Por Patrizio Tonelli/Investigador de la Fundación SOL
-Tras el rescate de los 33 mineros, el ministro del Interior afirmó “la minería no puede seguir siendo insegura”. ¿Qué opina usted sobre lo ocurrido? ¿Qué lecciones nos deja este accidente?
-El accidente de la mina San José puso en jaque el sistema preventivo: aquí falló la empresa y su organización preventiva, fallaron los organismos públicos que tenían que fiscalizar y los organismos administradores de seguros que tienen que hacer prevención… En lo que va de este año, 282 trabajadores salieron de sus casas y no volvieron porque las condiciones en sus lugares de trabajo no eran seguras. Y esto no es justo porque uno no va al trabajo a encontrar la muerte. Además hay un dato que se pasa por alto, que es el tema de las enfermedades profesionales. Todos comentan y critican las condiciones de seguridad de la mina, pero nadie repara en que también había un trabajador con silicosis, cuya enfermedad la contrajo porque las condiciones ambientales de los lugares en que se ha desempeñado no protegían su salud, problema que afecta a muchos trabajadores y no solo del sector minero, sino en la construcción, en los laboratorios dentales, en los lugares en que se fabrican cerámicas, en general en todos aquellos lugares en que están expuestos a polvo de sílice.
-¿Qué dicen las estadísticas sobre las enfermedades profesionales?
-Existe una gran falencia en el país en materia estadística. No existen estadísticas claras, precisas, confiables y desagregadas que permitan dimensionar la magnitud del problema de las enfermedades profesionales, incluso no existe certeza de la cantidad de accidentes fatales. Si preguntas cuántos trabajadores enfermos de silicosis hay en Chile, nadie tiene cifras concretas al respecto. Entonces ¿cómo voy a establecer una política preventiva o una estrategia de riesgos laborales si no conozco cuáles son los problemas?
-Además de la minería, ¿qué otros sectores son peligrosos para trabajar en Chile?
-La Construcción, el Sector Agrícola. De hecho, si miramos las estadísticas del año pasado, en el sector agrícola murieron 69 trabajadores, 44 en la industria manufacturera, 94 en la construcción, 36 en el comercio, 81 en transporte. Dadas las características de las diferentes actividades económicas, se deberían desarrollar e implementar políticas y estrategias sectoriales en materia de seguridad y salud en el trabajo, de carácter permanente, que den cuenta de la realidad de cada sector.
-Respecto a la minería, se suele afirmar que los accidentes ocurren fundamentalmente en las pequeñas empresas, ¿esto es así? ¿En qué tipo de empresas se registran más accidentes?
-De acuerdo a las estadísticas que lleva el SERNAGEOMIN, la institución especializada en las fiscalizaciones al sector minero, la mayor mortalidad se presenta en las grandes empresas. Según se señala en el Anuario Estadístico de Minería del 2009, de los accidentes fatales ocurridos en el sector, el 66% (23 trabajadores muertos) corresponden a trabajadores de empresas principales y 34% (12 trabajadores muertos) corresponden a empresas contratistas. Ahora, en el sector minero se da una cosa bien paradójica: si uno analiza la tasa de accidentabilidad, o sea la cantidad de accidentes que ocurren por el número de trabajadores expuestos, esta es mucho más baja que en el resto de la actividad económica. Sin embargo, la tasa de mortalidad es superior (ver cuadro).
-O sea, en la minería hay menos accidentes pero más muertos. ¿Cuál es la relación?
-Una explicación podría ser que muchos de los accidentes que deberían ser declarados como tales no se declaran, porque los trabajadores se atienden en los policlínicos que tienen las mismas compañías. Otra razón que dan algunos es que la actividad es mucho más riesgosa, por lo tanto el potencial de peligro es mayor. Ahora, me parece que la cosa esencial a destacar es que la tasa de fatalidad en el sector minero es mucho más alta que en resto de los sectores. En lo que va de este año, la minería lleva 18 muertos y eso, en relación a la cantidad de trabajadores que tienen, es muchísimo. Y ahí estamos hablando solo de temas de seguridad, sin considerar las enfermedades profesionales. La minería presenta muchos riesgos: la exposición a la sílice, los riesgos ergonómicos, entre otros. Además mucha de esta minería se hace en altura y no se tiene claridad respecto al efecto que tiene esta exposición intermitente a la altura en la salud de los trabajadores. Ahora, reconocer que este sector es más peligroso que otros no puede justificar que los accidentes o las enfermedades ocurran “porque así es la actividad”. No, ese trabajo se puede hacer con medidas seguras. En el tema de esta minera lo que quedó claro es que las medidas preventivas no se tomaron.
-En el caso específico de la mina San José, ¿qué instrumentos tenían a disposición empresa, gobierno y trabajadores para gestionar el tema de la seguridad en el trabajo?
