Publicada en El Mostrador el 17 de diciembre de 2020
Fernando Lasalvia se encerró un mes en una pieza de Villa Portales, sobreviviendo únicamente con la caja entregada por el Gobierno y el Ingreso Familiar de Emergencia. Su registro aborda las negligencias de las autoridades y las profundas diferencias entre clases sociales. La película está en la plataforma del Centro Arte Alameda.
Sebastián Piñera habla por teléfono con el presidente de China para expresarle su solidaridad y ofrecerle la ayuda de médicos chilenos para la batalla en contra del coronavirus, sin sospechar que el COVID-19 llegaría a nuestro país. Así comienza Distancia Social, el agudo documental de Fernando Lasalvia que se estrenó en Centroartealameda.tv, la plataforma SVOD del Centro Arte Alameda que cada semana suma un nuevo título a su gran colección de películas.
Ese inicio, que también incluye declaraciones del exministro de Salud, Jaime Mañalich, además de otros funcionarios del Gobierno, demuestra la ceguera de las autoridades en medio de la pandemia. Lasalvia pasa de esa introducción, basada en los medios, a su propio experimento: entre mayo y agosto, se trasladó a una pieza en la Villa Portales para vivir únicamente con la caja de alimentos entregada por el Gobierno y los 65 mil pesos del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE).
Mientras vive en una pieza arrendada, el realizador recorrerá las calles de la Región Metropolitana recogiendo testimonios en una ciudad que parece sitiada por una de las cuarentenas más largas del mundo en ese momento, pero que en la realidad desborda mala organización, desigualdad y segregación. Cuando algunos pueden quedarse en sus casas, protegiéndose del virus, otros deben salir a la exposición para alimentar a sus familias, la mayoría de ellos sin recibir ninguno de los beneficios del Gobierno.
"Está claro que no estoy descubriendo nada nuevo. No se trata de decir 'oye, esta es una realidad nueva y la estoy mostrando'... Es como hablar que el estallido social se generó por la subida del pasaje del metro como si nada hubiera pasado antes. Esta vez fue el COVID y decidí registrar este período donde esta realidad se vio más visible. Pero todo es parte de algo que se viene arrastrando durante décadas, de una ciudad segregada, donde la elite dicta las normas para sus compañeros de colegio, pero no conoce la realidad de ese otro, de ese otro que escucha que pasan atrocidades en sus barrios", comenta.
Agudizar los problemas
El documental quiere proponer la tesis de que la pandemia provocó la distancia física, sin embargo, la distancia social en Chile ha existido durante décadas.
“La llegada del COVID-19 solo vino a agudizar y visibilizar los problemas que nuestro país ya tenía, una realidad profundamente desigual que los medios de comunicación ignoraron por décadas”, explica su director.
Distancia social, definido por el autor como un “registro a lo gonzo” (apuntando al periodista Hunter S. Thompson, cuyo documental Gonzo también puede verse en la plataforma), analiza la desigualdad desde varias aristas.
Y suma opiniones críticas de entrevistados como la periodista Alejandra Matus; el presidente ejecutivo de Espacio Público, Diego Pardow; el economista de la Fundación Sol, Marco Kremerman; el líder social de Villa Portales, Mario de la Maza; y el empresario Roberto Fantuzzi, entre otros.
Diferencia de clases
Anteriormente, Lasalvia dirigió el cortometraje Edgar (2008) y el largometraje El incontrolable mundo del azar (2012), cintas que poseen más un tinte de comedia.
"Aunque haya sido no tan directo el vínculo con películas anteriores, el tema de diferencia de clases en Chile es algo que siempre me ha parecido muy particular. De hecho en El incontrolable mundo del azar, la idea de incluir un niño que nace hablando alemán como orgullo de la familia, tiene que ver un poco con esas ganas de Chile de no ser sudamericano y que ojalá esta franja alguna vez se pegara a Europa o Estados Unidos", comenta el realizador.
En ese sentido, su intención fue dejar de mostrar "esa postal de Chile con Sanhattan, con tecnología, ese oasis del que hablaba Piñera pocos días antes del estallido Social".
"Siempre se habla del 'otro Chile' cuando se señala la pobreza y problemas sociales. Pero finalmente cuando se habla de otro es de una minoría. Finalmente, nos damos cuenta que el 'otro Chile' es la elite, que es la minoría que está tomando las decisiones por una gran mayoría de un país que ni siquiera conoce su realidad. Por eso que lo primero que apareció fue el concepto que la distancia social en Chile había existido siempre y que el COVID solo trajo la distancia física. Ese fue nuestro punto de partida para comenzar a grabar todo. Y fue una pregunta transversal que se les hizo a todos los entrevistados: ¿Qué es para ti la distancia social?".
En primera persona
Lasalvia también dice que quiso hacer un documental "a lo gonzo" porque –a su juicio– el documental en primera persona tiene la particularidad de mostrar elementos vivenciales cotidianos, que terminan siendo un reflejo íntimo y más real de lo que se expone a nivel macro.
