Por Gonzalo Durán Sanhueza, Economista Fundación SOL, Twitter: @lafundacionsol
El pasado 24 de Abril, en el marco de la Feria Laboral de Santiago, el presidente Sebastián Piñera junto a la Ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, anunciaba que los cerca de 711 mil empleos creados durante su administración, son empleos de calidad. A la luz de los datos, es importante refinar conceptos y precisar si técnicamente corresponde dar la señal de una buena calidad en los puestos de trabajo.
¿Qué se entiende por calidad en materia de empleo? De acuerdo a la XVIII Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo, del año 2008, el análisis de la calidad, debe realizarse teniendo en consideración cuatro dimensiones básicas, a saber: i) la precariedad desde el lado de la oferta de trabajo, es decir, subempleo visible (o trabajo parcial involuntario); ii) la precariedad desde el lado de la demanda de trabajo, es decir, empleos estables y protegidos; iii), la precariedad en el ejercicio de los derechos colectivos de trabajo; y finalmente, iv) la precariedad en los sueldos e ingresos derivados del trabajo.
Veamos que nos advierten los datos.
i).- Subempleo Visible. En Chile, hay 590 mil personas que clasifican como trabajadores de tiempo parcial involuntario, es decir, que trabajan menos de 30 horas pero quisieran trabajar más, lo cual es un componente importante de lo que algunos analistas llaman “desempleo de medio tiempo”. Para retratar la delicadeza de este fenómeno, se puede ilustrar, por ejemplo, que un 11% trabaja tan sólo de 1 a 5 horas a la semana y un 20% de 6 a 10 horas. Ahora bien, considerando el total de subempleo medido sobre los trabajadores de tiempo parcial, en Chile este es de 56,2% (casi lo mismo que hace 12 meses, cuando llegaba a 56,1%), lo que es casi el triple del promedio de los países de la Unión Europea, donde se contabiliza un 21%. Este elemento, junto a la elevada temporalidad en los contratos de trabajo, provocó que la OECD en su flamante reporte The Life Better Index pusiera a Chile como el peor país en cuanto a la dimensión sobre calidad de empleo.
ii).- Empleo Protegido. Se entiende por empleo protegido aquél que tiene contrato indefinido de trabajo y la presencia de las tres cotizaciones (salud, previsión y seguro de cesantía). Nuestro escenario laboral al respecto, nos muestra que solo el 62% (439 mil) de la variación del total de ocupados (711 mil) corresponde a un empleo con contrato escrito, indefinido, liquidación de sueldo y cotizaciones para pensión, salud y seguro de desempleo. Para el trimestre diciembre-febrero 2012 sólo un 39,8% del total de ocupados y un 52,7% de los asalariados presentan un empleo protegido. De hecho, en relación a 12 meses atrás (diciembre-febrero 2011) la protección del empleo asalariado ha disminuido en 0,4 puntos porcentuales (53,1%).
iii).- Derechos colectivos. En esta materia un 7,5% de los trabajadores asalariados tiene contrato colectivo de trabajo con derecho a huelga. Esto nos pone en el penúltimo lugar de los 34 países OCDE. Además, habiéndose creado cerca de 500 mil nuevos puestos de trabajo en 2010, los reajustes iniciales de la negociación colectiva, no superaron el 1% sobre inflación.
iv).- Salarios. En el plano salarial tampoco se podría hablar de calidad. De una parte, se tiene un problema estructural de bajos ingresos, con cerca de un 76% de los trabajadores ganando menos de $350 mil pesos (cifra equivalente al sueldo ético "a la Goic" ajustado al 2012 y es además menos de la mitad del Salario Mínimo promedio de los países OECD ajustado por Paridad de Poder de Compra). De otra parte, se tiene que, en 2011, habiendo crecido la economía en un 6,3%, los salarios experimentaron un aumento real de un exiguo 1,8%, y buena parte de dicho incremento fue absorbido por la llamada "Aristocracia Trabajadora", es decir, por los ejecutivos, y altos gerentes. Es más, en 2011, los gerentes generales tuvieron un aumento real en sus remuneraciones de un 15%.
Adicional a estas 4 dimensiones, es importante señalar que, de los 711 mil nuevos empleos, cerca de 330 mil son tercerizados (los cuales tienen sueldos un 30% más bajo que los contratados directamente y con escaso poder de organización colectiva) y 180 mil corresponden a trabajos por cuenta propia, familiares sin remuneración y servicio doméstico (en los trabajadores por cuenta propia, más del 80% es no calificado).
Tomando en cuenta este marco de análisis y en base a la información oficial que surge tanto de las encuestas oficiales del Estado como también de los registros administrativos, se puede concluir que, contrario al sentir del presidente, la calidad del empleo y de los nuevos puestos de trabajo, tiene fisuras relevantes que encienden luces de alarma respecto a nuestra realidad laboral, las que de no ser percibidas, pueden agudizar la experiencia de malestar en el mundo del trabajo. Ad portas del primero de Mayo, estas cosas no debiesen pasar por alto.
Publicado en La Tercera, 27 de Abril de 2012