Por Gonzalo Durán y Karina Narbona.
Publicada en El Mostrador
El “combo” de hamburguesa a $7.100 que vende el concesionario de los alimentos en Copa América, Vive Snack, y que fue denunciado ante la opinión pública por el periodista deportivo, Juan Cristóbal Guarello, saca a la superficie dos facetas sensibles y conectadas de nuestra realidad: la voracidad y arbitrariedad empresarial y la situación económica del grueso de los chilenos que ve cómo su exiguo ingreso se esfuma en cualquier ítem de gasto.
Sobre la primera faceta, simplemente hacer una pequeña mención: Chile es un país reconocido internacionalmente como la experiencia pionera y más extrema de una apertura sin restricciones de nuevas zonas de libertad de mercado con estructuras de costos sumamente bajas para las empresas. Las privatizaciones de los bienes públicos, en forma abierta o de “concesiones” (aquí cuentan las concesiones hospitalarias, de carreteras, del transporte público, del alimento en los estadios), el castigo salarial y la especulación financiera, sostienen esta dinámica de “Acumulación por Desposesión” (recurriendo al concepto del intelectual David Harvey).
El correlato de este extraordinario margen de maniobra empresarial –especialmente en los sectores rentistas y financieros– se aprecia en los niveles de acumulación de riquezas existentes en Chile y que no se dan en ningún otro país con datos comparables, superando incluso a Estados Unidos: 460 millones per cápita mensual es lo que perciben las 1.700 personas que componen el 0,01% más rico de la población. Además, durante el año 2014, en plena desaceleración –tal como consigna el reciente informe del Boston Consulting Group– aumentó en un 14,9% la riqueza privada y es probable que sea principalmente la de este sector.
En relación a la segunda faceta, el bajo nivel de ingresos: la mayoría de los chilenos encuentra en su vida diaria una evidencia muy concreta de su frágil situación. De un modo elocuente el capitán de la selección chilena, Claudio Bravo, dejó entrever esta verdad popular latente cuando, en conferencia de prensa, negó que el grupo de seleccionados se sienta presionado: “No estamos ansiosos ni presionados. La presión la tienen los hogares que no llegan a fin de mes”.
Con respecto a esto, aun siendo una verdad latente, no está de más detenernos en algunas cifras que contribuyan a consolidar un diagnóstico o cuadro global del país, más allá de la visión de cada cual. A partir de la última encuesta Casen, se puede llegar a responder cuál es el ingreso diario de los chilenos.
El ejercicio aquí realizado es el siguiente. Primero se consideran todos los ingresos monetarios que entran al hogar, esto es: ingresos del trabajo, herencias, ganancias por participación en empresas e inversiones, intereses, pensiones de vejez, pensión de invalidez y los bonos y subsidios del Estado cuando se reciben (tales como el subsidio familiar, la asignación familiar, el subsidio por invalidez, el subsidio a la discapacidad mental, el subsidio de cesantía, la pensión básica solidaria, el aporte previsional solidario, el bono de protección familiar, la asignación social, el subsidio de agua potable, el bono bodas de oro, el bono invierno, el subsidio empleo joven, entre otros). Aquellos montos que se reciben en el hogar una única vez, son prorrateados de forma mensual. Y es a partir de montos mensuales del hogar (contando 30 días por mes) que luego se calcula el ingreso personal diario.
Entonces... ¿qué nos dicen los datos duros de la Casen 2013?
Los datos nos dicen que:
- El 30% más pobre –un poco más de 5 millones de personas– percibe menos de $3.400 diarios.
- La mitad de los chilenos –cerca de 8.600.000 personas– percibe menos de $4.900 al día.
- El ingreso diario de la gran mayoría –dos de cada tres personas– es menor a $6.600 (ingresos líquidos en todos los casos).
- El 30% más pobre percibe menos de $2.400 diarios.
- El 50% percibe menos $4.200 al día.
- El 66% percibe menos de $5.600 diarios.