-En primer lugar, las obligaciones legales en materia de seguridad, que ellos no cumplieron. Por ejemplo, si hubiese existido una vía de escape, como lo establece el propio reglamento de seguridad minera, no habríamos tenido que hacer esta gran inversión y parafernalia para poder rescatar a estas personas y tampoco habrían sufrido sus familias durante tanto tiempo. En segundo lugar, estaban los instrumentos preventivos, como la obligación de contar con un sistema de gestión, un comité paritario y un departamento de prevención de riesgos. Ahora, de acuerdo a las declaraciones del experto que tenían ellos, el departamento de prevención de riesgos cumplió su labor e indicó a la empresa las medidas preventivas.
Sindicatos y seguridad
-Desde una perspectiva de “prevención”, como ud plantea, ¿la seguridad y salud en el trabajo son un problema sólo de fiscalización o habría que hacer otra cosa?
-El desafío que tenemos es formar una cultura preventiva y para eso un tema importante son las normas, que deben ser claras y adecuadas a la realidad. También es clave, para formar una cultura preventiva, considerar el rol de los trabajadores y su capacidad de asumir y participar en la implementación de políticas de prevención.
-Con respecto a eso, tengo entendido que a nivel de negociación colectiva, la tendencia es “vender la salud”, en el sentido de que se bajan los controles, las exigencias de prevención y seguridad para obtener “bonos”. ¿Es así?
-Los italianos decían en los’70 que “la salud no se vende ni se delega”, más bien “se defiende y se asume”, no esperando que los otros asuman un derecho que es tuyo. Creo que a los sindicatos les falta este tema. Muchas veces los bonos que negocian son contraproducentes para la protección de la salud de los trabajadores; o en otras oportunidades negocian cosas que la misma ley les da. Hay que trabajar mucho el cómo ellos negocian el tema de la protección de la salud y seguridad; cómo negocian, por ejemplo, qué participación van a tener ellos en cuanto a los controles que se deben hacer en materia preventiva, la información que se le debe entregar, porque muchas veces los comités paritarios andan por un lado y los sindicatos por otro. Se podría establecer, por ejemplo, la obligación de tener una reunión de seguridad mensual, donde se informe a los sindicatos las medidas que se están adoptando, cuáles son los procedimientos, qué está haciendo la empresa.
-Usted está hablando de lo que se llama una “validación consensuada”, es decir, que los sindicatos decidan cuáles son los riesgos y cuáles no…
-Claro. Los sindicatos ahora no participan en la evaluación de los riesgos, y puede ser que para la empresa un riesgo sea bajo, mientras que para el sindicato, por su experiencia, se trata de un riesgo alto. De ahí el tema de capacitar a los trabajadores; entregarles herramientas que a ellos les permitan identificar los riesgos, la forma como se evalúa y también las propuestas de medidas preventivas es clave.
El asma del panadero
-La otra arista de la prevención son las multas, ¿es caro para las empresas la inseguridad en el trabajo?
-En Chile, una multa de la inspección del Trabajo por infracción a materias de protección de la seguridad y salud de los trabajadores puede llegar hasta 60 UTM ($2.245.020), en cambio una multa de la OSHA en USA puede llegar a U$70.000 ($33.460.000) O sea, las multas aquí en Chile para las grandes empresas no constituyen ningún instrumento disuasivo, es un gasto muy marginal. Pero también hay otros temas, como difusión, capacitación y educación.
-¿Qué propone?
-A nivel de país no contamos con una política nacional en Salud y Seguridad. Tenemos distintos organismos que poseen distintas políticas y dependen de la persona que los está dirigiendo. Se requiere una política institucional con objetivos claros, con una estrategia a largo plazo y en la que participen tanto los representantes de la empresa como de los trabajadores, de lo contrario sólo se reaccionará dependiendo de la conmoción publica que cause y de lo que dure la noticia en los medios… Porque en un tiempo más se nos va a olvidar todo esto ¿Quién se acuerda de los 7 trabajadores que murieron en la constructora Trio? ¿Alguien se acuerda de eso? A raíz de ese acontecimiento se vio la ley de subcontratación pero nadie se acuerda de ellos. El convenio 155 de la OIT lo dice claramente: establecer una política nacional, contar con un sistema coordinado, eficiente, y también contar con una estrategia en la que participen empleadores, trabajadores y gobiernos. Hace un tiempo estudié las panaderías por el tema del “asma del panadero”, producto del polvo de harina. Cuando yo iba a las empresas requerían un sistema de extracción, y esas empresas jamás van a tener un sistema de extracción.
-¿Por qué jamás?
-Porque apenas tienen para el quintal de harina, porque no tienen asesores, porque un ducto de ventilación sale carísimo, por lo tanto si hubiese una política de Estado donde se establezca una estrategia con Sercotec, con créditos más blandos, que ellos puedan invertir para hacer los lugares más sanos y saludables. No basta con que un organismo fiscalizador vaya y curse una multa. Eso no soluciona el problema; para solucionar el problema tiene que ser un tema de Estado. Si no, pasa lo de ahora, donde lo importante es dar empleo, empleo, empleo, sin importar que estos empleos no sean seguros y puedan tener condiciones que afecten a la salud de los trabajadores.