A fines de abril, el Instituto Nacional de Estadística dio a conocer la Nueva Encuesta Nacional de Empleo (NENE), que incluye mediciones inéditas sobre la calidad del trabajo en Chile: por ejemplo, qué relaciones contractuales son las más comunes (contrato, honorarios, subcontratados) y los tipos de jornada que labora el trabajador promedio.
Gonzalo Durán, economista de la Fundación SOL, integró el equipo multidisciplinario que diseñó la NENE. En esta entrevista, ahonda en las debilidades del mercado laboral chileno que quedan al descubierto con esta nueva metodología de estudio.
-¿Cuáles son los aportes de esta nueva encuesta en materia de estadísticas laborales? ¿Qué sabemos hoy que antes ignorábamos?
-Hay varias diferencias, pero voy a destacar tres. Por un lado hay un cambio conceptual evidente al momento de clasificar a los ocupados y a los desocupados. La nueva encuesta elimina la clásica pregunta de auto clasificación sustituyéndola por un grupo de respuestas que dada una cierta combinación decretan si la persona es ocupada, desocupada o cae en condición de inactiva. En este sentido, la NENE considera como desocupadas a aquellas personas que no hayan trabajado la semana de referencia pero que además hayan realizado gestiones concretas en la búsqueda activa de empleo durante un período de 4 semanas. El criterio para ser considerado ocupado también cambia. Antes se consideraba ocupado a quien dedicaba la mayor parte de la semana a estar trabajando, ahora lo es quien trabaja al menos una hora y recibe una remuneración a cambio. Finalmente, la NENE indaga sobre flexibilidad laboral, empleo informal, ingresos del trabajo. -Luego de analizar la encuesta, ¿qué dirías de la calidad del empleo en Chile? ¿Por qué? -La calidad del empleo en Chile es baja y tiene una tendencia a ser muy baja, y eso se confirma en esta encuesta a través de datos como los siguientes: cerca de un 20% de los asalariados no tiene un contrato escrito, sino que han logrado un acuerdo de palabra. Para estas personas no existe por lo tanto protección social ni la gama de instrumentos que bajo el paragua del Código del Trabajo buscan proteger el empleo. Cerca de un 18% de los trabajadores dependientes no recibe ni entrega comprobante al momento de recibir sus ingresos (21% en el caso de las mujeres), lo que refleja un grado importante de informalidad en el trabajo. Un 32% de los contratos son por un período definido, anulando con ello posibilidades de crecimiento al interior de la empresa. Esto se refleja en mayor rotación y salarios bajos. -Hablemos de esos otros indicadores que aparecen en la encuesta: ocupados con segundo empleo, inactivos potencialmente activos, tasa de presión laboral, desaliento, etc, ¿Qué nos dicen? -La NENE trae consigo nuevos indicadores para cambiar el lente con el que se observa el mercado del trabajo. En este sentido aparecen los ocupados con un segundo empleo, los ocupados que presionan el mercado del trabajo a través de una búsqueda activa de empleo, ocupados sub-empleados que se traducen en “desempleo equivalente”. La encuesta también profundiza en el ámbito de los inactivos. Ya no se trata sólo de contarlos, sino que ahora se caracterizan. Así, aparece el concepto de inactivos potencialmente activos, un concepto que muchas veces se hace notar al aplicar los programas de empleo de emergencia. Ese efecto, conocido como la “Paradoja de Todaro”, señala que en ciertas circunstancias, aumentar el número de cupos de empleo, puede significar que aumente la tasa de desempleo, en circunstancias que lo que se busca es precisamente reducirla. Ello ocurre ya que existe una presencia fuerte de inactivos que son potencialmente activos y que al momento de activarse nuevos cupos de empleo, reaccionan ingresando rápidamente al mercado laboral. El desaliento, por otra parte, es una medida muy útil para los períodos recesivos, que se caracterizan por despidos y cierre de lugares y oportunidades de trabajo. El fenómeno de los “trabajadores descorazonados” merece importancia pues significa un proceso de exclusión social, que la vieja ENE mantenía invisible. La NENE captura el desaliento a través de los inactivos. -También se crean nuevas ramas de actividad económica, ¿qué importancia tiene ello? - Los sectores económicos pasan de 9 a 17; y un efecto directo lo vemos en la pesca, que ahora está separada de “Agricultura, Caza y Silvicultura”. La importancia es evidente, pues permite iluminar sectores económicos y grupos ocupacionales antes desconocidos. De esta manera, es posible hilar más fino al momento de definir políticas públicas focalizadas a ciertos oficios o sectores de la economía. -También se crean nuevos indicadores analíticos, ¿qué podemos decir de los resultados? -La "tasa de presión laboral" es un indicador que hace tiempo se venía solicitando, ya que muchos ocupados presionan el mercado del trabajo al salir en búsqueda de un segundo empleo; o cuando buscan trabajo sin caer en condición de cesantía. La tasa de presión laboral publicada casi duplica la tasa de desempleo abierto, y si la calculamos a nivel regional se pueden encontrar sorpresas aún mayores. Esta señal de por sí es muy potente ya que habla de la necesidad que tiene una buena parte de los ocupados de cambiar de trabajo. -¿Qué explicación hay para eso? -Los motivos pueden ser por insuficiencia de ingresos o bien por mala calidad del trabajo, ambas razones poderosas para sostener que algo malo está pasando con el mercado del trabajo en Chile. Otro indicador analítico que arroja un resultado interesante es el "porcentaje de ocupados con jornada de tiempo parcial involuntario". En efecto, casi 6 de cada 10 ocupados declaran emplearse en jornada parcial pero pudiendo estar a tiempo completo. Este resultado es una señal de que el matching entre oferta y demanda de trabajo no funciona de la mejor manera, y que actualmente está generando un alto nivel de subempleo. -¿Qué tres resultados te sorprendieron y por qué? -Se confirma la hipótesis de que la vieja ENE subestimaba la búsqueda de empleo femenino al auto declarar la condición al inicio (factor cultural). La NENE provoca que aumente la probabilidad de ser un desocupado dado que – en la vieja ENE – se era un “Quehaceres del Hogar”. Otro resultado que sorprende tiene que ver con el aumento del período de referencia para la búsqueda de empleo. Los resultados confirman que aumentar el número de semanas se traduce en un aumento en el número de desocupados. Es decir aumenta la probabilidad de un mayor número de desempleados de larga data. Sorprende la brecha que existe entre la tasa de desempleo bajo estándares NENE de aquella bajo los viejos estándares ENE. La explicación no obstante, tendría que ver con un efecto no muy mencionado referido al cambio en el marco de selección de muestras, que suaviza el impacto final. Este efecto, el también llamado “efecto marco”, permite que la muestra se actualice periódicamente y no cada 10 años (post-censo) como se venía haciendo.-¿Qué le falta a esta encuesta?
-La encuesta carece de la dimensión sindical que permitiría enriquecer mucho más el análisis de la calidad de empleo.