Nota de prensa publicada en ADN Radio el 09 agosto 2023
La investigación realizada por la Fundación Sol reveló ciertos cambios en la comunidad migrante en cuanto al trabajo, estudios y pobreza.
Imagen: Agencia UNO.
La Fundación SOL publicó un nuevo estudio llamado “Trabajo y Migración: Inserción laboral y valor de la fuerza de trabajo en la población migrante” reveló ciertos cambios en la comunidad migrante en cuanto al trabajo, estudios y pobreza.
La investigación, financiada por la Fundación Heinrich Böll, reveló que cerca del 30% de los migrantes en Chile se encuentra en pobreza multidimensional considerando educación, salud, trabajo y vivienda.
Asimismo, el estudio demuestra que la comunidad migrante está más expuesta a condiciones laborales precarias con respecto a los chilenos. Pues una persona no nacida en Chile tiene un 6,8% menos de probabilidad de tener un contrato de trabajo y un 26,6% de probabilidades más de encontrar un subempleo profesional.
A pesar de este factor, las personas extranjeras con empleo han aumentado entre los años 2005 y 2022. Según señala el estudio, el número de personas ocupadas que declaran tener una nacionalidad distinta a la chilena, aumentó en casi 650 mil.
Inserción laboral
Otra de las cifras que incrementó desde 2015 en nuestro país es el empleo, que pasó de 8,4 millones a 8,9 millones. Según los expertos, esta variación se explica por la irrupción del empleo migrante que pasó de 354 mil en 2015 a 994 mil personas en 2022.
Aun así, las mujeres se encuentran en desventaja con respecto a los hombres en cuanto a la inserción social. Pues en los hombres dicho fenómeno aumentó en un 224% mientras que las trabajadoras migrantes en un 140%.
Al respecto, Gonzalo Durán, investigador de Fundación SOL y profesor asistente de la Universidad de Chile explicó que el comercio, las industrias manufactureras, alojamiento/comida y transporte son las cuatro áreas más explotadas por los migrantes.
“Estas 4 ramas absorben prácticamente el 60% de todo el empleo de la población inmigrante entre 2017 y 2022. El sector que más incrementó su importancia relativa en la población inmigrante fue transporte y almacenamiento seguido por las actividades de alojamiento y servicios de comida” señaló.
Nivel educativo
Otro aspecto que llama la atención en los empleados extranjeros es su elevado nivel educativo, a diferencia de los empleados chilenos. Pues en 2022, el 38,6% de los migrantes poseía credenciales de educación superior, incluyendo post títulos, maestrías y doctorados. En el caso de los chilenos, solo un 28,6% de la población trabajadora tiene una profesión.
Sin embargo, aunque la cantidad de años de escolaridad de los extranjeros sea superior, esto no se traduce en mayores ingresos, a diferencia de las personas nacidas en Chile.
“Si observamos a los no migrantes con 12 años de escolaridad, su promedio de ingresos es de $445.878, con 14 años sube a $638.470 y con 16 a $977.016. Sin embargo, la mayor cantidad de años de escolaridad que traen las y los trabajadores inmigrantes no se traducen en mayores ingresos. Así por ejemplo, con 16 años de escolaridad la población migrante recibe en promedio $612.674, esto equivale a un 37,3% menos comparado con la población nacida en Chile con igual cantidad de años de escolaridad“, señaló Andrea Sato, investigadora de Fundación SOL y coautora del estudio.
Hacinamiento y pobreza
Según los datos entregados por la CASEN, los extranjeros reciben un sueldo inferior en un 15,4% con respecto a los chilenos. Esto, junto a los factores ya mencionado, hace que exista mayor pobreza monetaria en la comunidad migrante, que corresponde a un 11,3% versus un 6,08% de la población nacional.
De acuerdo a los datos recién entregados por la CASEN, en 2022 ,el promedio de ingresos que percibían los y las trabajadoras nacidas en Chile es de $742.544, mientras que las y los ocupados migrantes promediaron una suma de $628.223, es decir un 15,4% menos.
Asimismo, los porcentajes de pobreza extrema de los migrantes alcanzan el 3,9% de la población, mientras que los chilenos en esta situación son solo un 1,8%.
El informe también entrega una radiografía regional, en donde se detectan brechas significativas en la región de Tarapacá, ya que la población no migrante presenta una tasa de pobreza de 18,4% y la migrante de un 51,4%.
La vivienda es una de las dimensiones de la pobreza más preocupante, considerando el indicador hacinamiento, que alcanza un 16% en los hogares de migrantes.
“Uno de los objetivos del estudio fue evidenciar la profunda fractura social que produce un modelo que solo busca extraer más valor a costa de las crisis que el mismo modelo ocasiona. “El capital busca precarizar las condiciones de trabajo y de vida en general, para extraer una mayor plusvalía y así aumentar su tasa de ganancia. Los mecanismos de discriminación y exclusión para la población migrante se vuelven funcionales a un sistema que busca expoliar el trabajo y entiende que una masa de trabajadores vulnerables con necesidades de ingresos autónomos es una población perfecta para aquello” , concluyó Andrea Sato.