Publicado en El Mostrador el 31 de julio de 2017
El estudio “Pobreza y fragilidad del modelo chileno”, entrega cifras que se distancian bastante de las arrojados por Casen 2015, la que sitúa el índice de pobreza en un 11,7%. En el informe, al no considerar en el índice “el alquiler imputado”, la pobreza muestra una cara mucho más cruda pero también más real, llegando casi al 27%, un 15% más que las cifras oficiales. Estos números, según los investigadores, ponen en jaque la premisa de que el modelo de mercado ha sacado al país de la pobreza extrema.
"Hemos sido capaces, en un contexto económico internacional complejo, con el precio del cobre bajo, de poder disminuir del 2013 al 2015 de 14,4% a 11,7% la pobreza en Chile", con esta frase la Presidenta Michelle Bachelet anunció los resultados de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) 2015. Estos números han sido evaluados como una de las principales victorias del período concertacionista, ya que en la batalla contra la pobreza el mercado habría hecho lo suyo y la estaría ganando.
Según la encuesta Casen, los índices de pobreza en Chile tuvieron la disminución más notoria entre los años 2006 y 2015, cuando se bajó de un 29,1% a un 11,7%. Uno de los eslóganes más claros con que se destacaban los éxitos en la materia provino del ex Mandatario Ricardo Lagos, quien salió electo con la frase “Crecer con igualdad”. Bajo su mandato se informó que la pobreza bajó de un 22% a 13% y la indigencia de 6% a 3%.
Estas buenas cifras, para un sector importante del mundo económico y productivo, se deben al modelo de mercado instalado en Chile desde la dictadura, de la mano de los Chicago Boys y profundizado en los años de democracia.
Sin embargo, el estudio de Fundación Sol, "Pobreza y fragilidad del modelo chileno", realizado por los investigadores Gonzalo Durán y Marco Kremerman, entrega cifras que se distancian bastante de las arrojados por Casen. El informe utiliza la base de datos pública de la encuesta Casen y, al no considerar “los subsidios y transferencias que entrega el Estado”, la pobreza sube de un 11,7% a más de un 15%.
Las cifras reales y más alarmantes, por cierto, provienen del calculo en el índice de pobreza que se realiza sin sumarle “el alquiler imputado”, en cuyo caso la pobreza se dispara a un 26,9%. Estos números, explica Kremerman, se calculan sobre la base del “ingreso autónomo”, el cual es recibido por los núcleos familiares debido a su trabajo, vale decir, un ingreso sujeto a la vicisitudes del sistema de mercado. De acuerdo a este modelo, “prácticamente 3 de cada 10 chilenos(as) no cuenta con los ingresos autónomos para superar la línea de la pobreza respectiva”.
La Fundación Sol, además, realizó el ejercicio de medir la pobreza considerando la Canasta Alimentaria de Calidad (CAC) del Minsal en vez de la Canasta Básica de Alimentos. “Al considerar la pobreza por ingresos autónomos y la CAC, la pobreza llegaría al 41,6%, lo que equivale a 7,3 millones de personas”, señala el estudio de Fundación Sol.
Según el informe, “el objetivo general del siguiente estudio consiste en realizar un análisis de microsimulaciones múltiples que mida el efecto sobre la pobreza. En otras palabras, se toma como punto de partida los diferentes supuestos utilizados en el cálculo oficial de la pobreza en Chile y se procede a modificarlos analizando los impactos”.
En palabras simples, se restan las ayudas subsidiadas por el Estado, ya que para “muchas de las familias es a punta de subsidios que se puede superar la línea de pobreza, que ya es baja”, explica Kremerman. Además, se opta por restar “el alquiler imputado”, que es un monto que se añade a los ingresos de un núcleo familiar en caso de que la propiedad que ocupan sea de su propiedad o se esté en proceso de pago, el cual es calculado sobre la base del valor del arriendo en hogares aledaños.
Según el estudio, “en el caso de una persona sin trabajo, que tiene 65 años, y que es dueño de su vivienda o sigue pagándola vía dividendos, tendrá un ingreso equivalente a lo que se paga en arriendo en el lugar donde vive. Esta persona puede ser que actualmente no tenga dinero ni siquiera para comer, pero en las encuestas aparecerá con un ingreso 'por alquiler imputado' y, si ese dinero es mayor al monto establecido para la línea de pobreza correspondiente a la composición del hogar, se clasificará como una persona 'no pobre'”. En este caso, si una persona gana 500 mil pesos mensuales y vive en una casa propia, aparecerá en la Casen con 800 mil pesos, “porque hay 300 mil pesos que se le imputan (...) y hasta pueden aparecer con un ingreso mínimo y estar sobre la línea de la pobreza”, explica el sociólogo de Fundación Sol, quien agrega que esta “es una metodología que se utiliza a nivel internacional”.
Para los autores del estudio es importante destacar que estos números no significan que el 11,7% “sea incorrecto, sino que no refleja el carácter real de la pobreza”. Además, descartan que haya una manipulación con fines políticos, pero reconocen que puede afectar al país, teniendo en cuenta que es a partir de estas cifras que se define la gran mayoría de las políticas públicas del país. “No estamos diciendo que la metodología está mala, sino que, solamente, teniendo otra mirada la virtud sobre el modelo chileno es distinta”, agregan.
Además, en los últimos años los mismos especialistas de la Casen han apuntado a mejorar la metodología para definir los índices de pobreza, incluyendo el índice de pobreza multidimensional. Además, la encuesta Casen de 2015 establece una distinción entre líneas de pobreza, establecidas sobre la base de la cantidad de personas que habitan el hogar. De esta forma, en hogares compuestos por una persona, la línea de la pobreza se determina en $151.669 y pobreza extrema en $101.113, en tanto que para una casa de cuatro personas la línea de la pobreza se determina en $466.838 y la pobreza extrema en $400.256. Así, hasta llegar a un núcleo de seis personas.