Publicado en Diario UChile el 31 de marzo de 2017.
A pesar de las cifras que demuestran un bajo crecimiento económico para el país, los grandes grupos empresariales siguen mostrando cifras azules en sus balances, incluso a pesar de la “huelga de capital” realizada por el empresariado, para influir en la legislación de reformas como la Tributaria y la Laboral. Desde Fundación Sol abren la pregunta sobre ¿quién se desacelera cuando nuestro país se desacelera?
Hace algunos días de generó un debate entre el ex presidente del Banco Central Rodrigo Vergara, y el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, sobre las causas del bajo crecimiento económico de Chile, ya que mientras el ex titular del instituto emisor puso énfasis en la “incertidumbre” que generan las reformas de la Administración Bachelet, el secretario de Estado planteó que este se debe a “problemas estructurales”.
Si bien entre los economistas existe consenso en que no es posible determinar fehacientemente qué factores son los que inciden con mayor fuerza en el estancamiento de la economía, un elemento que llama la atención es que, a pesar de las expresiones de preocupación de parte del gran empresariado por la situación económica, se verifican diversos índices que demuestran que a las grandes compañías la ralentización de la economía no parece afectarles.
Este año se ha registrado el mejor arranque del Índice de Precios Selectivo de Acciones (IPSA) desde 1999, con un 9,42 por ciento, y por primera vez en cuatro años ha logrado superar la barrera de los 4 mil 500 puntos, siendo los papeles de Enel, Vapores, SQM y Latam, entre otros, los que han mostrado un mejor rendimiento.
A esto podemos sumar la última actualización del ranking Forbes, en el cual figuran una serie de empresarios chilenos, encabezados por Iris Fontbona, matriarca del Grupo Luksic, tiene un patrimonio que llega a los 13 mil 700 millones de dólares, ocupando el lugar 84 en la lista. Es seguida por Horst Paulmann, dueño de Cencosud, con una fortuna de 4 mil 700 millones de dólares, en el lugar 348, en tanto Julio Ponce Lerou, controlador de SQM registra un patrimonio de 3 mil 100 millones de dólares.
A ellos se suman Bernardo, Eliodoro y Patrica Matte con una fortuna que alcanza los 2 mil 800 millones de dólares, y el actual candidato presidencial Sebastián Piñera, quien posee un patrimonio de 2 mil 700 millones de dólares.
Cabe cuestionarse frente a estos indicadores, cuan afectados por la ralentización de la economía se ven los grandes grupos empresariales, quienes coincidentemente son quienes tienen más tribuna mediática para criticar la situación del país.
Gonzalo Durán, economista de Fundación Sol señala: “Entonces eso también te da cuenta de esta pregunta que nosotros siempre hacemos: ¿Quién crece cuando Chile crece? o al revés ¿Quién se desacelera cuando nuestro país se desacelera? No son, precisamente las personas que hoy en día son los dueños del capital”.
En tanto, en el ranking del Credit Suisse, se señaló en 2016 un aumento en las grandes fortunas del país en Chile en un 12 por ciento, es decir si en 2015 habían 2 mil 835 personas con un patrimonio invertible superior a los 10 millones de dólares, al año siguiente fueron 3 mil 184, mientras que en el mismo período se registró un incremento de 13 por ciento de las personas con un patrimonio superior a 50 millones de dólares: “O sea que en el año que pasó se generaron más súper ricos”, sostuvo Durán.
Durán aseguró que una serie de indicadores demuestran que incluso realizando lo que él llama una “huelga de capital”, sus utilidades se incrementan porque a pesar que el país puede crecer a un 1,6 por ciento, “ellos igual terminan ganando”, por ejemplo, de la información entregada por las casi 600 sociedades anónimas abiertas de Chile, sus ganancias se han incrementado en más de 30 por ciento, de acuerdo a estudios realizados por Fundación Sol en base a cifras de la Superintendencia de Valores y Seguros.
“Acá tenemos una situación en la cual los empresarios, los dueños del capital, han llevado a cabo una especie de ‘huelga del capital’, es decir ante una serie de transformaciones como fueron la Reforma Tributaria y la Laboral, que se por sí eran reformas que, a nuestro juicio, son bastante moderadas, igual así ellos reaccionaron bastante negativamente, en el sentido de detener las inversiones, algo que no se había visto hace mucho tiempo que el ciclo de inversiones llevase más de 30 meses sin registrar números positivos, y eso obedece a que ellos ven que a través de ese tipo de acciones pueden influir poderosamente, en una especie de lobby para cambiar las reformas a su favor, y en cierta medida lo lograron”.
El economista de la Universidad de Santiago (USACh) Víctor Salas coincidió con Durán en que la situación económica actual no genera mayor perjuicio a las grandes empresas, al contrario, las utilidades que arrojan sus balances dejan en claro que nuestro país es tierra fértil para sus negocios.
“Chile es un buen país para hacer negocios, las empresas tienen grandes ganancias, aumentaron el año pasado sus utilidades no las disminuyeron, ni siquiera las conservaron, crecieron (…) entonces uno dice que ahí hay un buen espacio para los negocios, nadie podría decir que no hay posibilidades de hacer buenos negocios porque hay grandes utilidades”.
Además, Salas hizo hincapié en el comportamiento del empresariado durante los últimos tiempos respecto del actual gobierno, el cual se ve determinado por las expectativas que genera este año electoral y de cómo esto repercute en el ánimo de inversión que puedan tener: “El tema es qué hace que quienes toman la decisión de llevar adelante la inversión y dinamizar la economía digan ‘no, me voy a paralizar’, entonces ahí hay dos factores: uno podría decir que son técnicos, pero también son políticos, confluyen en una idea las expectativas, los empresarios tienen expectativas negativas de qué es lo que va a pasar con la economía, entonces están como a la espera de algo. Puede ser de un triunfo de alguien que les asegure cambios, vueltas atrás en algunas medidas como la Reforma Tributaria, ya han aparecido parte de esas promesas”.
Salas sostuvo que los gremios empresariales chilenos tienen una conducta que es bastante política y de derecha, no existe diversidad al contrario de lo que sucede en Europa y Estados Unidos, “quienes están en todos lados, no sólo porque ponen plata en todos lados, sino porque ideológicamente se sienten interpretados de manera distinta y eso le da un balance a la actitud y a la conducta empresarial”, concluyó el economista de la USACh.