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Entrevista publicada en Resumen el 12 de julio de 2017
El primero de julio pasado entró en vigencia un nuevo reajuste del salario mínimo en Chile, el que subió de 264 mil pesos a $270.000. El aumento de 6 mil pesos corresponde a un plan de gobierno que busca, en 18 meses, llegar a subir el sueldo base de los y las trabajadoras a 276 mil pesos el próximo año, el primero de enero. La medida gubernamental no ha estado exenta de críticas y es que en las demandas de los trabajadores se contemplaba un reajuste mínimo del 7,5 % y este solo llegará a una 3% en 2018. En la actualidad, más de 1 millón de trabajadores asalariados -es decir, que dependen de un empleador- recibe el sueldo mínimo mensual. Si a esto se le suman los trabajadores independientes, la cifra asciende al millón seiscientos mil.
A ello se agregan los datos aportados por una investigación de la Universidad San Sebastián que detalla que aproximadamente el 80% de las personas mayores de 18 años está endeudada; 11 millones perciben algún tipo de deuda (educacional, hipotecaria o de tiendas del comercio) y solo 8 millones están, en estos momentos, con trabajo. Sobre esta realidad conversó con Resumen Benjamín Sáez, investigador de la Fundación Sol.
-¿Cuál es la incidencia de los trabajadores en las determinaciones del salario mínimo en Chile?
En general, como se han ido desarrollando las propuestas de alza del salario mínimo, los trabajadores han tenido poquísimo espacio de participación y esto se viene arrastrando hace bastante tiempo, generando como consecuencia, un retraso salarial muy profundo. El salario mínimo que existe en Chile – de acuerdo a su relación con el PIB per cápita- es tan bajo, que pone incluso en riesgo la economía. Esta es una situación que se ha venido profundizando desde la vuelta a la democracia, se mantienen estas lógicas por fuera de una línea de acuerdos.
-En relación a la relevancia del salario mínimo para la clase trabajadora ¿El sueldo mínimo constituye una referencia para la valoración del trabajo en general?
Si, se puede afirmar. El salario mínimo genera un efecto faro en la economía, o sea este va indicando cuál es la valoración que se tiene del trabajo, de la mano de obra. Lo que hace el salario mínimo es arrastrar a los demás salarios a cifras cercanas; hoy la mitad de las personas que están ocupadas ganan trecientos mil pesos o menos, es decir, muy cercano al salario mínimo. Esto no es algo que solo digamos nosotros. Por ejemplo, dentro de los informes anuales de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) se recomienda la política del salario mínimo y así permitir una mejor distribución de los ingresos en los países, justamente por los efectos que tiene el sueldo mínimo para la economía.
-¿Cuál es la repercusión del salario mínimo en las condiciones de vida de los trabajadores en Chile?
Hoy en día el salario mínimo que existe en Chile no permite vivir, está hecho para vivir, al parecer, en otro lugar. El salario mínimo no alcanza para un gasto más allá del trasporte, el arriendo y una alimentación más bien precaria , no alcanza para mucho más que eso. La mayoría de las personas han tenido que recurrir al endeudamiento, hoy existen más personas endeudadas que trabajadores; hoy en día el 60% del ingreso imponible por hogar se está destinando al pago de deudas. El sueldo mínimo afecta tremendamente al que lo recibe, debido que no entrega un nivel de vida acorde al nivel de gastos que implica vivir en este país, considerando que la mayoría de los servicios está privatizado. Entonces el salario mínimo no solo provoca que se puedan comprar pocas cosas, si no que los servicios a los que se puede acceder son más reducidos y de peor calidad comparado con quienes pueden pagar más.
El bolsillo determina de forma importante lo relacionado con los servicios, esta relación genera precariedad. Por ejemplo; una enfermedad o que algún miembro del hogar estudie puede significar un drama económico importante. No queda otra salida que endeudarse para quienes gana hoy en día el salario mínimo, no alcanza a satisfacer un estándar básico de vida que es el objetivo inicial que tenía el sueldo mínimo, antes llamado salario vital y que buscaba garantizar a través del cumplimiento de una jornada y cierta producción asegurar al trabajador una renta mínima. Hoy en día la gente gana mucho menos de lo que produce, aquí hay una política prolongada de contención del salario mínimo y si se pretende garantizar un nivel mínimo de vida, se requiere un alza significativa en el sueldo base en Chile.
-Chile es miembro de la OCDE ¿Cómo se puede calificar la capacidad adquisitiva del salario mínimo nacional, en comparación con el resto de los países adheridos a esta organización?
La verdad es que es muy baja y tiene que ver directamente con el endeudamiento. Si bien hay países como Holanda, Suecia y el mismo Estados Unidos tienen altos niveles de deuda, la diferencia es que esta deuda se utiliza como mecanismo para obtener bienes durables o de largo plazo en el tiempo. Por otro lado, Chile es de los pocos países en el mundo donde puedes comprar alimentos con créditos y es que el endeudamiento en nuestro país está abarcando todos los espacios; se utiliza para comprar vestimenta, alimentos, es decir, cosas básicas que no generarán un aumento en el patrimonio. La diferencia con los países de la OCDE es que su endeudamiento tiende a generar un patrimonio a largo plazo y tiene un costo de intereses que es mucho menor, otra diferencia porque aquí las personas del mundo popular son las que pagan intereses más altos. El salario mínimo obliga a endeudarse por adquirir servicios básicos.