La mantención de las 45 horas semanales, el aumento de la extensión de la jornada laboral y la promoción de la negociación individual por sobre la colectiva, aparecen como los principales cambios adversos para los trabajadores.
Publicado por Kaos en la Red, el 6 de mayo de 2019.
No bien el Gobierno anunció su proyecto de “modernización laboral” el pasado jueves y las críticas comenzaron a aparecer y a desarmar el supuesto objetivo central de la iniciativa, el de “adaptar mejor las jornadas laborales, de forma tal de que se puedan conciliar, de mejor manera, con el mundo de la familia, del deporte, de la cultura, de los amigos y de lo que las personas quieran hacer con su tiempo libre”, como señaló el Presidente Sebastián Piñera al momento de presentarlo en La Moneda.
Y uno de los cuestionamientos que más se reitera es justamente el que tiene que ver con el que se suponía iba a ser el cambio ‘estrella’ en la reforma del Ejecutivo: la posibilidad de reducir a 4 días las jornadas semanales para poder “descansar” las otras 3. En ese sentido, la principal crítica tiene que ver con que esto terminaría por generar una suerte de sobrecarga diaria para los trabajadores, considerando que -de acuerdo a lo que se ha informado- no se establece una modificación en el límite permitido de horas laborales por día.
“Es pasar horas de trabajo de un día a otro”
Así lo expusieron por ejemplo desde la Fundación Sol. “Se dice que este proyecto es para que los trabajadores y trabajadoras tengan más tiempo para la familia, el deporte y la cultura, pero como no hay cambio en la jornada máxima, en el fondo es pasar horas de trabajo de un día a otro”, señaló la organización.
Yeomans advirtió también que esta nueva modalidad afectaría “especialmente a las mujeres, recargándolas a una doble, triple jornada laboral, que ya las tiene agotadas”.
Algo en lo que reparó también su compañera frenteamplista, la diputada RD Maite Orsini, quien recordó la realidad que viven muchas personas que en nuestro país desarrollan paralelamente labores de dueñas de casa. “En vez de promover una doble jornada, en la empresa y en la casa, para millones de mujeres, debemos apuntar a terminar con la vergonzosa cultura de la invisibilización y avanzar hacia el reconocimiento económico y previsional del trabajo de cuidados que hoy no es remunerado y que los sectores conservadores prefieren llamar ‘amor’ para que así no se vea la injusticia y abusos que implica”, apuntó la parlamentaria.
Lo colectivo versus lo individual
Desde la Fundación Sol apuntaron que “En el proyecto de modernización laboral hay una visión de individualizar las relaciones de trabajo versus la noción colectiva. Probablemente esta reforma va a seguir disminuyendo el poder negociador de los sindicatos”, señalaron.
Orsini añadió por su parte que en ese escenario, “cuando no hay igual poder negociador entre las partes (…) la supuesta flexibilización se convierte en precarización”. Al respecto, la Fundación Sol acotó que “ya existe suficiente flexibilidad en el mundo del trabajo. Actualmente existen casi 800 mil personas subempleadas y más de un millón de falsos asalariados”.
“El interés de los grandes empresarios como objetivo”
Son principalmente estos cuestionamientos los que finalmente han llevado a que al proyecto de “modernización laboral” se le califique como “pro empresariado”. “El Gobierno dice que la reforma es para adaptarse a las necesidades de los trabajadores y trabajadoras, pero lo cierto es que es para adaptarse a las necesidades de las grandes empresas”, acusaron desde Fundación Sol.