Mucho se ha comentado respecto al Estatuto Laboral Joven, principalmente por las repercusiones negativas que este podría tener en el mundo del trabajo. Sin embargo, no siempre se dimensiona la real profundidad de la medida en términos del retroceso de derechos laborales fundamentales. Benjamín Sáez, investigador de Fundación SOL, estuvo en Libre y Gratis de Radio Universidad de Chile, comentando este proyecto, sus implicancias en el empleo, y los verdaderos beneficiados detrás de la propuesta.
Para tener claridad respecto al Estatuto Laboral Juvenil y su relación con el retroceso de derechos históricos, hay que considerar un elemento tan básico como la jornada de trabajo. Benjamín Sáez, investigador de Fundación SOL, ejemplificó esto advirtiendo que “con este estatuto se puede tener a un trabajador o trabajadora durante todo un día, en tres turnos, con descansos en intervalos de dos horas, sin derecho a colación y con jornadas que pueden llegar a casi 10 horas”.
Si a lo anterior se agrega el gasto de tiempo en traslados y estudios, se puede dimensionar cómo sería la vida de un estudiante que trabaje con un régimen de contratación de este tipo.
Mujeres precarizadas
Por otro lado, es necesario destacar que este tipo de empleos muchas veces están asociados a las mujeres, sobre todo por la compatibilidad que requieren para conciliar sus tiempos con tareas de cuidado y de trabajo doméstico no remunerado, que fundamentalmente es realizado por ellas.
La economía, el funcionamiento de las empresas y la legislación que ha acompañado a la expansión del capitalismo chileno, ha demostrado la efectividad de crear formas legales que permitan una mayor flexibilización del uso de las jornadas de trabajo y de la misma fuerza de trabajo” indicó el investigador.
Los verdaderos beneficiados
Pero, si el estatuto muestra tantas falencias, ¿en qué se fundamenta su creación? La “excusa” que ha protegido el proyecto de la serie de críticas que ha suscitado, ha sido la ya repetida alusión a que se generarán más empleos. Sin embargo, Sáez señaló que “no existe un diagnóstico claro respecto a cómo se pueden crear estos empleos y a lo que esto podría significar”.
La estrategia para mejorar la productividad -tanto para las autoridades políticas como las grandes empresas-, está directamente asociada al mundo del trabajo. “Cuando no existe una correcta organización del trabajo, la flexibilidad beneficia a los sectores más organizados. ¿Quiénes son estos sectores? El gran empresariado” cuestionó el investigador.
Por otro lado, Sáez indicó que el Estatuto Laboral Joven es un traje a la medida para la educación privada. Una parte importante de lo que hoy día no paga el CAE, como la brecha entre el arancel de referencia y el arancel real, va a poder ser cubierto por estudiantes. “En ese sentido, este mecanismo es bastante beneficioso, no sólo para la clase dirigencial en su conjunto, sino también para quienes hoy día son dueños de planteles de educación”, agregó.
“Estamos en un periodo de ajustes en la forma de acumulación capitalista, por lo que es muy probable que veamos más de este tipo de medidas. En ese sentido es clave lo que puedan decir los distintos actores organizados", indicó el investigador.
Apoyarse en la legalidad
En definitiva, el estatuto es un ejemplo de cómo se construyen normas paralelas para realizar prácticas que precarizan la situación laboral. “Se trata de ponerle la firma de la legalidad a la informalidad. Ese es fundamentalmente el problema. Hay una línea coherente de bastantes años de ir creando compartimentos en los cuales se le permite a quien contrata, hacerlo con menos derechos. Se está generando trabajadores de otra categoría y eso es muy peligroso cuando hablamos de derechos laborales” señaló Benjamín Sáez.
Escucha la entrevista completa aquí:
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