Cem y Fundación SOL cierran exitoso proyecto de formación sindical
Por Valentina Doniez y Karina Narbona*/Investigadoras de la Fundación SOL Es reconocido por todos que el actor sindical ha perdido la fuerza social que tenía hace 40 años. Esto, debido a diversas transformaciones estructurales en el mundo del trabajo, al contexto histórico y también a déficit internos de las organizaciones. Frente a esta situación existen diversas opiniones sobre el quehacer y el rol que le cabe al sindicalismo en nuestra sociedad. Hay quienes abogan por un sindicato encerrado en la empresa y que ni siquiera cuente con la interlocución única. Desde la Fundación SOL, en cambio, consideramos fundamental fortalecer a las organizaciones de trabajadores si queremos tener una sociedad verdaderamente democrática. No basta con enarbolar los conceptos de diálogo social, participación y justicia social, si no generamos estrategias para que sean los mismos trabajadores los que se apropien y exijan colectivamente esos principios. En este contexto, durante 2 años se realizó un proyecto de formación sindical  llamado “Escuelas de Formación Laboral y Sindical para el Diálogo Social. Género, Empoderamiento y Liderazgo”, liderado por la Fundación Centro de Estudios de la Mujer (CEM) y cofinanciado por la Unión Europea, donde la Fundación SOL participó como colaboradora. Se trató de un ambicioso proyecto que combinó la formación con acciones de incidencia, involucrando activamente a los participantes y generándose también interesantes debates políticos. El pasado lunes 22 de Noviembre se realizó la jornada de clausura, donde se estimuló el debate entre dirigentes sindicales, profesionales y estudiantes en torno a 3 ejes, con más de 50 asistentes que participaron muy activamente en cada una de las mesas. La primera mesa trató sobre los desafíos y estrategias del sindicalismo actual. En primer lugar, se consensuó el necesario énfasis transformador que debe tener el sindicato y su vocación política (no necesariamente partidista). Por otra parte, se habló del factor cultural y de la necesidad de fomentar una cultura sindical en la sociedad, reflexionando sobre el uso del lenguaje, educando a los socios/as e involucrando a la familia. También se señaló la importancia de democratizar las organizaciones y de criticar abiertamente a aquellos dirigentes que utilizan el sindicato para fines personales. Por último, se habló de la importancia de generar redes y coordinación entre los dirigentes y con otras organizaciones, compartiendo estrategias y debatiendo. La segunda mesa desarrolló la problemática de género en el sindicalismo y el mundo del trabajo. Se realizó un diagnóstico de la situación actual de las mujeres en cuanto a sindicalización y sus problemáticas laborales específicas, en donde se analizaron denuncias a la Dirección del Trabajo. Se debatió luego sobre los liderazgos femeninos al interior de las organizaciones y su relación con los pares hombres y la división sexual de tareas al interior del hogar. El tema de la familia cobró gran relevancia ya que se señaló que es allí donde se generan los roles de género y la repartición de tareas, que es crucial para que la mujer pueda desarrollarse en otros ámbitos. En la tercera mesa se habló de la formación sindical, a partir de la experiencia concreta que se había desarrollado en el proyecto “Escuelas de Formación Laboral y Sindical para el Diálogo Social. Género, Empoderamiento y Liderazgo”. Junto con eso se tematizó el boom de formación sindical generado hace un par de años y la importancia de identificar la orientación de estos cursos. Ésta se relaciona directamente con el tipo de dirigente y de sindicalismo que se quiere generar. También se señaló que existirían diversos niveles de formación, algunos más focalizados en la entrega de conocimientos básicos y otros más avanzados, pero que todos son necesarios. Los asistentes plantearon la importancia de la formación en el ámbito sindical y se mostraron muy interesados en la experiencia concreta del proyecto. ** Valentina Doniez y Karina Narbona son licenciadas en Antropología y fueron las encargadas de coordinar este proyecto de formación sindical, como parte de la Fundación Centro de Estudios de la Mujer (CEM).