Por Gonzalo Durán, Marco Kremerman y Alexander Páez, Investigadores Fundación SOL
Como todos los meses, se han publicado las cifras de empleo/desempleo y es momento del análisis.
A pesar de que se registra una variación de los ocupados de 519 mil entre el trimestre enero-marzo 2010 y mayo-julio 2011, se entrega evidencia de que el 60% de esta cifra son trabajos “por cuenta propia”, “personal de servicio doméstico”, “familiar no remunerado”, o empleadores de microempresas de menos de 5 personas, es decir, que no están vinculados necesariamente a políticas o planes de empleo del gobierno y que no están cubiertos por los sistemas de protección clásicos del trabajo.
En comparación con el trimestre pasado el empleo disminuyó en 37 mil ocupaciones, de las cuales 20 mil corresponde al trabajo por cuenta propia y el asalariado se estanca con un leve aumento de mil ochocientas personas. El 86% de esta disminución corresponde a los hombres.
Si bien, las mujeres explican más del 58% de la variación de la ocupación en los últimos 16 meses (con 302 mil empleos), sin embargo el 52% de estos empleos femeninos son cuenta propia.
A pesar de que el gobierno había anunciado que el empleo asalariado comenzaría a aumentar y el cuenta propia a disminuir, y se revertiría la tendencia natural de todo proceso de recuperación económica de avanzar vía trabajo independiente, esta situación no sólo no ha ocurrido, sino que se observa una tendencia inversa, llegando a tal punto que la participación del empleo asalariado en el total de ocupados disminuyó en los últimos 16 meses. desde un 70,3% a un 68,2%, vale decir, 2,1 puntos porcentuales.
El trabajo por cuenta propia que se observa en este período es principalmente precario, con alta presencia de jornada parcial y trabajadores de baja calificación. No se trata de emprendimientos robustos ni profesionales independientes.
A la hora de analizar el trabajo asalariado, los datos dan cuenta que, a nivel agregado, aumenta en 204 mil personas. No obstante, el 100% de la variación de los ocupados asalariados corresponde a la modalidad de subcontratación, servicios transitorios y suministro de personal y enganchadores, lo cual es una señal de mayor precarización e inestabilidad en el mundo del trabajo.
En Chile, mayor crecimiento económico o una menor tasa de desempleo oficial, no asegura mejores condiciones de vida para todos sus habitantes. Los aspectos cualitativos pasan a ser fundamentales, tal como se puede observar en la discusión que están llevando los Premios Nobel de Economía Joseph Stiglitz y Amartya Sen.
Siguiendo esa lógica y utilizando los datos de la Nueva Encuesta de Empleo (NENE), la Fundación SOL ha creado el “Índice de Empleo Protegido” (IEP), el “Indicador de Inserción Laboral” (IIL) y la “Tasa de Desempleo Integral” (TDI).
En relación al “Índice de Empleo Protegido”, se observa que a nivel nacional, sólo un 38,9% del total de ocupados y un 53,3% de los asalariados presentan un empleo protegido, vale decir, con contrato escrito, indefinido, liquidación de sueldo y cotizaciones para pensión, salud y seguro de desempleo. Esto representa una disminución en la protección del empleo en 5 puntos porcentuales con respecto al trimestre diciembre-febrero 2011.
Además, dentro del empleo no protegido, Fundación SOL define la categoría del trabajador “Subordinado Independiente”, como los asalariados que no tienen liquidación de sueldo, vale decir, deben enfrentar todas las normas y sistemas de control de un trabajo dependiente, pero no cuentan con el sistema de protección de derechos laborales que caracteriza a un asalariado convencional. En el trimestre mayo-julio 2011, esta categoría alcanzó un 21% del empleo asalariado (privado, público y servicio doméstico), lo que equivale a 1.118.136 personas y la mayoría de ellas, ni siquiera entregan una boleta de honorarios.
En resumen, se concluye que actualmente en Chile un trabajo registrado como asalariado no está asegurando mejores condiciones en cuanto a protección, estabilidad e ingresos.
Al calcular la Tasa de Desempleo Integral se contabilizan más de un millón de personas desempleadas en Chile. Al incluir el desempleo oculto y el desempleo por subempleo, los desocupados aumentan en un 81% y la tasa de desempleo se sitúa en un 12,8%, mucho más del 7,5% registrado por el Gobierno. Además, indica que son las mujeres las que se han incorporado más precariamente a la fuerza de trabajo y que la recuperación en las regiones y ciudades más afectadas por el terremoto y tsunami, se basa fundamentalmente en mayor subempleo.
Es importante destacar, que entre enero-marzo 2010 y mayo-julio 2011, mientras los desocupados y los desalentados caen, el subempleo se ha incrementado en 25%, lo cual ha sido uno de los factores centrales para explicar la disminución en la tasa de desempleo oficial registrada durante este año. En períodos de bonanza económica, cuando los empleos que se crean son de baja calidad (tal como se observa actualmente en Chile), la TDI es un fiel reflejo de la real magnitud del desempleo en la economía.
El subempleo ha llegado a su segundo nivel más alto desde que es posible medirlo (enero-marzo 2009), con más de 740 mil personas que trabajan jornada parcial y quieren trabajar tiempo completo, pero no encuentran ese tipo de empleo.
Las autoridades, más que felicitarse por la creación de “supuestos” nuevos puestos de trabajo mes a mes, debiesen referirse y analizar las características de esos empleos. El desempleo no se derrota con trabajos ocasionales y sin protección. No es lo mismo trabajar dos o tres horas a la semana que tener un contrato de trabajo bajo jornada completa, con cotizaciones previsionales al día y poder negociar colectivamente las condiciones de trabajo.
Nota: Todos los cálculos de la Fundación SOL, son hechos utilizando la base de datos de la Encuesta Nacional de Empleo que se encuentra disponible en formato digital STATA ó SPSS para todos los chilenos por Transparencia.
Esta columna ha sido publicada en el blog de la Tercera