Publicada en Radio Universidad de Chile el 19 enero 2017
Por Marco Kremerman, investigador Fundación SOL
Gracias a las masivas movilizaciones sociales convocadas desde la Coordinadora Nacional de Trabajadoras y Trabajadores No +AFP, hoy en Chile estamos debatiendo sobre la crisis de nuestro particular sistema de pensiones y las alternativas que podrían barajarse para reemplazarlo por otro, cuyo objetivo político central sea pagar pensiones suficientes para vivir.
Quienes defienden el sistema de AFP, sostienen que Chile tiene un Sistema Mixto, porque desde el año 2008 existe un esquema estructurado de asistencia social, llamado pilar solidario que paga (a partir de enero de 2017) una pensión básica solidaria de $102.897 (monto que se encuentra $242 por debajo de la línea de la extrema pobreza para hogares unipersonales) para quienes pertenecen al 60% más pobre y un aporte previsional solidario para mejorar las pensiones menores a $304.000. No obstante, esto es incorrecto, ya que los sistema mixtos se llaman así porque en el pilar contributivo pueden coexistir el reparto (el total o parte de las cotizaciones de los trabajadores se ocupan para pagar las pensiones de quienes se jubilan) y la capitalización individual.
Existen los sistemas mixtos complementarios, como es el caso de Uruguay, Suecia o Costa Rica, donde aproximadamente un 80% de la cotización va a un fondo colectivo de reparto y un 20% a cuentas individuales, o los sistemas mixtos opcionales, donde el cotizante puede elegir si su cotización se va al reparto o a cuentas individuales, como es el caso de Perú, Colombia o Eslovaquia. Vale decir, estos sistemas no tienen nada que ver con el caso chileno.
Por otro lado, los defensores de las AFP señalan que este sistema es uno de los mejores del mundo por la rentabilidad que se ha obtenido para los fondos que administran (la cual va en caída libre) y por el dinamismo que ha generado para el mercado de capitales en Chile, sin embargo, se omite el tema de fondo: la pensión promedio que pagan las AFP y Compañías de Seguro se ubica actualmente en torno a los $200.000 y las tasas de reemplazo (cuánto obtendré como pensión en relación al salario que ganaba) proyectadas para los próximos años para quienes cotizaron en promedio 30 años, será menor al 22% para la mitad de quienes se ubican en este segmento. Por tanto, estaríamos hablando de un curioso sistema “exitoso” que paga y pagará pensiones miserables.
Entonces, ¿Cuál es el Sistema de Pensiones que tiene Chile?
La formación de la seguridad social, tal como la conocemos el día de hoy, es el resultado de un prolongado proceso que se extiende desde los inicios del siglo XIX hasta la actualidad. Se podrían distinguir tres etapas durante el proceso de formación histórica del sistema de seguridad social: i) Mecanismos débiles e incipientes; ii) Los Seguros Sociales y iii) La Seguridad Social.
Al iniciarse la revolución industrial en Inglaterra, los trabajadores, junto con soportar largas jornadas de trabajo y percibir salarios miserables, se encontraban en total desamparo frente a los riesgos y contingencias sociales. La asociación de trabajadores y la huelga no estaban permitidas y los empleadores no estaban obligados legalmente ni sentían el deber moral de solventar los gastos de enfermedad y accidentes de trabajo.
Bajo este contexto, la única herramienta para hacer frente a las contingencias eran sus bajos salarios, por ello, muchas veces tenían que incorporarse al trabajo de la fábrica sus esposas y sus hijos menores.
Aún así, este mecanismo resultaba totalmente insuficiente para cubrir los gastos asociados a tales contingencias, por tanto, progresivamente, fueron surgiendo los primeros sistemas de protección, como el ahorro privado, la mutualidad, el seguro privado, la beneficencia y la asistencia social.
El ahorro privado, consiste en una acción de carácter individual, en la que está ausente el principio de solidaridad y que sólo pueden realizar aquellas personas que sus ingresos les alcanza para cubrir sus gastos básicos, por tanto tuvo y tiene un alcance residual cuando priman los bajos salarios.
El mutualismo, corresponde a asociaciones de personas vinculadas a un oficio o profesión tales como jueces, comerciantes, artesanos y profesores, donde cada uno de sus miembros realiza un aporte a una caja común para asumir distintos riesgos y contingencias sociales, como la enfermedad, vejez, invalidez y muerte. A comienzos del siglo XIX, funcionaron en forma clandestina y luego pudieron tener existencia legal y personería jurídica. El mutualismo se basa en el principio de la solidaridad y por tanto no existe el fin de lucro y a pesar de que tuvo un radio de acción acotado, dado que podía entregar pocas y exiguas prestaciones en tiempos de carestía, sus principios han servido de base de lo que hoy conocemos como seguridad social.
El seguro privado, es un contrato de derecho privado, en donde el asegurado paga una prima, cuyo valor se estima en función del riesgo asumido por la aseguradora, la cual, ante el suceso de un evento catastrófico incierto, debe responder financieramente ante el asegurado. Surge a fines del siglo XIX y no incorporan el principio de la solidaridad. A pesar de que no constituyen una solución masiva, debido a que sólo pueden pagar estas primas aquellos trabajadores que cuentan con los ingresos suficientes, sí pasan a ser un antecedente de los seguros sociales en sus aspectos procedimentales.
La Asistencia Social, en un comienzo tuvo su fundamento en la caridad, la filantropía y en la beneficencia, muy vinculado a la Iglesia católica. En general, la asistencia pública, aunque asegure derechos para algunas personas, entrega prestaciones mínimas e insuficientes y genera dependencia y estigmatización, en la medida que se debe rendir “la prueba de la necesidad” para acceder a los beneficios.
Luego de esta fase donde se desarrollaron estos mecanismos débiles e incipientes de protección, el mundo comprendió “a la fuerza” que la mejor forma de enfrentar las contingencias e incertidumbres es de manera colectiva y por ello nace el seguro social que cubre a todos los trabajadores asalariados y sus familias y posteriormente la seguridad social que cubre a todos los ciudadanos de un territorio.
El actual sistema de pensiones chileno construido en dictadura con un ejército de retroexcavadoras, se basa en el ahorro privado “obligatorio” (las AFP) y la asistencia social donde usted debe demostrar que “es pobre” (El Pilar Solidario). Por tanto, el modelo chileno es una combinación de dos respuestas de sobrevivencia que se desplegaron en el Siglo XIX. Es la hora de ponernos al día y transitar a un Sistema de Seguridad Social, sino jamás se podrán pagar buenas pensiones.