Si bien el gobierno no se ha cerrado a recibir propuestas sobre la reforma tributaria que esta semana se envió al Congreso, parecen estar empecinados en que no subirán más allá del 20% el impuesto de primera categoría que pagan las utilidades de las empresas. Argumentan que un alza mayor frenaría la inversión y sería perjudicial cuando la mayoría de los países desarrollados están en crisis.