Por Alexander Paez, sociólogo Fundación SOL
La crisis financiera que hoy vive Europa aún no ha llegado a nuestro país. ¿Significa esto que tenemos un modelo ejemplar? Las encuestas parecen decir lo contrario y la precaria situación de millones de trabajadores en Chile habla que nuestro modelo capitalista está lejos de ofrecer soluciones.
Al igual que en todo el mundo, Chile muestra síntomas de gran malestar social. Según la última CEP, el 73% de los chilenos está enojado o muy enojado con la actual situación del país. ¿Se trata tan sólo de un problema comunicacional del gobierno, o más bien responde al mismo descontento que dio origen a las movilizaciones estudiantiles?
Para el Ministro de Hacienda, Felipe Larraín, todo lo que está sucediendo en el viejo continente “es una lección para aquellos que creen que todo se arregla con gasto público”, recalcando que “Chile nunca se desarrolló como lo ha hecho bajo el modelo de economía social de mercado en las últimas tres décadas”.
Estas declaraciones apuntan a que Chile es un país ejemplo ante el mundo, pues nuestro “neoliberalismo adaptado” sería la gran vía de escape a la crisis económica. Pero ¿por qué entonces los chilenos también están indignados?
Ante el malestar global, es bueno volver los ojos a Europa en el contexto de la crisis económica que vive actualmente, ver sus causas, consecuencias y posibles salidas.
En Europa, las interpretaciones ante esta crisis, difieren del Ministro de Hacienda y varían según la tendencia política. El diario liberal inglés The Financial Times apunta a la función que han cumplido los bancos en toda la crisis, precisando que estas instituciones nacieron con fines muy distintos y que su crecimiento y alcance social desbordó toda predicción. De este modo, la regulación de estas instituciones sería el antídoto a todos los problemas.
En tanto, el diario de tendencia socialdemócrata El País plantea la crisis europea en función de los excesos que la misma élite política y económica ha producido en desmedro del resto de la población. En palabras del multimillonario Warren Buffet, “sigue habiendo lucha de clases, y la están ganando los ricos”.
Si bien la crisis financiera no ha tocado a Chile de forma tan escandalosa como a Europa, la última encuesta CEP revela que la gente, aún así, no está contenta. Es por esto la necesidad de revisar nuestra escena local, tan inserta en el modelo capitalista, de manera de “sincerar” temas fundamentales como la enorme desigualdad, tanto a nivel de ingresos como de condiciones de vida.
En agosto del año pasado, se publicó el Informe sobre Condiciones de Salud de la Encuesta Nacional de Trabajo y Salud (ENETS), preparado en conjunto por el Ministerio de Salud, la Dirección del Trabajo y el Instituto de Seguridad Laboral (ex INP). En él se muestra que quienes tienen significativamente mejores indicadores de salud son los Empresarios y los Gerentes Expertos, seguidos de los Trabajadores Expertos y de los Obreros Semi-Calificados. Tal como se plantea en sus conclusiones, “queda claro que la salud de la clase capitalista depende o está asociada a la peor salud de la clase social trabajadora”.
Según este informe, las clases sociales que más han consumido medicamentos son el Proletariado Informal Restringido (33,5%) y Ampliado (26,6%), además del Proletariado Formal (28,2%). Mientras, las clases sociales que han declarado consumir menos medicinas o sustancias fueron los Empresarios (7%), los Gerentes Expertos, Obreros Semi-Calificados y Supervisores Semi-Calificados.
Lo que muestran estas cifras es que, a menor rango, mayor es la explotación, la cual está asociada a mecanismos de control y autoridad. Por tanto, son los trabajadores con menor calificación los que reciben bajos salarios y un mal sistema de salud, asumiendo los costos de la producción, que se traducen en pobreza y peor calidad de vida.
Esto significa, al contrario de lo que plantea el ministro Larraín, que la población explotada percibe un mayor conflicto social, considerando que el 95% del proletariado, tanto formal como informal, gana hasta 350 mil pesos, y que 1 de cada 4 de ellos cree que existe alta tensión entre empleadores y trabajadores al interior de la empresa.
En cambio, de la clase social privilegiada -de la cual proviene el Ministro Larraín y que en parte explica su optimismo- sólo el 13% de los Gerentes Expertos cree que existe tal tensión, y aún más, sólo el 1% del Gran Empresariado así lo percibe.
Es así como, más que dar recetas o plantearse como ejemplo, la clase política debería tomar más en serio la discusión europea y los datos de nuestro país, si es que desea seguir vociferando que Chile es un modelo para el mundo.
Publicado por El Dínamo