Publicada en Ciper el 11 de noviembre de 2020
Por Andrea Sato Jabre, investigadora Fundación SOL
La autora de esta columna de opinión presenta los resultados de un estudio de la Fundación Sol sobre la relación entre las AFP y el modelo extractivista. “Con la excusa de la rentabilidad, las AFP se han dedicado a invertir en empresas que tienen prácticas antisindicales, que endeudan a las personas y que depredan el medioambiente”, señala.
El estudio indica que “las actividades extractivistas abarcan un 75,5% de las inversiones de las AFP en empresas que operan en Chile. Estas inversiones están orientadas principalmente al sector eléctrico (US$5.033 millones), forestal (US$2.162 millones), hidrocarburos (US$1.827 millones), minería (US$1.659), agua potable y saneamiento (US$915 millones) y monocultivos (US$325 millones)”.
La desposesión es un conjunto de prácticas que se basan en el expolio, la devastación y la explotación. Esta estructura comprende la mercantilización y privatización de la tierra, la expulsión forzosa de comunidades enteras; la transformación de las propiedades colectivas y derechos sociales en propiedad privada; apropiación de los bienes comunes; la sobre explotación de la fuerza de trabajo y la deuda de los hogares como mecanismo principal para la acumulación del capital (Harvey, 2007). El Estado en su rol de subsidiador promueve y garantiza todos estos procesos. Chile es uno de los ejemplos más icónicos de este ciclo de expolio multidimensional, donde la avanzada del capital sobre el territorio nacional hoy afecta toda la reproducción social. Este proyecto de acumulación tiene un eje central que se vincula con la mercantilización de cada dimensión de la vida para construir cadenas que capturan todos los espacios de la existencia.
Los territorios donde se ha instalado el extractivismo y las actividades de alto impacto ambiental retratan muy bien el plan de un sistema de acumulación que arrasa con la vida, emplazando megaproyectos que no tienen más de 20 años de utilidad en territorios vulnerables. El extractivismo es la actividad favorita en una economía primario exportadora como la chilena para buscar rentabilidad a bajo costo. La matriz productiva nacional condiciona la explotación en las llamadas “zonas de sacrificio” y, por tanto, se transforman también en un nicho para que las inversiones cobren utilidad.
Esta relación estrecha entre las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), el modelo extractivista de desarrollo y la depredación, fue analizado en profundidad en el último estudio de Fundación SOL “Inversiones de las AFP en empresas extractivas y de alto impacto ambiental”. Este estudio tiene como objetivo caracterizar los vínculos de las AFP con las empresas que se instalan en territorios donde impactan profundamente el medio ambiente y la calidad de vida de las personas de esas zonas.
"Las 10 principales empresas emisoras que tienen el 56,3% del total de acciones y bonos comprados por las AFP están vinculadas a grandes grupos económicos nacionales e internacionales como Matte, Angelini, Luksic y ENEL"
Con la excusa de la rentabilidad, las AFP, se han dedicado a invertir en empresas que tienen prácticas antisindicales, que endeudan a las personas y que depredan el medioambiente. Al obsérvalas en su conjunto, las actividades extractivistas abarcan un 75,5 % de las inversiones de las AFP en empresas que operan en Chile. Estas inversiones están orientadas principalmente al sector eléctrico (US$5.033 millones), forestal (US$2.162 millones), hidrocarburos (US$1.827 millones), minería (US$1.659), agua potable y saneamiento (US$915 millones) y monocultivos (US$325 millones).
Además, estas inversiones están altamente concentradas; las 10 principales empresas emisoras que tienen el 56,3% del total de acciones y bonos comprados por las AFP están vinculadas a grandes grupos económicos nacionales e internacionales como Matte, Angelini, Luksic y ENEL.
Estas empresas se instalan en los territorios prometiendo “desarrollo y progreso”, por el aumento del empleo en el sector, pero la realidad es que, en las llamadas “Zonas de Sacrificio” no se alcanza al 50% de ocupación y, al examinar su calidad, se observa un alto nivel de informalidad y flexibilización, ya que a nivel nacional un 13,2 % de las personas asalariadas en el sector extractivista se encuentran externalizadas. Las AFP se configuran como un mecanismo de despojo multidimensional, no sólo porque pagan pensiones miserables a jubilados y jubiladas, sino también porque colaboran en los procesos de depredación del medio ambiente y las personas.
Es fundamental avanzar en un debate que ponga la Seguridad Social en el centro, donde el objetivo principal sea el cuidado del medioambiente, las personas y las comunidades. Levantar un proyecto de pensiones de reparto y solidario, que garantice realmente la Seguridad Social, se vuelve cada vez más urgente ante la crisis económica, social y medioambiental que está aconteciendo ya que se está financiando la destrucción de los bienes comunes naturales y el deterioro de la salud de las comunidades con el ahorro de los trabajadores y trabajadoras en sus fondos de pensiones. En la batalla por la Seguridad Social, es fundamental definir democráticamente donde queremos que se inviertan los fondos previsionales de trabajadores y trabajadoras y cuál es el sistema previsional que hoy día Chile necesita, priorizando el buen vivir por sobre las ganancias del capital.
NOTAS Y REFERENCIAS
Gálvez , R., Sáez, B., Sato, A., & Stevens, C. (2020). Inversiones de las AFP en empresas extractivas y de alto impacto ambiental. Santiago: Fundación SOL.
Harvey, D. (2007). Breve Historia del Capitalismo. Madrid: AKAL.