Desde 1990 que el Parlamento no rechazaba la propuesta de sueldo mínimo del Ejecutivo. Hoy el gobierno anunció un acuerdo con parte importante de la oposición, indicando un aparente desenlace de esta inédita situación. Recaredo Galvez, investigador de Fundación SOL estuvo en Radioanálisis de Radio Universidad de Chile comentando el nuevo acuerdo en torno al salario mínimo, los grandes ausentes en la discusión y la desproporción de este monto con el costo de vida.
Grandes ausentes
La nueva propuesta de reajuste salarial contempla elevar el monto del sueldo mínimo a $288.000 desde el 1 de septiembre, manteniendo la plurianualidad, pero acotada a 24 meses. Es decir, en 2020 se reajustará automáticamente de acuerdo al crecimiento de la economía, y se volverá a discutir en el Congreso recién en agosto de ese año. Pese a las variaciones que tengan un acuerdo u otro, hay una ausencia que se mantiene. Recaredo Galvez indicó que este acuerdo “se ha sellado esencialmente entre sectores de la DC, algunos partidos de oposición y el gobierno. En la discusión del sueldo mínimo hay grandes ausentes: los trabajadores y trabajadoras”.
Las y los parlamentarios que definen el salario mínimo viven con dietas muy superiores a éste, pero “quienes van a vivir con este nuevo reajuste y han estado en la incertidumbre de lo que este pueda significar, se encuentran altamente desamparadas”, indicó el investigador.
A nivel global hay distintas estrategias para llevar este tipo de negociaciones, pero algo que ha estado tremendamente ausente en Chile es conseguir siquiera la posibilidad de que negociar sectorialmente.
Recaredo Galvéz señaló que “debiese haber algún movimiento, o por lo menos algún tipo de organización que represente a las y los trabajadores. Hoy, la mayoría de estas organizaciones se encuentra con problemas de legitimidad o con un fuerte distanciamiento del mundo de los trabajadores, debido a la fragmentación que tiene el mundo del trabajo y a las fuertes regulaciones que hay, que en muchos casos son desincentivos a que las personas se organicen”.
Sueldo mínimo
¿De qué forma este acuerdo -que es la expresión de un consenso entre un sector de la oposición y el gobierno- está conectado con parámetros tangibles? Para el investigador, “es muy difícil encontrar en la cifra del sueldo mínimo algún tipo de relación con las necesidades que podría enfrentar un hogar cotidianamente. Si pensamos en una familia de 4 integrantes, obligadamente requeriría que más de uno de los integrantes trabajara, para salir de la línea de la pobreza. Al parecer, el sueldo mínimo está pensado para hogares unipersonales”.
Actualmente, el salario mínimo no alcanza más que para el arriendo de una habitación básica, 1 kg. de pan al día, ir y volver al trabajo, y algunos gastos mínimos. El fuerte desarraigo que tiene esta cifra con las necesidades reales tiene mucho que ver con el distanciamiento entre cómo se determina el sueldo mínimo y los trabajadores, que actualmente no negocian.
Desigualdad y poder sindical
El nivel de desigualdad de Chile tiene mucho que ver con las asimetrías de poder, en que gran parte de los elementos trascendentales del mundo del trabajo no lo negocian los propios trabajadores. Recaredo Galvez señaló que “si no negocias tú como trabajador o como colectivo de trabajadores organizados para que sea este mismo grupo el que represente los intereses del colectivo, hay quienes van a negociar por ti”. De ahí la importancia del sindicato: representar de manera más los intereses de un grupo de trabajadores.
Por otro lado, la despolitización sindical también está vinculada con el debilitamiento del poder colectivo. Cuando uno mira de manera estructural, lo que tiene en frente es que la desigualdad -por lo menos la última década- prácticamente no ha cambiado, y eso está directamente relacionado con los bajos salarios y la no participación de trabajadores y trabajadoras en su determinación.
“La desigualdad significa que hemos generado riqueza que ha sido acumulada en muy pocas manos. Para algunos, eso una ley natural, pero es completamente intencionado. Los países en que los sindicatos tienen más cobertura en sus negociaciones, tienen una desigualdad es mucho menor. Hay evidencias que nos muestran que podemos tomar otras medidas, pero eso no ha ocurrido por una intencionalidad política y empresarial”, expresó el investigador.
Escucha el audio completo aquí:
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