Publicada en El Desconcierto el 2 de diciembre de 2022
Por Gonzalo Durán y Benjamín Sáez, investigadores Fundación SOL
El pasado 29 de noviembre, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) publicó las estadísticas mensuales de actividad laboral. La tasa de desempleo fue de un 8% y se contabilizaron 8,9 millones de personas con empleo.
¿Cómo es este empleo? Nuestro mundo del trabajo remunerado es diverso en su composición y desde la Fundación SOL hemos propuesto una clasificación gruesa en base a tres categorías: informal, endeble y protegido.
En primer lugar, las y los trabajadores informales son quienes laboran de manera asalariada pero sin cotización de salud y sin previsión social, además de quienes trabajan en una actividad por cuenta propia o son empleadores dentro de una actividad que no se ha registrado en el Servicio de Impuestos Internos (SII) y no posee una contabilidad que permita separar los gastos de dicha actividad respecto a los del hogar.
La segunda categoría es el empleo endeble. Aquí entran las personas que cuentan con empleo “formal” (con cotizaciones de salud y previsión social), pero que lo hacen bajo un régimen de subcontrato o suministro de trabajo y las personas “empleadas a honorarios”. También son “endebles” quienes trabajan de manera asalariada pero sin cotización de seguro de cesantía, sin derecho a vacaciones y sin pago de licencias frente a una enfermedad o permiso por maternidad.
La tercera y última categoría es el empleo protegido. Comprende todo empleo en el cual se cumpla con los atributos de contrato formal y protección laboral, es decir, un empleo con liquidación de sueldo, contrato escrito, cotizaciones previsonales, de salud, vacaciones y licencias pagadas, guardería, permiso por maternidad y seguro de cesantía. Además de aquellos “microemprendimientos” registrados en el SII y con una contabilidad que permite separar los gastos del negocio, de los gastos del hogar. Naturalmente, nos referimos aquí a una protección laboral mínima.
No hemos incluido la cuantía de los salarios ni tampoco información relacionada con la participación en sindicatos pues la encuesta mensual del INE no nos informa sobre ello. Además, y para efectos de este ejercicio básico, tampoco haremos una evaluación de la eficiacia de los atributos antes mencionados. Por ello, dentro de este empleo “protegido”, potencialmente hay empleos sin cobertura sindical, con bajas remuneraciones y contratos indefinidos con una duración parcial en la práctica (la mitad de los contratos indefinidos duran 18 meses o menos).
¿Dónde se ubica usted?
Al procesar los microdatos de la Encuesta Nacional de Empleo del INE, podemos ver que sólo un 27,4% de las personas ocupadas tiene un empleo protegido. El resto, es decir, la inmensa mayoría, tiene empleos que son endebles (44,9%) e informales (27,7%).
Un dato revelador es preguntarnos por las características del empleo “recuperado” desde el peor momento de la crisis del Covid, es decir, desde el trimestre mayo-julio de 2020, que fue el peor registro en materia de empleo. Desde ese punto hasta la actualidad, se contabilizan casi 1,8 millones de puestos de empleo adicionales. De todo el empleo recuperado, el 94% es informal y endeble. No es muy alentador, considerando las proyecciones de crecimiento negativo para el próximo año.
Este rasgo, que es estructural del mundo del trabajo remunerado en Chile, refleja 2 años marcados por la reducción del poder de negociación de quienes deben vender su fuerza de trabajo para subsistir. Esa falta de poder termina reflejándose en paupérrimas condiciones de trabajo, que, a su vez y como contracara, garantizan el bienestar de quienes compran el trabajo ajeno para enriquecer sus bolsillos. En el contexto de crisis, hay un reducido grupo que se beneficia del hecho que la inmensa mayoría de trabajadoras y trabajadores tengan empleos informales y endebles.
Para revertir este panorama, se deben alterar las relaciones de poder al interior de la sociedad, esto significa, fortalecer decididamente a los sindicatos y a la negociación colectiva. En tiempos de inflación y de estancamiento económico, esta discusión es más necesaria que nunca. De otro modo, la inserción laboral, informal y endeble será, como suele ser, el grupo de sacrificio que paga la crisis.