"Las cifras expuestas en la TV, los planes de Gobierno, parecen ver a Chile siempre bien, casi como un ejemplo de manejo social de la pandemia. Entonces, ¿cómo uno se da cuenta de si eso que anuncian está o no pasando? Si lo único que se ve son anuncios de bonos, cifras, autoridades sacándose selfies mientras entregan alimentos, micros que supuestamente eran sanitizadas. ¿Qué pasaba con las horas punta del metro?", se pregunta.
"En este caso particular, sentí que era un momento que necesitaba ser registrado en la calle, con la opinión de quienes precisamente no estaban siendo escuchados en los medios tradicionales y particularmente en la TV. Los supuestos porfiados que salían, finalmente, porque no les quedaba otra. Y quienes eran los supuestos beneficiados de los planes del Gobierno que nunca llegaron".
"No erís paco"
Lasalvia enfrentó varias dificultades a la hora de filmar. Una fue las restricciones del Gobierno que hubo con los medios independientes durante la pandemia, además del toque de queda.
"Y era parte de la lógica que ojalá salgan a reportear y estén en la calle quienes puedan replicar el discurso oficial. Por eso se veía en la tele: 'Anoche salimos con Carabineros a fiscalizar a los porfiados'. Entonces, ¿cómo cresta vai a denunciar el abuso policial si como medio saliste como amiguis de los pacos la noche anterior en su cuca?".
El director comenta que el abuso policial cotidiano es "tremendo". "Hablo más allá del abuso horroroso que hemos visto en las marchas. Hablo de carabineras y carabineros encubiertos persiguiendo diariamente a pobladores, al ambulante, a la señora que vende lechugas, mientras por otro lado escoltaban las marchas del Rechazo con gente que caminaba con bates de béisbol", cuestiona.
"Eso es algo que no tenía originalmente pensado incluir en el documental, pero tuve que hacerlo debido a la gran cantidad de personas de todas las edades que entrevistaba en la calle que, por un lado y otro, se le salía espontáneamente la palabra 'paco' y 'abuso'. De hecho, la gente al verme con mascarilla y una cámara lo primero que me decía era 'oye, pero no erís paco, ¿cierto?'. Luego tenía que aclarar que tampoco el material era para la tele. Y ahí recién accedían a hablar".
Viviendo en Villa Portales
Un escenario clave en el documental es la Villa Portales de Santiago, donde Lasalvia arrendó pieza en un departamento para el desafío que se planteó de vivir con la caja que entregaba el Gobierno.
"La Villa Portales tiene esa característica particular que fue una vivienda social creada en los 60, antes del neoliberalismo brutal, desde la universidad con educación gratuita y no desde la economía inmobiliaria. Con departamentos de un metraje digno, un paño central con plazas, parques, huerto comunitario y todos los elementos para realizar vida en comunidad como una villa. Mientras al frente se ven los llamados guetos verticales, que son un reflejo de la visión económica por sobre la social", explica.
Para él, eso también es un reflejo del discurso gubernamental durante la pandemia, donde la frase salvar la economía y los intereses económicos de sus pares empresarios están por sobre todo.
"La compra de alimentos para la caja fue hecha a grandes cadenas de supermercados, se arrienda el Espacio Riesco, se defienden las AFP con uñas y dientes... todo es como un constante loop donde nos cagan permanentemente y se benefician unos pocos que al final concentran el poder económico, social, político, policial y militar. Y estamos tan acostumbrados a ese abuso, que cuando pasa algo como el retiro del 10% de la AFP, que es un mínimo acto de justicia frente a la desprotección, lo celebramos como un triunfo. Y cuando se despide con honores a Rozas, mientras el Presidente habla de niños accidentados o un diario titula que Orpis fue un político ejemplar, o el intendente habla de los derechos humanos de los buses, ni siquiera nos sorprende, porque es parte de ese loop permanente de un discurso de abuso", remata.
"Vivimos como el señor Barriga entrando a la vecindad: uno sabe que le van a pegar, pero no sabe cómo va a ser esta vez. Creo que la gracia del documental es que recopila varios de estos elementos de la memoria y de este loop constante donde nos pegan y pegan igual, pero con algo nuevo o de una forma nueva, mientras por otro lado dan discursos con aires triunfalistas sobre un Chile ejemplo mundial".
Sin embargo, también hubo otra conclusión.
"Chile cuenta con un capital humano tremendo, donde nos ayudamos, surge solidaridad y organización entre vecinas y vecinos, donde el pueblo se ayuda entre sí", subraya.
"Lamentablemente eso se genera por una tremenda desigualdad y desprotección por parte del Gobierno. Y lo peor es que los medios tradicionales y la TV, romantizan esa realidad solidaria y de organización territorial. La realidad es que tenemos un tremendo capital humano, vínculos maravillosos entre la gente, pero las razones para que exista ese capital humano, como son la desprotección, abuso y desigualdad, son horribles. Es como decir: 'No nos queda otra que organizarnos entre nosotros'", concluye.