[Comunicado de Prensa]
Santiago de Chile, 28 de Abril 2016
Un reciente estudio publicado por Fundación SOL, denominado “Sindicatos Pulverizados: Panorama Actual y Reflexiones para la Transformación” presenta una perspectiva de los sindicatos en Chile a partir de los datos disponibles en la VIII Encuesta Laboral (ENCLA 2014) y en el Sistema Informático de Relaciones Laborales (SIRELA), ambas de la Dirección del Trabajo. El objetivo del estudio es realizar un panorama crítico del valor de la fuerza de trabajo y de la presencia, densidad y antigüedad de los sindicatos en el país, aportando reflexiones y alcances vinculados a la reforma laboral y al contexto sociopolítico actual.
Los principales resultados del estudio son los siguientes:
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De acuerdo a las remuneraciones reportadas por los empleadores en la ENCLA, el 48% de los trabajadores (de empresas privadas con 5 o más empleados) percibe menos de $336.000 líquidos.
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En el 81,8 % de las empresas de 10 o más trabajadores, no existe y nunca ha existido un sindicato.
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De acuerdo al SIRELA, existen más de 11.400 sindicatos activos y la mitad de ellos tiene 40 socios/as o menos.
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Según se desprende de las bases de datos de la ENCLA, sobre el 75% de la afiliación sindical estaría en la gran empresa.
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La información del SIRELA, advierte que el 41% de las organizaciones sindicales activas tienen menos de 5 años desde que se constituyeron. Además, el 65% de los sindicatos constituidos en el 2014, dejó de existir en poco más de un año.
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En los contenidos de la reforma se advierte la existencia de nuevos mecanismos y la persistencia de antiguos dispositivos de contención salarial. Por un lado, los pactos sobre tiempo de preparación para trabajar y jornada pasiva, permiten disminuir hasta en una hora la cuantificación de la jornada de trabajo. Por otro, si bien la reforma prohíbe formalmente el reemplazo de huelguistas, incorpora varias disposiciones en línea con una visión “no paralizante” de la huelga (servicios mínimos, adecuaciones necesarias) y no innova en la negociación sectorial.
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La reforma plantea a los menos 3 situaciones nuevas que debilitan seriamente la cobertura de los derechos colectivos en los centros de trabajo: 1) eleva los requisitos para constituir sindicatos en las MIPEs, 2) permite que negocien trabajadores con contratos por obra o faena solo si la faena tiene más de 12 meses, y sin derecho a huelga ni a fuero, y 3) permite que los trabajadores subcontratados vean peligrar su fuente laboral si ejercen la negociación colectiva y la huelga, pues la empresa mandante puede terminar el contrato con la contratista. Contabilizando los tres casos, el 61,4% de los asalariados del sector privado difícilmente podrá acceder a una negociación colectiva genuina tras la reforma.
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Finalmente, se observa que la continuidad del esquema de nivel de empresa como único nivel del sistema de relaciones laborales, no permite combatir la baja densidad y la escasa duración de los sindicatos, y ello no ayuda a reducir a fondo la desigualdad.
De los hallazgos encontrados salta a la vista que los sindicatos tienen una escasa presencia en los centros de trabajo, que se concentran en la gran empresa, son muy pequeños en tamaño (atomización) y tienen una corta trayectoria. Y que la reforma del Gobierno, aprobada por el Congreso, no revierte ese problema.
El interés del análisis del estudio, en relación a la reforma, fueron las disposiciones del proyecto mismo, en su impacto negativo para las y los trabajadores del sector privado. No analiza los resultados del reciente fallo del Tribunal Constitucional (del 27 de abril), que agudiza un problema de origen. El panorama antes descrito presenta un escenario aún más complejo para los trabajadores en estas vísperas de un nuevo 1° de Mayo.