Que Chile es uno de los países más desiguales del mundo no es un misterio para nadie. El Banco Central acaba de lanzar un informe que respalda esa repetida consigna: un 72 por ciento de la riqueza del país es concentrada únicamente por el 20 por ciento más rico.
Según revela el estudio Distribución de riqueza no previsional de los hogares chilenos, elaborado por los economistas Felipe Martínez y Francisca Uribe, quinto quintil –el más rico- posee altos niveles de dispersión. Esto quiere decir que las mayores diferencias en riqueza se concentran también entre los hogares más ricos de la población, evidenciando una diferencia significativa con los otros cuatro quintiles, que presentan niveles de dispersión bajos, y dando cuenta de que dentro del quintil más rico existe un porcentaje reducido que dispara las cifras.
Así, el estudio afirma que “el resultado descrito habla de una fuerte concentración de la riqueza entre los hogares chilenos”. A pesar de eso, las cifras mundiales no son mucho más alentadoras. El estudio también menciona que el 10 por ciento más rico a nivel global acumula un 71 por ciento de la riqueza mundial y que la concentración de riquezas de Chile puede compararse con la de Alemania, Austria y Estados Unidos, países en donde el 20 por ciento también mantiene más del 70 por ciento.
Marco Kremerman, economista de Fundación SOL, señala que las cifras entregadas no consideran las políticas que cada Estado tiene para que las diferencias de riqueza disminuyan su distancia: “Esto es solamente un indicador de riqueza. Después hay distintas instituciones en cada país que permiten que los hogares que tienen menos riqueza puedan vivir mejor. Sería interesante comparar aquellos países que presentan un nivel de concentración un poco más alto de Chile, pero comparar tramos más pequeños. ¿Qué pasa con el 5 por ciento más rico? Ahí podría cambiar la posición de Chile”.
En la misma línea, Manuel Riesco, economista del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (CENDA), afirma que la evaluación por quintiles no aplica dada la dispersión previamente mencionada: “En otros países no se usa esa forma de evaluarlo porque se ha demostrado que, en la realidad, la distribución hay que verla entre el 1 y 99 por ciento. Los quintiles son quintiles de ingreso, entonces no reflejan la distribución de quiénes se quedan con el grueso de los ingresos y de la riqueza, porque el 1% siempre se queda afuera de las encuestas de ingreso”.
Por otro lado, el 20 por ciento menos rico presenta niveles de riqueza nula o negativa. Dentro de ese quintil, el 83 por ciento de los hogares muestra una riqueza negativa, mientras que el restante posee una riqueza nula.
El estudio, asimismo, da cuenta de que el valor del índice de Gini para la riqueza neta de los hogares chilenos alcanza un valor de 0.73 producto de las enormes distancias en la distribución. Según se explicita en el texto, a la literatura asume que un índice superior al 0.50 representa situaciones de alta desigualdad, por lo que las cifras en Chile son alarmantes en esta materia.
Kremerman apunta, como solución para acortar tales distancias a políticas laborales y tributarias: “Si se va generando riqueza en los espacios productivos y esa riqueza no chorrea porque los trabajadores no tienen poder, porque no hay derecho a huelga efectivo, donde no hay sindicatos fuertes, en general es muy probable que las riquezas tiendan a concentrarse. Un segundo factor son las políticas tributarias. Cuando rompes todos los espacios de elusión y de beneficio para los más ricos también puedes ayudar a que exista menos concentración de la riqueza”.
El estudio concluye que “al evaluar la relación entre la distribución de riqueza y la distribución de ingreso encontramos que la riqueza presenta una distribución más desigual que el ingreso. Además, mostramos que no existe una relación fuerte entre la riqueza y el ingreso para la mayor parte de los hogares”.
Además, sostiene que la distribución de la riqueza presenta características distintas a la distribución del ingreso, y desliza que es este precisamente un tema que no ha sido abordado en otros estudios.