Brechas desde la educación 


Desde las organizaciones a cargo del estudio, explican que la ausencia de oportunidades laborales son la consecuencia de una serie de obstáculos que las disidencias deben afrontar a lo largo de la vida, especialmente durante su proceso educacional. 

Por ejemplo, debido a la discriminación que provienes de sus pares, son las mismas personas TTNB las que prefieren excluirse de espacios educativos, lo que termina con una baja motivación de continuar con estudios en la educación superior y, por lo tanto, acceder a puesto laborales formales. 

A opinión de Riquelme y Sato, la negligencia del sistema educativo en Chile, incluso en las universidades, ha condicionado que las personas de las diversidades hagan pausas en sus carreras educativas o definitivamente abandonen la educación formal.

“Cuando hice la práctica profesional, tuve que ir al colegio a exponerme y decir ´hola, soy no binaria´ y me dijeron ´No, es que no le podemos decir a los apoderados que tú eres no binaria y que te traten de elle porque no lo van a entender’’’, dice uno de los testimonios. 

Ante tal situación, la representante de Fundación Sol opina que lo esencial es trabajar en políticas concretas que potencien el ingreso de personas trans, travesti y no binarias a empleos formales y libres de violencia. 

‘‘Las políticas públicas vinculadas al empleo deben ser integrales y que impliquen procesos de educación continua en los espacios de trabajo y en la sociedad en su conjunto. Sumado a aquello hay que analizar los mecanismos de fomento al empleo’’, señala Sato

La investigadora de Fundación Sol dice que las apuestas para fomentar el ingreso de las personas disidentes al mundo del trabajo asalariado, deben contemplar, estabilidad, ingresos acordes al costo de vida en Chile y condiciones materiales y emocionales para un buen desarrollo de las actividades laborales.

‘‘Hay que avanzar en construir empleos de calidad, que se conviertan en espacios seguros para el desarrollo integral de todas las personas. Eso se consigue a través de políticas públicas robustas que tengan en el centro el empleo de calidad’’, finaliza Andrea Sato.

*El nombre utilizado durante la nota es ficticio para respetar el anonimato de la fuente.

Lee el estudio completo aquí.