Las declaraciones del presidente se enmarcan en la antesala del 1° de mayo y en una ofensiva comunicacional del gobierno para difundir los éxitos de su gestión. Es así, como una vez superada la barrera de entrada de insistir en el aumento del empleo, se ha dado el siguiente paso a dar cuenta de la calidad de éste. El presidente se la juega además por una definición del concepto de calidad: contrato indefinido, cotización de salud y previsión con acceso al seguro de desempleo.
En Fundación SOL, justamente se ha construido el Índice de Empleo Protegido, el cual incorpora las mismas variables que el presidente ha utilizado para hablar de calidad, y en relación a ello, se aprecian ciertas discrepancias y matices sobre la calidad de los mismos.
Como primera aclaración, sólo el 62% (439 mil) de la variación del total de ocupados (711 mil) corresponde a un empleo con contrato escrito, indefinido, liquidación de sueldo y cotizaciones para pensión, salud y seguro de desempleo. Para el trimestre diciembre-febrero 2012 sólo un 39,8% del total de ocupados y un 52,7% de los asalariados presentan un empleo protegido. De hecho, en relación a 12 meses atrás (diciembre-febrero 2011) la protección del empleo asalariado ha disminuido en 0,4 puntos porcentuales (53,1%).
Como segunda aclaración, no sólo no es la gran mayoría la que no está plenamente protegida según las condiciones mencionadas, sino que también existe un 20,5% del empleo asalariado que no tienen contrato laboral, lo que equivale a 1.184.052 personas. Es decir, son asalariados que se encuentran subordinados en su lugar de trabajo pero que no son reconocidos como dependientes por medio de un contrato laboral.
En línea con lo anterior, el 61% de la variación de los asalariados en los últimos 23 meses (lo que equivale a 330 mil personas), corresponde a la modalidad de subcontratación, servicios transitorios y suministro de personal y enganchadores. Esto es una señal de mayor precarización e inestabilidad en el mundo del trabajo, dado que este tipo de empleo, percibe una remuneración promedio 31% más baja que quienes son contratados directamente (Con datos de la Nueva Encuesta Suplementaria de Ingresos del INE, 2010).
Por lo tanto, un empleo asalariado en Chile no da cuenta automáticamente de un empleo de calidad y digno, así como tampoco un contrato escrito es condición suficiente para hablar de “empleos de verdad”.
Como tercera aclaración, el 25% de la variación de los 711 mil empleos son trabajos “por cuenta propia”, “personal de servicio doméstico” y “familiar no remunerado”, es decir, que no están vinculados necesariamente a políticas o planes de empleo del gobierno y que no están cubiertos por los sistemas de protección clásicos del trabajo.
El 76% de la variación del período de los/as trabajadores/as por cuenta propia es de jornada parcial y un 78% corresponde a trabajadores de baja calificación. Por lo tanto, no se trata de emprendimientos robustos ni profesionales independientes.
“Por último, actualmente existe una gran deuda con los trabajadores respecto de sus derechos colectivos, condición necesaria para hablar plenamente de un empleo de calidad. En Chile sólo el 13,9% se encuentra sindicalizado y el 10% está cubierto por algún instrumento colectivo, lo cual es fruto de una institucionalidad laboral que restringe severamente los derechos de negociación colectiva y huelga. Esto trae como resultado que no se distribuya efectiva la riqueza en las empresas y que sean poco efectivos los canales de participación de los trabajadores en la definición de mejores condiciones laborales en general.”
La variación de los 711 mil empleos presenta matices y realidades que no son posibles de dejar de lado para un diagnóstico tan rotundo de plantear como calidad y dignidad, ya que no son las cifras las que sufren si esto no se cumple, son los hogares de quienes trabajan los que viven esta realidad que las cifras se niegan a ofrecer.
Publicada en El Dínamo, 26 de Abril de 2012